Habrá quienes discutan no ya la calidad de las películas de autores como Lars von Trier o Michael Haneke, sino la sinceridad moral y ética de las mismas, lo que sus máximos responsables pretenden conseguir con ellas. Pero ante una película como Transformers cabe preguntarse sobre sus méritos artísticos, pero nunca sobre su propósito: el trabajo de Michael Bay es uno de los más directos y sinceros que puedan verse en una gran pantalla.
Y este propósito no es otro que reventar la taquilla apelando no ya solo a los amantes del cine como gran espectáculo repleto de explosiones y efectos especiales (que los hay, y por arrobas), sino a la nostalgia de aquellos niños que en los años 80 jugaron con los muñecos Transformers de Hasbro y, seguidamente, disfrutaron de la serie de animación para televisión o los cómics con sus aventuras.
Un servidor nunca fue fan fatal de la franquicia, pero sí gozó con la lectura de los tebeos que aquí editó Forum, por lo que nombres como Optimus Prime o Megatron no le suenan a chino. Y después de ver el film de Bay tengo que reconocer que disfruté la experiencia, y que las dos horas y veinte que dura se pasaron en un suspiro... a pesar de lo simple del argumento; quien busque algo más ambicioso y complejo mejor dedique su tiempo a films de directores como los citados al principio.
La película, protagonizada por las estrellas emergentes Shia LaBeouf (futuro hijo de Indiana Jones) y Megan Fox, y que cuenta con Jon Voight y John Turturro en papeles secundarios (este último en una intervención decididamente autoparódica), no engaña a nadie: es la historia de siempre, el Bien contra el Mal, aquí representados por los Autobots y los Decepticons, organismos extraterrestres no biológicos que hacen del planeta Tierra su campo de batalla. Todo ello se ve servido en la gran pantalla con un ritmo adecuado, que va in crescendo, y con unos efectos digitales impactantes (atención al enfrentamiento entre los dos ejércitos de robots durante los veinte últimos minutos).
Por lo demás, es de agradecer el sentido del humor con el que los guionistas, Roberto Orci y Alex Kurtzman (colaboradores habituales, guionistas y productores de la serie Alias), se han tomado su cometido, conscientes de que un film basado en unos juguetes para niños no debe de tomarse demasiado en serio a sí mismo.
En definitiva: un gran entretenimiento, siempre que no se le pidan peras al olmo. Y como dijo alguien al respecto: vayan a verla... pero no se olviden de las palomitas.
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3 comentarios:
Es macanuda! asi de claro.
Que saltos pegaba yo en el cine, y el ruidito de la transformacion... ays!!!!
Y los suspiros que daba yo cada vez que salia la Fox....
La Fox es la 20th Century Fox? ;-)
Disfruté como un niño chico, la verdad, y fue una sorpresa que por lo general el Bay no me entusiasma.
Tecnicamente abrumadora (despues de esto peli de Mazinger-Z contra los brutos mecanicos) y el prota muy divertido.
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