Pero cuando el protagonista empieza a descubrir aspectos de su personalidad y del mundo y las personas que le rodean... todo cambia, y vuelve a cambiar de identidad: cuando despierta ya no es el delincuente que era, sino la mujer (una bella actriz) con la que al parecer él y su hermano gemelo mantienen una relación.
Describir más allá de estas líneas la trama argumental de Nadie me mata es complicado, y además se corre el riesgo de desvelar demasiado de la peripecia argumental. Solamente añadiremos que el cambio de personalidad (casi una especie de fuga transgénica, concepto que a los seguidores del David Lynch de Carretera perdida y Mulholland Drive no les parecerá ajeno) no se queda ahí, y varias serán las identidades que irá tomando el protagonista sin nombre. ¿O es una sola identidad con varias caras?
En el último Mayo Negro celebrado en Alicante, el escritor Fernando Marías destacó esta novela de Azpeitia por su heterodoxia y su posible importancia en el devenir futuro del género negro. Una vez leída, hay que señalar que con semejante premisa, la novela tiene que ser fallida por fuerza, pues no agota (sería imposible que lo hiciera) todas las posibilidades de la misma. Que guste más o menos dependerá del atrevimiento del lector, y de que este entre o no en su particular juego de espejos y resonancias.... Algo que no es precisamente fácil. Avisados quedan.
Nadie me mata
Javier Azpeitia
Barcelona, Tusquets, 2007
264 pp. - 17 €
[Fotografía 2.ª: Javier Azpeitia y Fernando Marías en la Semana Negra de Gijón 2007. (C) C. Carrasco.]
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