Contra todo pronóstico, dos de las propuestas más interesantes de la sección oficial del Festival de Cine de Sitges no vinieron de las cinematografías estrella de la misma, esto es, el cine norteamericano y las distintas filmografías asiáticas, sino que fueron las dos producciones francesas, que además acabaron consolidándose como las películas más brutales e incómodas del evento.
Y resulta particularmente ilustrativo que ambas vinieron a demostrar que no es otra que la propia sociedad la que genera sus monstruos. Así ocurre en Frontière(s), un film que arranca con formato de thriller al mostrar a un grupo de delincuentes juveniles que se han dado a la fuga tras robar un banco y dejar a uno de los suyos, herido, en el hospital.
Un par de ellos, a la espera del resto del grupo, acaban refugiándose en una pensión a las afueras de París regentada como un negocio familiar... por un grupo que se revelarán como descendientes de nazis veteranos de la II Guerra Mundial que retendrán y torturarán a los protagonistas.
De esta forma, el film deviene en una revisitación del American Gothic (¿gótico francés?) al estilo de La matanza de Texas o Las colinas tienen ojos, y al igual que muchos títulos de aquella corriente (pienso precisamente en el remake del film de Craven dirigido precisamente por otro galo, Alexandre Aja), no deja de lado el contexto histórico y político en el que la historia se desarrolla: la convulsa Francia agitada por las revueltas populares y la quema de coches ante el triunfo electoral de la extrema derecha.
Si en el film de Tobe Hooper la sierra es la familia, aquí lo es la esvástica, y Xavier Gens, director al que le auguramos una larga y fructífera carrera, demuestra el lado más oscuro de una Europa racista y xenófoba que no ha conseguido exorcizar del todo los demonios de su pasado.
Destacar finalmente que el film está protagonizado por una espléndida Karina Testa, que en la parte final da todo un recital interpretativo en un catártico episodio de venganza sin freno y gore sin paliativos... si bien en el reparto destaca también Samuel Le Bihan, al que recordamos por su intervención en El pacto de los lobos, y que aquí encarna a uno de los matarifes.
Precisamente este contexto histórico es el que también subyace, con más presencia en pantalla pero menos importancia argumental e ideológica, en la trama de À l'intérieur, que viene a ser una pequeña pieza de cámara protagonizada casi exclusivamente por dos mujeres: una de ellas (interpretada por la prometedora Alysson Paradis) es una joven viuda que durante la Nochebuena espera unas horas antes de ingresar en el hospital para dar a luz a su primer hijo; la otra, encarnada por Beatrice Dalle (actriz especializada en papeles morbosos a la que no veíamos en años, quizá desde The Blackout de Abel Ferrara), es una misteriosa mujer que conseguirá entrar en la casa de la anterior y convertirá la velada en una lucha contrarreloj por la supervivencia.
El film, con el que debutan los jóvenes cineastas Julien Maury y Alexandre Bustillo con guión de este último, bebe de la estética de los slasher films norteamericanos modelo Halloween (atención al espléndido uso de los espacios cerrados y de la oscuridad ambiental por parte de la pareja de directores) y los giallos dirigidos por Dario Argento (sobre todo en lo referente a la estética de la psicópata y al empleo de armas blancas), si bien no puede incluirse en ninguno de estos subgéneros: apenas hay intriga, apenas hay víctimas potenciales, y la identidad del villano se conoce desde el principio. Más bien, À l'intérieur es una pesadilla en imágenes adrenalítica, una experiencia al límite que no será del gusto de todos los paladares.
Como único pero, señalar que a poco que se fije uno la presunta sorpresa del acto final no es tal: no resulta complicado atar cabos desde el principio y saber qué oscuros propósitos y motivaciones dirigen a la peligrosa homicida.
Pero la fuerza del debut de Maury y Bustillo, plagado de hallazgos de guión (como un impagable policía zombi que emplea inconscientemente la fuerza bruta contra manifestantes inexistentes) y puesta en escena, es tal que se le puede perdonar prácticamente todo.
Como colofón, señalar que dado el interés de ambas producciones no es de extrañar el éxito que están empezando a tener sus respectivos autores en el mercado norteamericano: Xavier Gens ya ha terminado Hitman, la adaptación cinematográfica del célebre videojuego. Y por su parte, los realizadores de À l'intérieur han sido fichados por los hermanos Weinstein para filmar la nueva versión de Hellraiser, el clásico contemporáneo escrito y dirigido por Clive Barker, para Dimension Films.
Post Scriptum.- La proyección de Frontière(s) a la que pudimos asistir contó con la presencia del director Xavier Gens y la actriz Karina Testa; igualmente, el pase de À l'intérieur fue presentado por sus directores, Julien Maury y Alexandre Bustillo. De este último evento publicamos a continuación algunas fotos.
[Fotografías: (C) C. Carrasco.]
No hay comentarios:
Publicar un comentario