Lucifer (Libro 5)
Guion: Mike Carey / Dibujo: Peter Gross et alii
Barcelona, ECC, junio de 2014
ISBN: 978-84-16152-28-5
288 pp. (color) - 24,95 €
Este volumen incluye:
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Lucifer n.ºs. 45-55.
Este volumen de la edición de
Lucifer por parte de
ECC cuenta, como material extra, con el artículo "Simpatía por el Diablo" (1 pág.) a cargo de Jorge García y con las ilustraciones para las cubiertas originales de los números de la serie regular recopilados en su interior.
Texto promocional
Dios ha muerto. O, al menos, ha desaparecido. Y su ausencia amenaza con destruir toda la creación. Pero este no es el único peligro que se cierne sobre el universo. El lobo Fenris ha vuelto y trae el apocalipsis consigo. Para ello, extermina sistemáticamente a sus antiguos enemigos con objeto de corromper las raíces del árbol cósmico Yggdrasil. Solo la acción combinada de Lucifer y de su hermano Miguel Demiurgo puede detenerlo.
La crítica ha dicho
"Sin duda, Mike Carey, tras su primera miniserie de
Lucifer, acomete una de las mejores historias relacionadas con el Universo de
Sandman, dándole su propio estilo, bajo el amparo de Neil Gaiman. A medida que nos desenvolvemos en el cómic, nos sumergimos en una lectura apasionante, llena de magia, demonios, seres extraordinarios y extraños sucesos. A su lado, como reparto de lujo, tiene al genio de Scott Hampton, seguidamente de dibujantes como Chris Weston, Dean Ormston, James Hodgkins,
Warren Pleece o Peter Gross, con unos estilos muy personales y diferentes entre sí. Este último se convertiría finalmente en el dibujante regular de la serie, y continuaría con Carey en otros proyectos.
Sobre la edición, ECC, comentaré que han realizado un buen trabajo, con una cubierta muy cuidada, con detalles que le dan un empaque sobresaliente al tomo. Completa el tomo las cubiertas y un artículo y biografías de los autores, firmadas por el especialista en la historieta David Fernández.
Sinceramente, si no seguiste en su día las andanzas de Lucifer, esta es una buena ocasión para engancharte a una de las mejores series de sello Vertigo."
- Javier Mesón,
El Coleccionista de Tebeos
"Siempre me pareció que la parábola del hijo pródigo encerraba, pese a no estar exenta de cierta belleza, un trasfondo conceptual enormemente tramposo. En teoría, el hijo que reclama su parte de herencia y parte de casa es un crápula destinado a fracasar y volver a por más, pero siempre me pregunté qué habría pasado si, en lugar de un egoísmo ciego, sus acciones hubieran estado determinadas por una voluntad inquebrantable de independencia; si en lugar de malgastar su dinero, hubiese construido con él una casa más grande que la de su padre, hubiese mejorado lo que recibió y se hubiese hecho, en el camino, digno de haberlo obtenido. Siempre me cuestioné acerca de cuál sería, entonces, su lectura
... y siempre llegaba a la conclusión de que tanto el Padre -que en su infinito amor por sus hijos puede llegar a anularlos- como el hijo que permanece en casa -desprovisto del valor necesario para forjarse un futuro propio- resultaban mucho más egoístas que ese hijo que, en su ida y venida con el rabo entre las piernas, no era más que un fracasado víctima de un ambiente familiar excesivamente acomodado. Una persona sin cerebro para construir que, ante el más mínimo atisbo de problemas, no duda en dar pasos atrás.
Empiezo por aquí porque Mike Carey, en su brillantísimo acercamiento al ángel caído por antonomasia, parece recrear conforme a sus propios términos esta parábola, sólo que cambiando el cariz de los personajes. Su
Lucifer no es, en el fondo, sino el drama de una familia disfuncional en la que dos hermanos tienen visiones y actitudes contrapuestas frente a un Padre de cuya voluntad no se puede escapar. Pruebas de ello son el enorme desarrollo que adquiere la relación entre Samael y Miguel, revelaciones sobre determinados personajes que es mejor no escribir aquí, y un detalle que por evidente tardamos muchísimo en captar: de todas las mitologías y religiones que Carey fusiona en su particular universo, la cristiana queda fuera. Cristo, como hijo de Dios y Dios mismo, era demasiado incómodo en una ecuación que el guionista siempre planificó como una relación a tres ente Dios y sus dos vástagos preferidos, Samael y Miguel, a través de los cuales se expresa. No hay lugar para Cristo en
Lucifer, como tampoco hay lugar para el verso suelto en un poema que tiende a la rima perfecta.
[...]
Volviendo al principio, ahora el lector podrá responder cómo es posible que el villano del plan cósmico, el hacedor de tantas maldades, sea a un tiempo tan carismático como atrayente: sencillamente, porque no es intrínsecamente malvado... sólo es un individualista impenitente que tiene bien claro que en esta vida todos estamos solos y todos tenemos que ganarnos lo que somos, sin esperar nada de quien nos trae al mundo y, también, sin pedirle tampoco gran cosa. Lucifer nos cae bien porque nos recuerda que el destino del hombre es volar, algún día, libre y sin ataduras... consciente de quién es, tal vez agradecido por su vida y sus dones, pero sin postrarse ante nada ni nadie. Nos cae bien porque su conocimiento es su tesoro; su único dios, la libertad; su ley y su fuerza, la independencia; su única patria... la voluntad.
[...]
Lucifer tiene cuerpo y esencia propios: posee todo lo que un cómic fantástico debería contener, sabe perfectamente de dónde viene y a dónde va a nivel argumental, sus historias están entretejidas con una sabiduría propia de un maestro, las triangulaciones de los numerosos bandos y personajes que pueblan el tebeo (puede que uno de los más complejos en este sentido) son perfectas, y sus números autoconclusivos son de una belleza abrumadora. Desde el propio Diablo hasta el más mínimo de los seres que pueblan su universo, todo son aciertos: la rudeza leal de Mazikeen, la inocencia de Elaine Belloc, el contrapunto entrañable de Gaudio... hasta pequeños seres de aparición puntual nos rozan, con cuidado, el alma (quien no se conmueva con Thole, el tejedor de cristal de sentimientos, no se encuentra entre los vivos). Tal vez, y como único fallo, estaría que nunca nos queda claro de qué son capaces los protagonistas, cuál es el límite de sus poderes o, simplemente, en qué consisten los mismos. Un pequeño desliz despreciable que, sin embargo, está tan bien embellecido que no llega a percibirse como carta blanca para los
deus ex machina del guionista.
Por todo ello sería justo terminar diciendo que, si el lector se aproximó al sello Vertigo en su tiempo para leer grandes, grandísimas historias cerradas destinadas a un público netamente adulto no debería perderse
Lucifer. Si lo hizo por otros motivos, ya sea la búsqueda del genial retrato de las emociones humanas que suele imprimirse en las colecciones de la línea o el gusto por el despliegue de un mundo fantástico rico y cohesionado, tampoco debe perdérsela. Y si, simplemente, nunca ha leído nada de Vertigo o piensa que los cómics son para niños, es una de las mejores formas que tiene de engancharse -en el primer caso- y de cambiar de opinión -en el segundo-. Terminaré pues describiéndola con una sola palabra: imprescindible."
- José Torralba,
Zona Negativa
"Esta serie, nos muestra una versión romántica del 'Señor de las Tinieblas' (versión que a mí me encanta porque toda esta temática del ocultismo, la fantasía urbana, y el personaje en sí me llaman mucho la atención) donde tenemos a un Lucifer, frio, atractivo, seductor, cruel pero accesible, hasta cierto punto, que está tratando de definir ¿Quién es él? La serie gira en torno a los conceptos de este personaje, especialmente en lo que respecta a dos puntos: A) ¿Mi identidad es algo propio, algo hace de mi un individuo o por el contrario soy un aspecto más de Dios? B) ¿Somos realmente Libres o todo está predestinado y planificado maquiavélicamente por una entidad superior? ¿Somos jugadores en nuestra propia partida de ajedrez o meros peones? Estas interrogantes filosóficas se irán resolviendo a través de la trama de tal forma que tejerán una historia realmente enrevesada e interesante, y que al final nos dejaran con un sabor de boca agridulce, no por la calidad, sino por la resolución tan hermosa del conflicto.[...] esta es una obra realmente interesante, con personajes memorables como Makizen, la lilim amante y fiel compañera de Lucifer, Gaudio y su hermana los querubines caídos, Elaine Belloc y otras. Esta es una obra realmente creativa digna de leerse, que no tiene desperdicio, aunque no niego que tiene sus partes flojas ¿Pero que no lo tiene en la vida? 1000% recomendable."
- WilliamDarkgates,
En la antesala al Portal Oscuro
Comentario acerca de la serie
Cuando
Neil Gaiman puso fin a
The Sandman tras 75 entregas mensuales publicadas entre enero de 1989 y marzo de 1996, en DC Comics se vieron obligados a aceptar que su sello
Vertigo, que aglutinaba los títulos orientados a un lector adulto, perdía el buque insignia que lo había definido desde sus mismos comienzos. Y dado que el guionista británico se había reservado el derecho de escribir toda historia en la que apareciera el Dios del Sueño y que no tenía ninguna intención de recuperar al mismo en un corto espacio de tiempo, los mandamases de la editorial tuvieron que recurrir a desarrollar un
spin-off protagonizado por un personaje secundario de la historia, ajeno en principio al propio Morfeo y a la familia formada por sus hermanos los Eternos.
El personaje elegido por la editora Alisa Kwitney y por el propio Gaiman, que figuraría como asesor de las nuevas andaduras editoriales del personaje, fue Lucifer Estrella del Alba, antiguo gobernante del Infierno. Un personaje que había desempeñado un papel secundario pero determinante en la colección original. Y el guionista contratado para desarrollar una labor que pronto se revelaría como continuista aunque con personalidad propia fue el también inglés Mike Carey, hasta entonces de profesión docente y con una breve experiencia como escritor de cómics.
El campo de prueba para su propuesta inicial fue una miniserie de tres números incluida en la colección antológica
The Sandman Presents, donde Carey, con la colaboración del dibujante Scott Hampton, retomaba al Príncipe de las Mentiras allí donde lo había dejado Gaiman en el penúltimo arco argumental de la serie madre,
"Las benévolas": como el regente de Lux, un exclusivo club nocturno de Los Ángeles. El éxito de esta historia en tres partes trajo consigo que de inmediato se diera luz verde a una serie regular, de título Lucifer, que alcanzaría al igual que la colección original las 75 entregas... a pesar de rumores constantes de cancelación que, afortunadamente, nunca se hicieron realidad.
En esta serie de largo recorrido, Carey tomó buena nota de los logros de Gaiman en
The Sandman, y construyó un relato quizá algo menos (meta)referencial que aquel, pero profundamente arraigado en su mitología, con inequívocas características literarias, y con un tema fundamental en la historia del hombre y las artes universales como eje vertebrador: de la evolución de la trama y del devenir de su personaje principal: la oposición entre el determinismo y el libre albedrío.
La presente edición a cargo de ECC, que consta de siete volúmenes, es sin duda la edición definitiva de
Lucifer en nuestro idioma, y una adquisición obligatoria para cualquier lector y coleccionista que se precie: tan solo el hecho de no desmerecer a la colección original -un logro que a priori parecía casi imposible de alcanzar- justifica con creces su lectura y disfrute.
Comentario acerca de este volumen
En esta ocasión, dos son los principales arcos argumentales que centran el contenido de este quinto volumen. Junto a ellos se incluyen también tres historias breves más a modo de
one shot, si bien como sucede siempre todas ellas están relacionadas con la trama central. Veamos a continuación, a grandes rasgos, qué ocurre en cada una de estas historias:
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Terreno neutral: ilustrado por Ted Naifeh (
Courtney Crumrin,
Los buenos vecinos), el presente relato tiene como protagonista principal a John Baxter Sewell, un individuo gris que combina su trabajo en un anodino bufete de abogados con su papel de cantante de un grupo punk. Su insulsa existencia experimenta un giro de ciento ochenta grados cuando la diáspora demoníaca, comandada por el temible Unagor, tome su cuerpo para llevar a cabo una de sus reuniones...
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Éxodo: el presente arco argumental, formado a su vez por dos relatos que se desarrollan de forma paralela ("El tobogán de cristal suturado" y "Zarza, armón, cerradura, alambrada"), arranca con un encuentro entre Lucifer y Elaine Belloc, en el que el primero le encomienda a la segunda una misión: obligar a todos los seres inmortales, dioses incluidos, a abandonar la Creación. Para ello, Elaine contará con la ayuda de su amiga Mona, Makizeen, Elokim Shaer y los querubines Gaudium y Spera...
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Lilith: Para celebrar el número 50 de la colección, DC convocó al dibujante P. Craig Rusell (
Sandman. Los cazadores de sueños) para ilustrar esta suerte de precuela en la que asistimos al principio de la caída del ángel Samael, luego llamado Lucifer Estrella del Alba. El título de la historia alude a Lilith, el mito de la mujer independiente, a la sazón madre de Makizeen en esta historia...
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El lobo bajo el árbol: el lobo Fenris ha regresado y consigue de su primeo Belgelmir la información que ansía, y que no es otra que la lista de sus enemigos encarnizados
, a los que pretenderá destruir con el último objetivo de corromper las raíces del árbol cósmico Yggdrasil. Para detenerlo se llevará a cabo una curiosa alianza entre Lucifer y su hermano Miguel...
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El octavo pecado: con dibujos del siempre personal Marc Hempel (
Gregory), esta historia transcurre en el Infierno, donde alguien se ha atrevido a predicar una doctrina contraria a las leyes del lugar, que consiste en afirmar que nada es eterno y que los condenados deberían buscar un nuevo detino como ya hicieron antes Dios y Lucifer. Remiel se propondrá detener a este predicador, pero las consecuencias serán absolutamente imprevisibles y provocarán un cambio en el gobierno del Hades...