Otro mes que llega ya a su fin, y es momento de hacer balance y elegir los cinco mejores cómics leídos a lo largo de estos 31 últimos días. Sin más dilación, vamos con nuestro particular Comic Top 5, siempre en orden alfabético, y en el que en esta ocasión nos permitimos un lógico ex aequo iniciando el ranking:
1.- Bohemio pero abstemio / El arte de criar malvas
Ramón Boldú (Astiberri)
2.- La extraña historia de la isla Panorama
Suehiro Maruo (Glénat)
3.- La laguna
Lilli Carré (La Cúpula)
4.- Los cuatro ríos
Fred Vargas & Edmond Baudoin (Astiberri)
5.- My Brain Is Hanging Upside Down
David Heatley (Norma Editorial)
viernes, 31 de julio de 2009
jueves, 30 de julio de 2009
Cartelera: Retorno inminente 2
Ojo a la cartelera cinematográfica de mañana, que viene con dos regresos largamente esperados: el de Sam Raimi (trilogía Evil Dead, Crimewave), después de Spider-Man 3, al género de terror que le hizo famoso con Arrástrame al infierno; y el de Ashes of Time, en versión Redux a lo Apocalypse Now, con un nuevo montaje de escenas añadidas, efectos especiales retocados y nueva banda sonora de la mano de su autor, Wong Kar-wai. Dos citas ineludibles para el que esto suscribe.
El trailer de Arrástrame al infierno pueden verlo aquí; y les dejo con el trailer de Ashes of Time Redux:
El trailer de Arrástrame al infierno pueden verlo aquí; y les dejo con el trailer de Ashes of Time Redux:
miércoles, 29 de julio de 2009
Semana Negra 2009: Intrusismo en el cómic
Perdóneseme el titular sensacionalista de esta nota, que además podría hacer creer que me parece mal que la Semana Negra de Gijón dedique cada vez más espacio al noveno arte -nada más lejos de la realidad: todo lo contrario, es un aliciente más para apuntarse a esta cita anual ya de carácter obligatorio-; si hablamos de intrusismo es porque en las líneas que siguen haremos referencia a algunos títulos escritos por autores que son mucho más célebres por su faceta de novelistas que por su labor como guionistas del medio.
Mayor delito tiene todavía hablar de intrusismo si con este vocablo nos referimos a Andreu Martín y su relación con la historieta, ya que este autor catalán, justamente considerado junto con Manuel Vázquez Montalbán, Juan Madrid y Francisco Gónzalez Ledesma el buque insignia de la novela negra española de finales del siglo XX, empezó su carrera profesional como escritor en la "Escuela Bruguera" (Terenci Moix dixit) trabajando en series como La panda, Campeonio o el popular Sir Tim O'Theo creado a medias con Raf.
Después de algunos años bastante apartado del medio -aunque nunca del todo: participó en la serie gráfica de El Pulpo, hizo el prólogo de Bajo la piel y un trabajo previo como su adaptación de El sueño eterno con Luis Bermejo se vio reeditado por Glénat-, Martín regresa por la puerta grande de la mano de Dimas, novela gráfica ilustrada por Sagar Forniés (co autor del citado Bajo la piel) y editada por Astiberri.
Dimas, como la película de Neil Jordan con Nick Nolte, es un relato protagonizado por el buen ladrón: un ex presidiario que trabaja como representante de ventas de libros de autoayuda que se venden en expositores colocados en gasolineras (!) ve cómo su existencia vuelve a complicarse cuando en lo que prometía ser el final de una jornada laboral cualquiera recoge a una joven semidesnuda que lleva un bebé en brazos...
A partir de este hecho el protagonista se ve sumido en un torbellino de peripecias que volverán a poner en peligro su vida, sacándolo de su soporífera rutina diaria e introduciéndolo de nuevo en el mundo del crimen. El relato resultante aglutina temas clásicos del género negro -como la reinserción del delincuente arrepentido- con otros temas de relevancia social muy presentes en los medios hoy en día, caso de la prostitución y la trata de blancas con chicas provenientes de países del Este... si bien no nos parece conveniente desvelar mucho más de la trama al lector interesado.
Por su parte, en lo relativo al trabajo gráfico de Forniés, un servidor se declara, por puro gusto subjetivo, más cómodo con el trazo sucio de Bajo la piel que con la línea más bien clara y los colores cálidos y sin matices de este Dimas. No obstante el ilustrador demuestra ser un narrador muy sólido -sobre todo teniendo en cuenta su juventud- y estar dotado de un dinamismo arrebatador, y mediante el uso de los recursos propios de la narración secuencial esta se acomoda como un guante a los textos de Martín dando como resultado un relato negrísimo que se lee con avidez.
Pero si hubo un cómic estrella en la pasada Semana Negra ese fue sin duda Los cuatro ríos, también editado por Astiberri. Y lo fue gracias a la visita de sus dos autores, el dibujante Edmond Baudoin -que ya estuvo presente en la edición de hace un par de años- y la novelista Fred Vargas. Esta, de nombre real Frédérique Audoin, está considerada como una de las más importantes escritoras europeas de novela negra, y en su ya longeva producción destacan títulos como Los que van a morir te saludan, Huye rápido, vete lejos, Sin hogar ni lugar o La tercera virgen, todos ellos editados por Siruela en su línea de ficción policíaca.
Los cuatro ríos nació del interés de Baudoin por colaborar con la escritora, con la que coincidió en un evento cultural durante cuyo desarrollo el autor de Piero había estado leyendo una novela negra escrita por ella. Al parecer, Fred Vargas jamás había escrito un guión de historieta, y le entregó al ilustrador un manuscrito de ciento veinte páginas repleto de acción y diálogos pero sin ninguna descripción; entonces Baudoin, interesado por el texto, se vio en la obligación de demostrar su merecida fama como uno de los grandes del cómic europeo contemporáneo, y el resultado fue esta novela gráfica que después de nueve años de espera por fin ve la luz en español.
Los cuatro ríos es un relato eminentemente negro que entronca con la producción novelística de Vargas: el protagonista del relato es Grégoire Braban, un joven delincuente parisino cuyas correrías en compañía de su socio Vincent pueden recordar a aquella magnífica película de Bertrand Tavernier titulada La carnaza. En una de sus andanzas los jóvenes arrebatan una mochila a un viejo, sin adivinar que su contenido se trata de un bocado más grande de lo que pueden tragar...
Enseguida se produce un homicidio y entra en escena Jean-Baptiste Adamsberg, el emblemático y particular inspector de Policía que ha protagonizado varias novelas de Fred Vargas. A partir de entonces se desarrolla una trama detectivesca que pasa por las investigaciones del agente y por la huida de Grégoire, inocente del crimen pero principal sospechoso a ojos de todos.
Si el trabajo de Vargas demuestra su absoluto dominio de los resortes del género negro -el whodunit, el falso culpable, el retrato de la sociedad como ente opresor y un largo etcétera-, la ejecución de Baudoin, característica como siempre de su particular estilo, es prodigiosa, y pese a la aparente suciedad de su trazo el lector no se pierde nunca ni confunde a los personajes, y la lectura se torna cada vez más absorbente. Así, Los cuatro ríos es una absoluta joya del tebeo europeo que absolutamente nadie debería dejar de leer.
Finalmente queremos llamar la atención acerca de un título que no se presentó en la Semana Negra -su primera edición data ya de noviembre del año pasado-, pero cuyo guionista, el escritor sevillano Juan Ramón Biedma, sí asistió al evento como uno de los autores del volumen colectivo La lista negra y como presentador de varios títulos de colegas suyos, caso de Jerónimo Tristante o Rodolfo Martínez por citar tan solo dos.
La incursión de Biedma en el territorio del noveno arte lleva por título Riven (La ciudad observatorio), cuenta con ilustraciones del argentino Sergio Ibáñez y fue publicada por Ediciones B. Se trata de un álbum editado en formato europeo, y cuya presencia de un subtítulo hace sospechar la intención de inaugurar una serie de la que, por el momento, no se sabe nada nuevo.
Riven nace como una prolongación en el ámbito de la historieta de la primera novela del sevillano: El manuscrito de Dios. Pero este álbum puede leerse de manera totalmente independiente; tanto es así que no estamos ante una secuela al uso, ni mucho menos una adaptación del libro, sino una precuela en toda regla ambientada en el universo sobrenatural de la ficción que le valió a su autor ser finalista del Premio Silverio Cañada y una mención del Jurado en la Semana Negra de 2004.
En Riven el lector asiste a un relato ambientado en dos épocas que se alternan y llegan a confundir: la contemporánea (concretamente, el año 2008) y la España de 1834, donde la Compañía de Jueces Libres impone el cumplimiento de la Justicia espada en mano. Hasta la isla de Atalaya, situada en el norte del país, llegará Óscar Riven Ramírez de Benceo en busca de Eduvigis y del codiciado manuscrito, desatando una serie de acontecimientos que acabarán confluyendo en un final ligeramente abierto.
La ciudad observatorio se lee con creciente interés, y el lector se mueve con soltura por los callejones de una urbe repleta de sombras y poblada de razas dispares que recuerdan a lo mejor del cómic de ciencia ficción europeo, de Moebius a Bilal pasando por nuestro Josep Maria Beà. Pero a la postre lo más criticable del álbum es también lo mejor que puede decirse de él: sabe a poco. Dados la conclusión y la curiosidad del lector, cabe preguntarse: ¿veremos más álbumes de Riven? Y lo que es más: ¿veremos más tebeos escritos por Juan Ramón Biedma, dicho sea de paso uno de nuestros escritores más personales e interesantes?
Título: Dimas
Autores: Andreu Martín (guión) / Sagar Forniés (dibujo)
Editorial: Astiberri
Fecha de edición: mayo de 2009
152 páginas (color) - 18 €
Título: Los cuatro ríos
Autores: Fred Vargas (guión) / Edmond Baudoin (dibujo)
Editorial: Astiberri
Fecha de edición: enero de 2009
224 páginas (b/n) - 18 €
Título: Riven (La ciudad observatorio)
Autores: Juan Ramón Biedma (guión) / Sergio Ibáñez (dibujo)
Editorial: Ediciones B
Fecha de edición: noviembre de 2008
64 páginas (color) - 17 €
(+) Previously on Abandonad toda esperanza:
- El viaje (E. Baudoin)
- Piero (E. Baudoin)
- El efecto Transilvania (J. R. Biedma)
[Fotografías Semana Negra 2009: A. Martín; F. Vargas y E. Baudoin firman ejemplares de Los cuatro ríos; el autor de este vuestro blog junto a J. R. Biedma; dedicatoria de E. Baudoin. © C. Carrasco.]
martes, 28 de julio de 2009
Bodrios que hay que ver: La justicia del ninja
Qué gozada la película de hoy, amigos y amigas. Que qué mala es, también es verdad. Pero qué gozada. Ya no se hacen películas así; ni siquiera Michael Bay las hace. Porque obras de arte como La justicia del ninja son irrepetibles.
Auténtica hija de su tiempo, esta película de 1981 también conocida como La justicia de Ninja -tal cual, como si uno se pudiera llamar Ninja como se llama Michael, Zhang o Paquito- fue definida por un crítico de El País así: "¿Una de karatekas con Franco Nero y dirigida por Menahem Golam [sic]? Ni Goebbels en una mala digestión habría imaginado tamaña combinación letal. Abrumadora retahíla de golpes y macarradas." ¿A que entran ganas de verla? ¿No? Pues a mí sí, así que en gloriosa sesión matinal me metí un chute de lo más casposo del cine ochentero de la mano del gran Menahem Golan, que demostrando el siempre desvergonzado espíritu exploitation que caracterizó a sus producciones en compañía de su colega Yoram Globus tituló al film Enter the Ninja (cuya traducción no tengo claro si es "Llega el Ninja" o "Métele al Ninja", pero por ahí andará la cosa)... imagino que con la intención de ver si colaba como secuela, remake o heredera directa de la exitosa Operación Dragón (Enter the Dragon en V.O.) de Bruce Lee.
La película en cuestión cuenta, además del citado Franco Nero, con la presencia estelar de Susan George, aquella belleza rubia que una década antes puso a todos a cien (y así le fue luego) en Perros de paja de Sam Peckinpah, y que después no tuvo demasiada suerte en esto del cine (¿no les parece esta La justicia del ninja suficiente prueba?). Por cierto: ese mismo año también participó en la reivindicable Veneno con Klaus Kinski, Oliver Reed y Sterling Hayden, en un trabajo que empezó Tobe Hooper pero donde luego fue reemplazado por Piers Haggard. De nada.
En el reparto de este film también destaca Christopher George (nada que ver con Susie, por lo visto), un actor que al año siguiente protagonizaría Mil gritos tiene la noche de Juan Piquer Simón y al año siguiente al año siguiente se moriría de un ataque al corazón. No sé ustedes, pero en esta cadena de acontecimientos veo de todo menos casualidad... En el film George interpreta al malvado Charles Venarius, líder de una caterva de antagonistas a todas luces inolvidable (por mucho que se intente), y en la que destaca un sumiso pusilánime con un garfio en lugar de mano al que todos llaman -lógicamente- 'Hook' (y al que Franco Nero da una buena somanta de palos, pues ya tenía experiencia en esto de azotar a mancos: recuerden al villano de tebeo encarnado por Martin Balsam en Los locos del oro negro de Enzo Castellari).
Pero no son estos los únicos villanos del film: también destaca un ninja antagonista de Nero, llamado Hasegawa, que tiene muy mala leche pero que en la versión doblada al español queda muy gracioso con la voz que le ponen, y parece un chino que se ha escapado de Humor amarillo. Por supuesto, por si el espectador es tan torpe y estúpido como los que hicieron la película, Nero va vestido de blanco y el chino este de negro, para no confundirlos.
Pero no se me pierdan, y vayamos al principio: la película arranca con quince minutos que carecen de diálogos. No, no es que Menahem Golan vaya aquí de Theo Angelopoulos, ni tampoco que a los actores se les haya olvidado el guión (después de ver la película esta segunda opción no parece muy peregrina), sino que se trata de un entrenamiento ninja, y por lo visto los ninjas son muy suyos y de carácter silencioso por lo general.
Pese a no decir ni mu, el espectador enseguida se percata de que el ninja blanco es Franco Nero, porque ha leído su nombre en los títulos de crédito y, ay, esos ojazos azules le delatan. Por cierto, hay que destacar los títulos de crédito, muy chulos, con ninjas haciendo poses molonas y caracteres de tipo oriental, que hoy en día no tienen mérito porque se pueden hacer con las fuentes del Word pero que en su día tendrían su aquel.
Si la película empieza así, y termina con el enfrentamiento a muerte entre el protagonista y el chino de negro, en medio nos encontramos con la misma trama que caracterizó a este tipo de cine en los años 80, y que luego heredarían series de televisión como El Equipo A, McGyver o la más reciente Las reglas del juego (Leverage): esto es, alguien inocente sometido por los malos de la función por fines por lo general pecuniarios y al que pronto ayuda alguien que toma las riendas del asunto y les da a los malos su merecido... incluyendo a guardias de seguridad asalariados que solo hacían su trabajo y a los que este héroe intachable se carga sin despeinarse con katanas, flechas, dardos envenedados y estrellitas de esas que se lanzan.
Aquí, claro, el héroes es este Cole encarnado por Franco Nero que abandona su retiro espiritual en Japón y viaja a Manila, Filipinas, a ver su amigo Frank Landers, con el que combatió en el pasado como mercenario en África. Ahora Landers está retirado de la vida militar, y vive en una mansión con su esposa Mary Ann (Susan George) y empinando el codo las veinticuatro horas. Pero hete aquí que por debajo de su tierra fluye el petróleo, y un empresario maloso que controla a los matones de la ciudad busca apropiarse del terreno a toda costa, empleando cualquier método de extorsión que se le ocurra...
Lo que este señor tan vil no sabe es que el extranjero es un ejército de un solo hombre, que se vale y se sobra por sí mismo para dar caña a cuanto filipino se acerque por allí. Además, es un hombre de una entereza a prueba de balas (pero no de rubias)... Ojo al dato: su amigo Frank le ofrece una copa, y él dice: "Ya no bebo alcohol. Jamás", a lo que su amigo responde: "¿Desde cuándo?". Pero tras la cena, cuando la esposa le propone "¿Seguro que no quiere un licor? Es bueno para la digestión", él responde: "Vale". Ole, ole, y ole, meses de entrenamiento y autodisciplina tirados por la borda por una rubia y un orujo. Por supuesto, Franco Nero se bebe el orujo y con sus ojazos azules se lleva a la rubia a la cama. Ten amigos ninjas para esto...
En fin, que no me lo había pasado tan bien viendo somantas de guantazos desde Force: Five. Ustedes verán...
Nota bene.- Buscando información sobre esta película, tengo un afortunado lapsus mental y tecleo La venganza del ninja en lugar de La justicia del ninja, y no solo me entero de que dicha película también existe (realmente ya se han hecho películas de todo), sino que además son conocidas la que nos ocupa como Ninja I y la otra como Ninja II... al menos en USA. Aquí La venganza del ninja es Ninja IV. ¿Dónde están entonces la 2 y la 3 de aquí? Y yo qué sé, me he liado con tanto ninja... Pues nada, cualquier día de estos echan en MGM Ninja IV (o II, o como sea), la veo y se lo cuento. Y aquí les dejo las carátulas por si las quieren conseguir por ahí, piratones...
Auténtica hija de su tiempo, esta película de 1981 también conocida como La justicia de Ninja -tal cual, como si uno se pudiera llamar Ninja como se llama Michael, Zhang o Paquito- fue definida por un crítico de El País así: "¿Una de karatekas con Franco Nero y dirigida por Menahem Golam [sic]? Ni Goebbels en una mala digestión habría imaginado tamaña combinación letal. Abrumadora retahíla de golpes y macarradas." ¿A que entran ganas de verla? ¿No? Pues a mí sí, así que en gloriosa sesión matinal me metí un chute de lo más casposo del cine ochentero de la mano del gran Menahem Golan, que demostrando el siempre desvergonzado espíritu exploitation que caracterizó a sus producciones en compañía de su colega Yoram Globus tituló al film Enter the Ninja (cuya traducción no tengo claro si es "Llega el Ninja" o "Métele al Ninja", pero por ahí andará la cosa)... imagino que con la intención de ver si colaba como secuela, remake o heredera directa de la exitosa Operación Dragón (Enter the Dragon en V.O.) de Bruce Lee.
La película en cuestión cuenta, además del citado Franco Nero, con la presencia estelar de Susan George, aquella belleza rubia que una década antes puso a todos a cien (y así le fue luego) en Perros de paja de Sam Peckinpah, y que después no tuvo demasiada suerte en esto del cine (¿no les parece esta La justicia del ninja suficiente prueba?). Por cierto: ese mismo año también participó en la reivindicable Veneno con Klaus Kinski, Oliver Reed y Sterling Hayden, en un trabajo que empezó Tobe Hooper pero donde luego fue reemplazado por Piers Haggard. De nada.
En el reparto de este film también destaca Christopher George (nada que ver con Susie, por lo visto), un actor que al año siguiente protagonizaría Mil gritos tiene la noche de Juan Piquer Simón y al año siguiente al año siguiente se moriría de un ataque al corazón. No sé ustedes, pero en esta cadena de acontecimientos veo de todo menos casualidad... En el film George interpreta al malvado Charles Venarius, líder de una caterva de antagonistas a todas luces inolvidable (por mucho que se intente), y en la que destaca un sumiso pusilánime con un garfio en lugar de mano al que todos llaman -lógicamente- 'Hook' (y al que Franco Nero da una buena somanta de palos, pues ya tenía experiencia en esto de azotar a mancos: recuerden al villano de tebeo encarnado por Martin Balsam en Los locos del oro negro de Enzo Castellari).
Pero no son estos los únicos villanos del film: también destaca un ninja antagonista de Nero, llamado Hasegawa, que tiene muy mala leche pero que en la versión doblada al español queda muy gracioso con la voz que le ponen, y parece un chino que se ha escapado de Humor amarillo. Por supuesto, por si el espectador es tan torpe y estúpido como los que hicieron la película, Nero va vestido de blanco y el chino este de negro, para no confundirlos.
Pero no se me pierdan, y vayamos al principio: la película arranca con quince minutos que carecen de diálogos. No, no es que Menahem Golan vaya aquí de Theo Angelopoulos, ni tampoco que a los actores se les haya olvidado el guión (después de ver la película esta segunda opción no parece muy peregrina), sino que se trata de un entrenamiento ninja, y por lo visto los ninjas son muy suyos y de carácter silencioso por lo general.
Pese a no decir ni mu, el espectador enseguida se percata de que el ninja blanco es Franco Nero, porque ha leído su nombre en los títulos de crédito y, ay, esos ojazos azules le delatan. Por cierto, hay que destacar los títulos de crédito, muy chulos, con ninjas haciendo poses molonas y caracteres de tipo oriental, que hoy en día no tienen mérito porque se pueden hacer con las fuentes del Word pero que en su día tendrían su aquel.
Si la película empieza así, y termina con el enfrentamiento a muerte entre el protagonista y el chino de negro, en medio nos encontramos con la misma trama que caracterizó a este tipo de cine en los años 80, y que luego heredarían series de televisión como El Equipo A, McGyver o la más reciente Las reglas del juego (Leverage): esto es, alguien inocente sometido por los malos de la función por fines por lo general pecuniarios y al que pronto ayuda alguien que toma las riendas del asunto y les da a los malos su merecido... incluyendo a guardias de seguridad asalariados que solo hacían su trabajo y a los que este héroe intachable se carga sin despeinarse con katanas, flechas, dardos envenedados y estrellitas de esas que se lanzan.
Aquí, claro, el héroes es este Cole encarnado por Franco Nero que abandona su retiro espiritual en Japón y viaja a Manila, Filipinas, a ver su amigo Frank Landers, con el que combatió en el pasado como mercenario en África. Ahora Landers está retirado de la vida militar, y vive en una mansión con su esposa Mary Ann (Susan George) y empinando el codo las veinticuatro horas. Pero hete aquí que por debajo de su tierra fluye el petróleo, y un empresario maloso que controla a los matones de la ciudad busca apropiarse del terreno a toda costa, empleando cualquier método de extorsión que se le ocurra...
Lo que este señor tan vil no sabe es que el extranjero es un ejército de un solo hombre, que se vale y se sobra por sí mismo para dar caña a cuanto filipino se acerque por allí. Además, es un hombre de una entereza a prueba de balas (pero no de rubias)... Ojo al dato: su amigo Frank le ofrece una copa, y él dice: "Ya no bebo alcohol. Jamás", a lo que su amigo responde: "¿Desde cuándo?". Pero tras la cena, cuando la esposa le propone "¿Seguro que no quiere un licor? Es bueno para la digestión", él responde: "Vale". Ole, ole, y ole, meses de entrenamiento y autodisciplina tirados por la borda por una rubia y un orujo. Por supuesto, Franco Nero se bebe el orujo y con sus ojazos azules se lleva a la rubia a la cama. Ten amigos ninjas para esto...
En fin, que no me lo había pasado tan bien viendo somantas de guantazos desde Force: Five. Ustedes verán...
Nota bene.- Buscando información sobre esta película, tengo un afortunado lapsus mental y tecleo La venganza del ninja en lugar de La justicia del ninja, y no solo me entero de que dicha película también existe (realmente ya se han hecho películas de todo), sino que además son conocidas la que nos ocupa como Ninja I y la otra como Ninja II... al menos en USA. Aquí La venganza del ninja es Ninja IV. ¿Dónde están entonces la 2 y la 3 de aquí? Y yo qué sé, me he liado con tanto ninja... Pues nada, cualquier día de estos echan en MGM Ninja IV (o II, o como sea), la veo y se lo cuento. Y aquí les dejo las carátulas por si las quieren conseguir por ahí, piratones...
lunes, 27 de julio de 2009
Cuentos oscuros
Los tres títulos que nos disponemos a comentar hoy comparten, además de editorial -La Cúpula-, una cierta inclinación hacia recursos narrativos inquietantes y atmósferas ominosas, sin que por ello pueda decirse que estamos ante relatos de terror. Más bien podría hablarse de cuentos oscuros o de fábulas góticas. Sin más dilación, vayamos de menos a más...
Después de haber disfrutado del soberbio El cadáver y el sofá, el reencuentro con el mexicano Tony Sandoval se salda con una gran decepción: Nocturno es un álbum más bien flojo que no acaba de interesar de verdad en ningún momento a lo largo de sus ciento doce páginas. Cuando investigamos en la producción de este autor afincado en Barcelona descubrimos una posible razón de este cambio cualitativo: aunque en España se ha editado después, Nocturno es una creación previa a la anteriormente citada, una auténtica obra de juventud: realizada a los veinticuatro años, supone el primer cómic del prometedor Sandoval, que luego realizaría Johnny Caronte para Estados Unidos, El revólver para España (en la desaparecida Recerca) o Vielle Amerique para el mercado franco-belga.
Además, este álbum que presenta el subtítulo de "El que camina con los muertos" parece ser una primera parte de un relato mucho más largo, o al menos así lo anuncia el autor al llegar a la última página, un corte más bien frustrante y más in medias res que final abierto, y que no tenemos claro si deja al lector con ganas de saber más acerca de las peripecias de Seck, el cantante de rock gótico que habla con el fantasma de su padre muerto (sic) y de Karen, la joven y soñadora periodista de la que el primero se enamora. Habrá que esperar al verdadero desenlace para juzgar con justicia esta obra que, de momento y repetimos, nos ha sabido más bien a poco.
Mucho más interesante nos parece El fin del mundo, escrito por Pierre Wazem y dibujado en un atractivo trabajo bitono en tonos azules por Tom Tirabosco. Estamos ante una novela gráfica de corte intimista y trato psicológico, protagonizada por una joven de carácter melancólico de la que nunca llegaremos a saber su nombre, y que vive en un estado de continua depresión mientras la lluvia azota el mundo exterior y amenaza con la llegada del Día del Juicio Final.
El fin del mundo es un relato acerca de la subjetividad, donde todo pasa por el prisma de la protagonista, y en la que una encarnación tangible de la Muerte, un niño que cuida el bosque ejerciendo de jardinero o un gato que habla son solo elementos en un proceso de autoconocimiento que pasa por la aceptación de un pasado supuestamente olvidado... aunque todo ello no quita que el lector pueda aceptarlo como una historia de corte fantastique: El fin del mundo funciona de ambas maneras a la perfección.
Lo mismo ocurre con La laguna, un cómic donde su joven autora, la norteamericana Lilli Carré, demuestra un conocimiento del lenguaje de la historieta inusual para alguien con una producción todavía breve. Eso sí: su tratamiento es más complejo y nos parece menos codificable que la obra de Wazem y Tirabosco.
A la hora de hablar de una fábula tan extraña y ambigua como La laguna se ha recurrido a referencias ajenas al noveno arte, como las películas La noche del cazador y La mujer y el monstruo... Esta última, justificada superficialmente por la presencia de una criatura de apariencia semejante al Monstruo de la Laguna Negra; mucho más pertinente nos parecen los ecos del único film que dirigió el actor Charles Laughton con un espléndido Robert Mitchum. También se ha recurrido a las narraciones de Flannery O'Connor o Carson McCullers. Pero lo que hace grande a la historieta de Carré es que estamos ante un cómic tan personal como inclasificable, y al que cada lector tendrá que aportar su propia lectura.
Personalmente, el trazo de Carré nos recuerda poderosamente al de Charles Burns es su obra maestra Agujero negro... Una referencia esta que nos parece pertinente más allá de la superficialidad del trabajo gráfico, habida cuenta del protagonismo en La laguna de una niña, ya casi una adolescente, como los protagonistas del oscuro relato de Burns. Por lo demás, solo nos queda subrayar encarecidamente la lectura de esta obra tan extraña como fascinante.
Título: Nocturno (El que camina con los muertos)
Autor: Tony Sandoval (guión y dibujo)
Editorial: La Cúpula
Fecha de edición: julio de 2009
112 páginas (color) - 17,50 €
Título: El fin del mundo
Autores: Pierre Wazem (guión) / Tom Tirabosco (dibujo)
Editorial: La Cúpula
Fecha de edición: junio de 2009
120 páginas (bitono) - 18 €
Título: La laguna
Autor: Lilli Carré (guión y dibujo)
Editorial: La Cúpula
Fecha de edición: febrero de 2009
92 páginas (b/n) - 10 €
(+) Los autores:
- Tony Sandoval
- Tom Tirabosco
- Lilli Carré
domingo, 26 de julio de 2009
Las chicas del cómic, a la gran pantalla
Al final no ha sido Emily Blunt, sino una Scarlett Johansson ya consolidada como gran estrella del cine de Hollywood la elegida para encarnar a Natasha Romanoff, alias la Viuda Negra, en la esperada Iron Man 2, secuela de un film que dejó muy buen sabor de boca y en donde repiten ahora Robert Downey Jr, Gwyneth Paltrow y el realizador Jon Favreau.
Como novedades se incorporan al reparto Mickey Rourke y Sam Rockwell como los villanos del film, mientras que Don Cheadle sustituye a Terrence Howard en la piel de Jim Rhodes, amigo de confianza del empresario Tony Stark y alter ego de Máquina de Guerra.
Si hay una actriz de proyección ascendente capaz de arrebatar a Johansson el trono de gran estrella femenina del cine comercial de hoy, esa es sin duda alguna Megan Fox, cuya carrera es imparable desde que el gran público la descubrió en Transformers. Justo ahora que están en cartel la secuela dirigida de nuevo por Michael Bay y la previa Nueva York para principiantes, y que el estreno de la esperada Jennifer's Body es ya inminente, nos encontramos con la anunciada participación de la actriz en dos adaptaciones de cómic.
Si Fathom, versión para la pantalla grande del cómic del malogrado Michael Turner es solo un proyecto en desarrollo, Jonah Hex es ya una realidad: ya hemos visto imágenes del rodaje del film de Jimmy Hayward protagonizado por el cowboy de DC Comics creado por John Albano y Tony Dezuniga, en las que el siempre estupendo Josh Brolin aparece magníficamente caracterizado como el desfigurado Hex y donde John Malkovich y Michael Shannon podrían ser los villanos de la función.
Pero si hay un personaje de cómic femenino del que esperamos con avidez la versión de carne y hueso, ese es sin duda Carrie Stetko, la marshall creada por Greg Rucka y Steve Lieber en la novela gráfica Whiteout, un cómic acerca del que hemos escrito en más de una ocasión y que recomendamos ávidamente (y no somos los únicos).
Desde que se supo que Kate Beckinsale iba a encarnar a Stetko, el interés por este film dirigido por Dominic Sena y ambientado en una estación de la Antártida no hizo sino crecer paulatinamente hasta convertirse en una de las películas más esperadas por los fanáticos de las adaptaciones cinematográficas de cómic, y en la que Beckinsale comparte protagonismo con Gabriel Macht, el protagonista de la mediocre The Spirit de Frank Miller donde ya apareció Johansson.
Y es que el cómic de Rucka y Lieber -así como su secuela Whiteout: Melt- son una lectura espléndida. Desde este vuestro blog recomendamos que os hagáis con él, además de con las versiones originales de estos personajes o de las más interesantes recreaciones actuales, caso de lo que han hecho el escritor de ciencia ficción Richard Morgan y los dibujantes Bill Sienkiewicz y Sean Phillips con la espía más letal de Marvel Comics:
Como novedades se incorporan al reparto Mickey Rourke y Sam Rockwell como los villanos del film, mientras que Don Cheadle sustituye a Terrence Howard en la piel de Jim Rhodes, amigo de confianza del empresario Tony Stark y alter ego de Máquina de Guerra.
Si hay una actriz de proyección ascendente capaz de arrebatar a Johansson el trono de gran estrella femenina del cine comercial de hoy, esa es sin duda alguna Megan Fox, cuya carrera es imparable desde que el gran público la descubrió en Transformers. Justo ahora que están en cartel la secuela dirigida de nuevo por Michael Bay y la previa Nueva York para principiantes, y que el estreno de la esperada Jennifer's Body es ya inminente, nos encontramos con la anunciada participación de la actriz en dos adaptaciones de cómic.
Si Fathom, versión para la pantalla grande del cómic del malogrado Michael Turner es solo un proyecto en desarrollo, Jonah Hex es ya una realidad: ya hemos visto imágenes del rodaje del film de Jimmy Hayward protagonizado por el cowboy de DC Comics creado por John Albano y Tony Dezuniga, en las que el siempre estupendo Josh Brolin aparece magníficamente caracterizado como el desfigurado Hex y donde John Malkovich y Michael Shannon podrían ser los villanos de la función.
Pero si hay un personaje de cómic femenino del que esperamos con avidez la versión de carne y hueso, ese es sin duda Carrie Stetko, la marshall creada por Greg Rucka y Steve Lieber en la novela gráfica Whiteout, un cómic acerca del que hemos escrito en más de una ocasión y que recomendamos ávidamente (y no somos los únicos).
Desde que se supo que Kate Beckinsale iba a encarnar a Stetko, el interés por este film dirigido por Dominic Sena y ambientado en una estación de la Antártida no hizo sino crecer paulatinamente hasta convertirse en una de las películas más esperadas por los fanáticos de las adaptaciones cinematográficas de cómic, y en la que Beckinsale comparte protagonismo con Gabriel Macht, el protagonista de la mediocre The Spirit de Frank Miller donde ya apareció Johansson.
Y es que el cómic de Rucka y Lieber -así como su secuela Whiteout: Melt- son una lectura espléndida. Desde este vuestro blog recomendamos que os hagáis con él, además de con las versiones originales de estos personajes o de las más interesantes recreaciones actuales, caso de lo que han hecho el escritor de ciencia ficción Richard Morgan y los dibujantes Bill Sienkiewicz y Sean Phillips con la espía más letal de Marvel Comics:
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