Abandonad toda esperanza

domingo, 31 de enero de 2010

Se acerca Unicómic 2010

Este año Unicómic (ya saben, las Jornadas sobre Cómic de la Universidad de Alicante) se celebrarán durante los días 25 a 27 de marzo.



Y, como pueden ver, ya tenemos cartel; este año es obra de Juaco Vizuete, dibujante de Julito, el cantante cojito (De Ponent) y responsable total y absoluto de dos obras tan espléndidas como El resentido (La Cúpula) y El experimento (Glénat). Un autor que esperamos estará con nosotros y con los autores cuyos nombres ya han sido confirmados por parte de la organización...



Y estos no son otros que el británico Peter Milligan (guionista de Shade, el hombre cambiante, Blanco humano, X-Statix y The Programme), el también inglés Barry Kitson (dibujante de Juez Dredd, Empire y Legión de Superhéroes) y los españoles que han ganado el último Premio Nacional del Cómic con el muy recomendable Las serpientes ciegas: Felipe Hernández-Cava y Bartolomé Seguí. Yo de ustedes no me lo perdería.

sábado, 30 de enero de 2010

Las recomendaciones del sábado



Cómic:
SAVE OUR SOULS
Felipe Almendros
(Apa-Apa Còmics, 2009)

El nacimiento de su primer sobrino lleva al protagonista de este relato a viajar a Colima (México), donde hará amistad con los integrantes de una banda de hardcore y grabará furtivamente a las lugareñas con una cámara de vídeo... La nueva novela gráfica de Felipe Almendros tras la interesante Pony Boy es un relato autobiográfico descarnado y cruel, que haciendo gala de un estilo aparentemente descuidado revela una capacidad autocrítica como muy pocas veces puede verse. Una obra que no deberían dejar de leer ni los que gusten de las historietas costumbristas ni los que busquen algo diferente.



Libro:
EL SEGUNDO AVIÓN
Martin Amis
(Anagrama, 2009)

Si hay una imagen que ha marcado el principio del presente siglo, esa es la que mostraba el ataque terrorista contra las Torres Gemelas en el tristemente célebre 11-S. Alguien que no ha podido mantenerse al margen de tan fatídico hecho es Martin Amis, que junto con escritores de la talla de Kazuo Ishiguro o Ian McEwan forma el llamado dream team de las letras británicas contemporáneas, y que con la presente antología de textos escritos a lo largo de seis años demuestra ser el más comprometido políticamente de todos ellos. Un libro para reflexionar sobre el estado de la cuestión.


(De: El Periódico de Villena, n.º 212, 29-I-2010).

viernes, 29 de enero de 2010

Hasta la vista, Mr. Salinger



Se nos fue J. D. Salinger (1919-2010), autor de El guardián entre el centeno y Franny y Zooey. Descanse en paz.

El hombre que miraba fijamente a los despedidos

George Clooney es uno de los actores más exitosos y admirados del momento, tan valiente a la hora de ponerse tras la cámara -suya es la dirección de películas tan interesantes como Confesiones de una mente peligrosa o Buenas noches, y buena suerte-, como de aceptar papeles que lo apartan de la idea de "estrella" y lo acercan a la de, simplemente, un gran actor.

Así lo demuestran dos de sus últimos trabajos: Up in the Air, por la que casi seguro será nominado al Oscar, y Los hombres que miraban fijamente a las cabras, una sátira política en la línea de los hermanos Coen o de Wes Anderson que finalmente no se estrenó, como estaba previsto, el pasado viernes.

De todo ello hablamos en la columna de Abandonad toda esperanza de hoy:


jueves, 28 de enero de 2010

Vivir en una librería de viejo

A los bibliófilos, esa extraña raza a la que nos apasiona acumular libros en estanterías que invaden cada vez más las paredes de nuestros hogares, nos llena de satisfacción conocernos entre sí, o lo que es lo mismo, comprobar que no estamos solos en un mundo cada vez más ajeno a la palabra escrita.



En su sección "Su vivienda", la página web del diario El Mundo cede el testigo al escritor, poeta y crítico Luis Alberto de Cuenca, un autor que siempre ha demostrado su cariño tanto por los clásicos de la literatura más ortodoxos y comúnmente aceptados como tales como por la literatura popular, la serie B o el cómic.



En casa de... Luis Alberto de Cuenca nos permite conocer desde dentro su domicilio en el barrio de Salamanca, en Madrid, donde descansan, además de figuras de Leia Organa, Tintín o Red Sonja -fetiches que regocijarán al friqui más recalcitrante-, varias ediciones de la poesía de Gustavo Adolfo Bécquer o una primera edición, de 1897, del Drácula de Bram Stoker.



En resumidas cuentas: un vídeo de poco más de tres minutos que nos permite visitar de la mano de un anfitrión de lujo una biblioteca privada verdaderamente envidiable, con más de 33.000 volúmenes en su haber, y que demuestra que los problemas de espacio no solo nos afectan a los lectores de a pie. Vale la pena echarle un vistazo si, de verdad, se ama el olor y el tacto del papel impreso por encima de cualquier e-book que quieran vendernos.

miércoles, 27 de enero de 2010

Jiro Taniguchi, ayer y hoy



Jiro Taniguchi es, a día de hoy, uno de los más importantes autores de manga a nivel mundial, y no solo por la calidad de su obra, demostrada con creces una y otra vez cada vez que publica un nuevo título, sino también por el éxito que ha obtenido más allá de las fronteras de Japón y por las conexiones que ha establecido con la historieta y la sensibilidad europeas, especialmente con la bande desinée francesa, en donde ha creado escuela y ha supuesto un fuerte empujón a esa corriente que se ha venido a llamar nouvelle manga y en la que destacan la pareja (en sentido esctricto, aplicado a la vida real) formada por Frédéric Boilet (Ellas) y Aurélia Aurita (Fresa y chocolate).



Hay que agradecerle a la editorial Ponent Mon la continuada atención que están prestando a la figura de Taniguchi, y que después de un impasse en el que a finales del año pasado la editorial no aportó ninguna novedad haya regresado con fuerza convirtiendo a este autor nacido en Tottori en 1947 en el buque insignia de este regreso... ya que si ningún contratiempo lo impide en febrero aparecerá el primer volumen de Mi año (con Morvan) y en abril y junio las dos entregas de Blanco.



Decía Álvaro Pons en su reseña de Un zoo en invierno, título con el que la editorial abre su actividad el presente año, que lo peor que le podía pasar a esta última obra de Taniguchi es haberse publicado apenas un par de meses después de Una vida errante, la obra maestra de Yoshihiro Tatsumi publicada aquí por Astiberri en dos volúmenes, dadas las inevitables comparaciones. Bien es cierto que ambos títulos presentan algunas semejanzas, sobre todo en lo referente a su temática: en ambas sus respectivos autores relatan sus comienzos como autores de cómic, empleando un alter ego ficcional (Hiroshi en el caso de Tatsumi, Hamaguchi en el de Taniguchi), y mostrando los pros y los contras de una etapa muy especial y significativa de sus respectivas vidas. Pero ahí acaban las concomitancias y se destapan las diferencias.



En Un zoo en invierno Taniguchi nos lleva al Kyoto de finales de 1966, un lugar y una época en los que el protagonista, Hamaguchi, se muestra como una suerte de diseñador gráfico que trabaja para una pequeña empresa. Conforme pasan los días se va dando cuenta de que no se realiza en su trabajo, y un episodio en el que se ve inmerso sin querer (la hija del jefe decide fugarse con su amante, varios años mayor, mientras Hamaguchi actúa como vigilante de la susodicha) le servirá de empujón para abandonar su actual lugar de trabajo, en el que se encuentra en una posición muy incómoda, para marcharse a Tokio a buscar fortuna como autor de manga.



Como Tatsumi, Taniguchi refleja con acierto la atmósfera laboral que vivían los autores de manga en el Japón de los años 60 y 70: una época de esplendor para el cómic japonés que obligaba a sus artífices a manufacturar obras a velocidad de vértigo, de forma atropellada ante las siempre agobiantes fechas de entrega, y que obligaban a los autores más celebrados a tener varios ayudantes que entintaran, rellenaran espacios y trabajaran los fondos con el fin de poder cumplir con sus compromisos con las distintas publicaciones periódicas de historietas.



Pero, como decíamos, el autor de El rastreador toma un camino distinto, y lejos de querer ofrecernos un fresco histórico de un país y una era, incluso lejos de querer hacer uso de la intrahistoria para de paso mostrar lo anteriormente expuesto, opta por realizar un retrato mucho más intimista, en la línea de las obras que le han dado fama -como Barrio lejano o El almanaque de mi padre-, y donde lo que prima es, por un lado, la realización personal del protagonista; y, por otro, sus vínculos sentimentales con los que le rodean, particularmente con su hermano mayor (con el que vivirá un importante y emotivo acercamiento después de una etapa de separación) y con una joven que se convertirá en su primer amor verdaderamente relevante.



Todo ello se plasma en una serie de páginas que hacen gala de la particular y reconocible expresividad gráfica de Taniguchi, con un uso magistral de los silencios, si bien hay que señalar que en pos de la verosimilitud a la hora de reflejar las relaciones humanas también hay espacio para unos diálogos de gran naturalidad, más cercanos a las obras citadas en el párrafo anterior que a narraciones más contemplativas como la excepcional El caminante. El resultado de una perfecta amalgama de todos estos elementos es una obra deliciosa, llamada a crecer en consideración general con el paso del tiempo, y una manera inmejorable, en nuestra opinión, de empezar a leer cómics en este 2010.



A mi parecer, lo peor -por así decirlo- que podía pasarle a Un zoo en invierno a la hora de llamar la atención del público al que va destinado no es su coincidencia con la creación de Tatsumi, sino llegar a las librerías apenas un mes después que la edición integral de Barrio lejano, obra del propio Jiro Taniguchi y considerada casi por consenso universal uno de sus títulos capitales y una obra maestra del manga contemporáneo, y cuya lectura ya recomendamos hace unas semanas. Aunque, bien pensado, el efecto podría ser precisamente el contrario y los que descubran a Taniguchi a través de este Barrio lejano quizá se abalancen sobre otros títulos del autor disponibles en las librerías especializadas (que yo recuerde, todos de la mano de Ponent Mon con la excepción de la mencionada El almanaque de mi padre, editada por Planeta).



Ajena a la concepción autobiográfica de Un zoo en invierno, pero muy cercana a la plasmación de emociones vividas de primera mano vertidas en un relato ficcional, Barrio lejano efectúa un viaje (literal en el marco de la obra) al pasado, una reflexión acerca del peso del mismo en nuestro presente, convirtiéndolo en una manera de reflexionar sobre el hoy y una posibilidad de intento de cambiarlo. Esto es, un retrato del pasado desde la experiencia del presente, con todo lo que ello conlleva.



El protagonista del relato es Hiroshi Nakahara, un hombre de negocios centrado totalmente en su trabajo, lo que le ha llevado a dejar demasiado de lado a su familia en beneficio del anterior. Además, una cierta insatisfacción vital -muy similar a la del Hamaguchi de las primeras páginas de Un zoo en invierno- lo lleva a beber demasiado, en una situación que fácilmente podría caer en el alcoholismo. Pero un error (aunque podría debatirse si en realidad es tal y no fruto de una necesidad subconsciente) a la hora de coger un tren lo lleva a su barrio natal, a visitar el viejo cementerio de Genzen donde reposa su madre... y a efectuar un viaje a través del tiempo a la época en la que tenía solo catorce años y era un estudiante de educación secundaria más preocupado por encajar entre sus semejantes y por llamar la atención de esa compañera tan guapa que por lo general le ignoraba.



A partir de ahí, Taniguchi construye un relato que puede recordar a una obra también interesantísima pero muy alejada geográficamente como Inolvidable de Alex Robinson, tanto que me hace sospechar que el autor de Malas ventas muy bien podría conocer la obra del japonés. Tanto es así que en ambos títulos tiene una particular importancia la relación del protagonista con su padre, una figura ausente aunque lo sea por razones distintas: una enfermedad mortal que se lo arrebata en el caso de Robinson, un abandono voluntario en busca de un sueño personal en Taniguchi.



Poco más puede decirse que otros no hayan dicho ya y mejor de una obra tan redonda como Barrio lejano, que ahora Ponent Mon nos ofrece en una edición integral en sentido de lectura occidental adaptada por el citado Frédéric Boilet, el discípulo galo de Taniguchi por antonomasia, y supervisada por el propio autor de la obra. Lo que sí hay que subrayar es que Un zoo en invierno no merecería pasar desapercibida, pues considero que si no goza de la fama de este Barrio lejano se debe solo a que es una obra mucho más reciente y que todavía no han disfrutado generaciones de lectores como ha ocurrido con esta. Porque, en algunos aspectos, y quizá por las expectativas inevitables a la hora de leer Barrio lejano, me quedo antes con la delicadeza y sutilidad de Un zoo en invierno, que vuelvo a recomendar encarecidamente.


Título: Un zoo en invierno
Autor: Jiro Taniguchi (guión y dibujo)
Editorial: Ponent Mon
Fecha de edición: enero de 2010
232 páginas (b/n) - 16 €


Título: Barrio lejano [Integral]
Autor: Jiro Taniguchi (guión y dibujo)
Editorial: Ponent Mon
Fecha de edición: diciembre de 2009
408 páginas (b/n) - 18 €




(+) Previously on Abandonad toda esperanza, Jiro Taniguchi:
- El rastreador
- K / La montaña mágica
- La cumbre de los dioses
- Seton

martes, 26 de enero de 2010

Barcelona se tiñe de negro

Del 1 al 6 de febrero tendrá lugar BCNegra 2010, la nueva edición de BCNegra, un festival cultural que se ha convertido con tan solo cinco ediciones, contando la presente, en una cita ineludible para los fanáticos del género policíaco.



Este año el gran protagonista es el escritor Ian Rankin, que recibirá el Premio Pepe Carvalho a toda su trayectoria. Pero no será el único autor internacional que se dejará caer por Barcelona: también nos visitarán Dominique Manotti (El cuerpo negro), Don Winslow, John Connolly, K. O. Dahl, Asa Larsson, Camilla Läckberg y Arnaldur Indridason, entre otros.



BCNegra también homenajeará al novelista y editor Mario Lacruz, se unirá a la celebración del centenario de la CNT y repasará el cine negro rodado en la Ciudad Condal durante los años 60. Pero también habrá espacio para películas firmadas por maestros del celuloide como Delmer Daves, François Truffaut, Nicholas Ray, Arthur Penn o Terrence Malick.



Otros escritores que pasarán por BCNegra, sin ánimo de ser exhaustivos, serán Francisco González Ledesma, Lorenzo Silva, Andreu Martín, Luis García Jambrina, Carles Quílez, Constantino Bértolo, Pedro Zarraluki, Antonio Lozano, José Luis Correa, José Ángel Mañas, Domingo Villar, el mexicano Élmer Mendoza y el astur-mexicano Paco Ignacio Taibo II.



Las jornadas se complementan con un concierto de jazz, varios clubs de lectura y la exposición Tardi: Retrato en negro, dedicada al historietista francés Jacques Tardi (que adaptó en repetidas ocasiones al novelista de género Léo Malet y sus novelas protagonizadas por Néstor Burma) y cuyos comisarios son los especialistas en el noveno arte Pepe Gálvez y Toni Guiral.



Para consultar el programa al completo, verdaderamente atractivo, nada mejor que pasarse por La Balacera para descargarlo.

[Fotografías: Ian Rankin, Élmer Mendoza, Jacques Tardi & Léo Malet.]

lunes, 25 de enero de 2010

Dreamwar: Metacrossover



La respuesta a la pregunta que formulábamos al hilo de la trilogía -Armageddon, Revelations y Number of the Beast- que ha redefinido el universo WildStorm es Planeta de Agostini Comics. Finalmente ha sido esta editorial y no Norma la encargada de publicar DC / WildStorm: Dreamwar, el crossover que enfrenta ambos universos, como veremos y con algunas puntualizaciones, al viejo estilo de todos los crossovers que en el mundo (superheroico) han sido.



Vaya por delante que esta crítica revelará algunas de las pocas sorpresas que depare el argumento de esta miniserie, seis comic books publicados por Planeta en un solo volumen; entre ellas la principal que justifica por sí sola el enfrentamiento entre los grupos de superpoderosos más importantes de ambos universos. Por ello, aquel que quiera leer la obra sin conocer demasiados detalles de la misma será mejor que renuncie a seguir leyendo estas líneas...



La principal intención de los crossovers entre editoriales, huelga decirlo, siempre fue la de barrer en la lista de tebeos más vendidos aunando a los seguidores más fanáticos de una y otra compañía, al mismo tiempo que satisfacer la curiosidad por satisfacer qué hipotético resultado daría un enfrentamiento entre, pongamos por caso, Superman y Spiderman o Batman y Hulk, por citar los primeros y más populares encuentros editoriales -entre DC y Marvel, claro- de la historia del cómic mainstream norteamericano. Pero, claro está, estos experimentos narrativos sufrían la cortapisa de estar obligados a pagar un impuesto: la de que ninguna de las dos editoriales tenía que resultar perjudicada en comparación con la otra, ninguna debía quedar por encima o por debajo de su rival, por lo que imagino que la realización del guión solo empezaba a hacerse después de firmar cientos de cláusulas y aquel solo se aprobaba cuando ambas editoriales daban el consiguiente visto bueno.



No es el caso de Dreamwar: legalmente, el Universo WildStorm pertenece a DC Comics (esto es, a la megatodopoderosa Warner), por lo que todo queda en casa; además, no es la primera vez que se encuentran ambas realidades, pues Planetary ya se las vio con Batman y la JLA, o el propio Batman con Deathblow. De eta forma, en Dreamwar, los autores han contado con más libertad y en ningún caso se han visto obligados a que el resultado final mantenga unos niveles equitativos. De ahí que la obra que nos ocupa se desarrolle en el Universo WildStorm más que en el de DC, y sin que su conclusión afecte realmente a este, como veremos.



El relato parte de la siguiente situación: un adolescente introvertido y con problemas de adaptación que responde al nombre en clave de Quimera es capaz de recrear y manejar a su antojo a los principales grupos del Universo DC (la JLA, la JSA, los Jóvenes Titanes y la Legión de Superhéroes del siglo XXI) ubicándolos en el Universo WildStorm para enfrentarlos a The Authority, Stormwatch, Gen 13 o los retirados habitantes de Tranquility. Este y no más es el sencillo punto de arranque de la obra, única excusa argumental que a más de un lector, lógicamente, podrá parecerle que peca un poco de gratuita y un mucho de ingenua.



No obstante, lo más interesante de Dreamwar es la reflexión metagenérica que ofrece, a la hora de oponer una concepción heroica que pervive desde hace décadas a través de iconos como Superman o Batman con la revisión descreída y cínica indiscutiblemente post Watchmen iniciada por Brandon Choi, Jim Lee o Marc Silvestri y desarrollada después por guionistas enfants terribles como Warren Ellis, Garth Ennis, Mark Millar o Ed Brubaker, a través de la mirada de un niño ávido lector de cómics que añora a los héroes de los tebeos de antaño. Quizá su condición de joven nostálgico ha sido precisamente la culpable de su alienación en el mundo mucho más oscuro y menos idílico de sus semejantes, que no es otro que el que muestran las páginas de este Dreamwar en el que el relato vuelve una y otra vez a dejar bien patentes las diferencias entre ambas concepciones antitéticas.



Por lo demás, Dreamwar ofrece también lo que el lector de este tipo de obras inevitablemente espera de ellas; por un lado, un guión que se subleva a las convenciones del subgénero: esto es, el enfrentamiento entre los personajes de uno y otro universo, dando predilección a que luchen entre sí los llamados "personajes espejo" (de los que, por lo general, el de creación posterior está ligera o muy marcadamente inspirado en el más antiguo), para al final salir de su error y luchar juntos contra una amenaza común. Por otro lado, un trabajo gráfico donde brillen con luz propia las escenas de acción por encima de los diálogos y las escenas más introspectivas.



No obstante, en este caso, el veterano Keith Giffen (Midnighter, Jeremiah Harm, The Authority: Lobo, Los Defensores) consigue urdir una trama que no es que sea el colmo de la originalidad -que como intuirán por lo dicho hasta ahora estaría fuera de las intenciones de una obra de estas características-, pero que sí cuenta con unos diálogos atractivos y chispeantes que sirven para que la trama se desarrolle y para que la psicología de los distintos personajes, así como sus rasgos más característicos -atención a cómo se expone el carisma de Superman o Wonder Woman, por ejemplo, en detrimento de un personaje más íntimo y menos espectacular como el Hombre Murciélago-, queden plasmados en apenas un par de viñetas. Por su parte, los dibujantes Lee Garbett (Midnighter, The Highwaymen) y Trevor Scott (Deathblow) cumplen con lo que se espera de ellos: un trabajo dinámico y atractivo, con ecos del George Perez más épico y del Jim Lee menos desatado, que brilla particularmente en las inevitables splash pages, y de las que la muerte del Cruzado de Gotham en manos de la letal Zealot me recordó -salvando las distancias y que las figuras no están colocadas de la misma manera- al asesinato de Elektra a manos de Bullseye en un histórico tebeo del Daredevil de Frank Miller.



Concluyamos, pues: Dreamwar es un (meta)crossover que satisfará sin duda a los amantes de estos encuentros superheroicos, pero que además sobresale -por encima o por debajo, según los gustos de cada cual- de la media, y que puede que guste incluso a algunos de los detractores de estas batallas superheroicas, siempre y cuando se acepten las bases del juego expuestas en estas líneas. Si no se consigue, mejor dedicar el tiempo a otra cosa.


Título: DC / WildStorm: Dreamwar
Autores: Keith Giffen (guión) / Lee Garbett & Trevor Scott (dibujo)
Editorial: Planeta de Agostini Comics
Fecha de edición: diciembre de 2009
144 páginas (color) - 11,95 €




(+) Previously on Abandonad toda esperanza, otros crossovers:
- Batman / Deathblow
- Batman / The Spirit
- JLA / Titanes
- Planetary / The Authority / Batman / JLA
- Promethea / Tom Strong

domingo, 24 de enero de 2010

RIP: Jean Simmons (1929-2010)

Tristemente, desde anteayer Hollywood vuelve a estar de luto: poco antes de cumplir los 81 años ha fallecido la actriz Jean Simmons, de nacionalidad británica pero que desarrolló su carrera profesional en la cinematografía estadounidense, trabajando durante varias décadas con los mejores directores y actores de cada momento.



La actriz, de nombre completo Jean Merilyn Simmons, debutó con algunos papeles discretos en 1944, pero sería gracias a su intervención en Narciso negro, del tándem formado por Michael Powell y Emeric Pressburger, y sobre todo a su presencia en adaptaciones literarias de renombre (Grandes esperanzas de Dickens y Hamlet de Shakespeare, llevadas al cine por David Lean y Laurence Olivier respectivamente), que empezó a convertirse en la estrella que llegaría a ser.



A lo largo de la a todas luces gloriosa década de los 50 intervino en muchas películas, de las que cabe destacar la soberbia Cara de ángel de Otto Preminger, junto a Robert Mitchum, un par de títulos de época dirigidos por Henry Koster -La túnica sagrada, primera película rodada en Cinemascope, y Desirée-, el musical Ellos y ellas de Joseph L. Mankiewicz, compartiendo plano con Marlon Brando y Frank Sinatra, o el western épico Horizontes de grandeza de William Wyler, junto a Gregory Peck y Charlton Heston.



Fue en 1960 cuando realizó nada menos que tres de sus más memorables trabajos: en El fuego y la palabra junto a Burt Lancaster, en Página en blanco de Stanley Donen (donde volvió a coincidir con Deborah Kerr y Robert Mitchum, además de con Cary Grant), y muy especialmente en Espartaco, empezada por un Anthony Mann que muy pronto fue sustituido por Stanley Kubrick, y donde la actriz interpretó a Varinia, la esposa del protagonista, encarnado por Kirk Douglas.



Jean Simmons se casó dos veces, y las dos veces con nombres importantes del cine clásico norteamericano: durante los años 50 fue la esposa del actor Stewart Granger, y al poco de divorciarse de este contrajo matrimonio con el realizador Richard Brooks, con quien realizó dos de sus mejores trabajos: la citada El fuego y la palabra y Con los ojos cerrados, una película no muy célebre pero que merece recuperarse, y en la que muchos han visto un reflejo de la crisis que su matrimonio con Brooks experimentaba por aquel entonces. Gracias a su trabajo en este film consiguió su segunda y última nominación al Oscar (la primera sería como actriz de reparto por su papel de Ofelia en la citada Hamlet).



En el último tercio de su filmografía trabajaría sobre todo en televisión, destacando su presencia en dos series como la popular Norte y Sur y la fantástica Dark Shadows. Pero en 1995 volvería a la gran pantalla en Donde reside el amor, con Winona Ryder encabezando un reparto eminentemente femenino donde no faltaron otras dos veteranas de la talla de Anne Bancroft y Ellen Burstyn. Después volvería a la pequeña pantalla, pero no se ha despedido de todos nosotros sin protagonizar el pasado año otro largometraje para el cine: la inédita Shadows in the Sun.



Jean Simmons nació en 31 de enero de 1929 en Crouch Hill, Londres, y falleció en 22 de enero de 2010 en Santa Mónica, California. Tenía por tanto 80 años. Descanse en paz.

[Fotogramas: Halmet, Ellos y ellas, Espartaco, El fuego y la palabra, Dark Shadows.]

sábado, 23 de enero de 2010

Las recomendaciones del sábado



Cómic:
SURFING ON THE THIRD WAVE
Miguel Ángel Martín
(Rey Lear, 2009)

En un lugar y tiempo indefinidos, pero que muy bien podría ser nuestro futuro más inmediato, unos amigos pasan el tiempo acudiendo a espectáculos de choques de coches; el lado más oscuro de cada uno no tardará en salir a la superficie... El autor de clásicos del underground patrio como Brian the Brain o Psychopatia Sexualis y de títulos más recientes como Bitch (cuya protagonista reaparece aquí) regresa con una de sus obras más logradas, inquietante y terrorífica, y emparentada con el discurso de Chuck Palahniuk o David Cronenberg. Una edición impecable para una lectura indispensable.



Libro:
APOCALIPSIS Z. LOS DÍAS OSCUROS
Manel Loureiro
(Plaza & Janés, 2010)

Los últimos supervivientes de Apocalipsis Z llegan a las islas Canarias, pero se verán obligados a regresar a la Península en una misión suicida... Con su anterior novela, el gallego Manel Loureiro marcó un hito en la narrativa española actual, al ofrecer una ficción verosímil que integraba la figura del muerto viviente, tan de moda ahora, en la geografía española; ahora, con esta prometida secuela, los zombis vuelven a caminar por nuestro país. Un divertimento que no desmerece la tradición de un género que ya se atreve con todo... Jane Austen incluida.


(De: El Periódico de Villena, n.º 211, 22-I-2010).

viernes, 22 de enero de 2010

Ilustraciones con banda sonora

Charlie Parker. Robert Johnson. Carlos Gardel. O lo que es lo mismo: el jazz, el blues y el tango. Artistas y géneros cuya música recrean en imágenes, directa o indirectamente, José Muñoz y Frantz Duchazeau, con el concurso de Julio Cortázar.

Ilustraciones que pueden escucharse. Una agradable sinestesia en la columna de Abandonad toda esperanza de hoy:



jueves, 21 de enero de 2010

El cine nos lleva a Salobreña

El pasado viernes 15 de enero se presentaba en Salobreña nuestro libro Hasta donde el cine nos lleve. Un servidor no pudo asistir al evento, pero mi amigo y coautor de la obra Jesús Lens defendió a capa y espada nuestro proyecto en común durante una velada que por lo que he podido ver y leer a posteriori resultó perfecta para todo el mundo.



Pueden leer la crónica de la presentación (y el sarao posterior, inevitable), claro está, en Pateando el mundo.

[Foto: Jesús Lens (centro).]

miércoles, 20 de enero de 2010

Continuaciones



Toda continuación implica una serie de prejuicios a priori para todo aquel que haya leído la primera entrega. Por tanto, y como ya ha recogido el saber popular ("Nunca segundas partes fueron buenas") es fácil que aparezca la siempre temible sensación de decepción. En algunos casos la segunda parte se limita a prolongar los aciertos y defectos de la anterior. Lo que ya es más raro que ocurra, en los casos en los que la primera entrega satisfizo al consumidor, es que la continuación le sorprenda mejorando el material de partida.



Contra todo pronóstico, dada la indiscutible calidad de la anterior "Una sensación conocida", esto es lo que sucede con "¡Arriba las manos!", segunda parte de Rosalie Blum, la trilogía de Camille Jourdy que viene editando La Cúpula y que concluirá su edición española en breve. Ya destacamos en su día los muchos puntos de interés del primer tomo, pero con esta segunda parte la autora nos ha ganado de calle.



Recordemos que la acción de Rosalie Blum está ambientada en un pequeño pueblo de provincias francés, cuya vida cotidiana Jourdy refleja como de tan común y ordinaria que sería imposible no cayera en el tedio. Esto sigue bien presente en "¡Arriba las manos!", si bien la acción se centra ahora no ya en Vincent, el treintañero de profesión peluquero que vive con su madre y está obsesionado con la misteriosa Rosalie, sino en Aude, sobrina de la anterior, una joven que ha abandonado los estudios -cosa que su familia desconoce- y que no sabe muy bien qué rumbo tomar en su vida.



Como vemos, paradójicamente el personaje titular de la serie, Rosalie Blum, pese a su importantísima presencia en ambos álbumes, no es la protagonista auténtica del relato, pero sí el motor que desencadena la acción: en primer lugar, será Vincent quien le otorgue un aura de misterio y glamour que en realidad, muy posiblemente, no tenga, por pura necesidad de escaparse aunque sea por un momento de su aburrido devenir; después, será Aude quien le confiera el mismo misterio y por las mismas razones a Vincent, en compañía de sus amigas Cécile y Bernardette que no tardarán en sumarse a la aventura. Imaginamos, dada la portada de la edición original -atención al juego interactivo que nos ofrecen las tres cubiertas-, que la tercera entrega se centrará más en la figura de Rosalie, y que Jourdy aprovechará para atar todos los cabos.



Mientras tanto, en esta ocasión la autora nos remite con su relato a las historias detectivescas protagonizadas por adolescentes, al estilo de los famosos Los Cinco de Enid Blyton o los menos populares protagonistas de la serie Alfred Hitchcock y los Tres Investigadores. Así, Aude y sus amigas seguirán a Vincent -que a su vez sigue a Rosalie- con la sospecha de que se trate de un psicópata o un asesino en serie, e incluso protagonizarán un rocambolesco episodio junto con la madre de Vincent que homenajea a la genial Psicosis del citado director de cine inglés.



En definitiva: una obra magnífica, de la que esperamos con verdadera avidez la tercera y última entrega. La espera va a ser muy dura, y no se me ocurre mejor aliciente para recomendar su lectura.



Menos interesante me parece Nocturno. El espíritu del viento, también editado por La Cúpula, y a la postre continuación y al parecer conclusión de aquel primer Nocturno del que ya esperábamos más. Esto se debe a que de su autor, el mexicano (aunque afincado en Barcelona) Tony Sandoval, habíamos leído previamente El cadáver y el sofá, para el que esto escribe una de las más agradables sorpresas del tebeo independiente de los últimos tiempos, una magnífica reflexión acerca de los problemas y quebraderos de cabeza intrínsecos de la adolescencia.



En este El espíritu del viento, Sandoval retoma a los protagonistas de la previa El que camina con los muertos, Seck y Karen, y continuando el relato donde lo dejó la anterior entrega los introduce en una narración onírica por momentos algo confusa en la que el espíritu del joven Seck viaja por el limbo en busca de redención, mientras su enamorada anhela su regreso.



Psychokillers, leyendas de apariencia céltica y heavy metal se mezclan así en un cóctel para el que esto firma insatisfactorio, y cuyo principal -y por momentos único- punto de interés radica en el, eso sí, atractivo dibujo de Tony Sandoval, con un estilo personal ya reconocible para los que hemos leído parte de su obra.



Estamos pues ante una obra de juventud -recordemos que Nocturno fue el primer trabajo del autor cuando apenas contaba con veinticuatro años- que apenas deja entrever un talento que acabaría eclosionando en el citado El cadáver y el sofá. Desde aquí recomendamos la lectura de esta última, o para aquellos que quieran leer "todo Sandoval" que mejor los lean en orden de realización, empezando por Nocturno, porque si no, como es nuestro caso, la decepción puede ser muy grande.


Título: Rosalie Blum (Vol. II: "¡Arriba las manos!")
Autor: Camille Jourdy (guión y dibujo)
Editorial: La Cúpula
Fecha de edición: diciembre de 2009
128 páginas (color) - 18 €


Título: Nocturno. El espíritu del viento
Autor: Tony Sandoval (guión y dibujo)
Editorial: La Cúpula
Fecha de edición: diciembre de 2009
116 páginas (color) - 17,50 €

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