Según comenta el crítico Álvaro Pons en su crítica conjunta de las dos obras que hoy nos ocupan, no fue sino la casualidad quien hizo que leyera ambas con muy poca distancia temporal entre una y otra. Espero se nos permita, dado que lo mismo nos sucedió aunque con reservas -no ha pasado tan poco tiempo entre una y otra, sino un par de semanas-, que sin intentar enmendarle la plana al autor del imprescindible blog sobre cómic La cárcel de papel comentemos también al mismo tiempo estas obras de Frederik Peeters y Juaco Vizuete.
Por una vez, y sin que sirva de precedente, considero que la obra patria gana por goleada a la extranjera; y quizá sea por mi desconocimiento de la obra de Peeters, del que apenas he leído historias cortas -sí, Píldoras azules sigue siendo una de mis asignaturas pendientes y postergadas más sangrantes- y la importancia que pueda tener en ella la figura del elefante como elemento recurrente se me escapa alegremente, que este Paquidermo -editado, eso sí, lujosamente por Astiberri- me ha dejado un tanto frío.
Detrás de la que podría ser la mejor portada de cómic del 2009 -imagino que mérito de la original de Gallimard mantenido y sustentado en la española por el trabajo de Manuel Bartual, que debe maquetar el 75 % de los cómics que se editan en España, y con qué nivel- se esconde un relato surrealista de marcados matices freudianos que arranca en la Suiza francófona de 1951. Es en este marco espacial y temporal que la protagonista del relato, Carice, se dispone a llegar a un hospital para visitar a su marido, de nombre Pierre Sorel, ingresado allí tras sufrir un accidente de tráfico que a punto ha estado de costarle la vida.
Al parecer, la primera intención de la joven era abandonar a este, de ahí la carta que le ha escrito y que guarda en su bolso. Pero el accidente cambiará el curso de las cosas, complicado más a su vez por la figura de un elefante que herido descansa en mitad de la carretera dificultando el tráfico, y obligando a nuestra heroína a abandonar su vehículo para acortar hacia el hospital a través del bosque.
A partir del encuentro de Carice con el otro personaje central de la obra -el doctor Barrymore, encargado de operar a su esposo, y del que se sospecha podría ser un espía alemán oculto bajo una falsa identidad-, así como un misterioso individuo de larga nariz que aspira a convertirla en colaboradora de su causa, el relato tomará de forma progresiva los derroteros más extraños e inquietantes, en un juego de identidades y de elementos referenciales que se repiten como un eco.
Debo aclarar que considero Paquidermo como una obra realmente interesante pero de la que, francamente y ante las críticas vertidas hacia ella, esperaba más. Y no es ápice para su disfrute -al menos para el mío- la sensación de no haber entendido del todo su argumento (si es que tiene un argumento que entender, al menos en el sentido clásico del término), pues una de las cosas que más aprecio en una obra narrativa es la multiplicidad de lecturas y el misterio de lo irresoluble. Simplemente, no acabo de entrar en la propuesta que propone Peeters, pese al estupendo acabado formal, a algunas escenas francamente conseguidas y a lo favorablemente inquietante que me parece el juego temporal en el que Carice se encuentra consigo misma envejecida y muerta o la presencia recurrente de criaturas que podrían ser fetos no nacidos y su valor connotativo de la imposibilidad de procrear.
Como muestra de que la duda no es el problema, quiero destacar lo satisfactorio que me ha parecido El experimento, la última obra de Juaco Vizuete. Se trata de una obra cuasi experimental, una pirueta parecida a la que Manel Fontdevila realizó con Súper Puta -curiosamente, o no tanto, también editada como esta por Glénat- en relación con su obra previa.
De Vizuete había disfrutado mucho con su homenaje al estilo de la Escuela Bruguera en Julito, el cantante cojito, con guión de Hernán Migoya. Pero todavía había disfrutado mucho más con El resentido, soberbio relato de iniciación adolescente publicado primero por entregas y recopilado después por La Cúpula en una de las reediciones de material patrio más interesantes de este 2009 (quedan avisados, que conste). Pero nada podía hacer esperar lo que un servidor se ha encontrado dentro de las páginas de El experimento.
El libro es, ya desde el mismo envoltorio formal, y es algo que comparte con la citada Julito o con Vaquero de Jordi Pastor, un homenaje a la cultura popular y a las ediciones de novelitas y tebeos de quiosco de antaño. La obra se presenta como el noveno número de la colección "Biblioteca CF", subtitulada "Héroes de ciencia ficción", y que en esta ocasión incluye tres historietas cortas: "Los 3 Titanes", "Ufo Lovesick Boy" y "Isla de encanta". La primera, perteneciente al género superheroico, será la que funciona como hilo principal de la obra, mientras que las dos restantes -la primera, ciencia ficción con un título que no desentonaría en un disco conceptual del David Bowie de los 70; la segunda un relato de aventuras marítimas al estilo de Conrad o Stevenson- son solo fallas, probablemente necesarias para conseguir el efecto buscado, pero absolutamente prescindibles a nivel argumental.
Los miembros del grupo Los 3 Titanes son Robert, Vicky y Dick, que en un primer momento se nos antojan como un remedo paródico de Los 4 Fantásticos, la "primera familia" de Marvel Comics. Es más: después de una página en la que Vizuete remite de nuevo al estilo de un autor como Vázquez, y por más que su trazo sea más sencillo, no es difícil encontrar en El experimento huellas del arte de Jack Kirby. Algo así como si Daniel Clowes rehiciera hoy las páginas del "Rey" que conmocionaron el panorama de los cómics de superhéroes hace décadas.
Pero el lector descubrirá muy pronto que la aparente felicidad y calma del devenir cotidiano de Los 3 Titanes peligran desde un primer momento, y no solo por las amenazas exteriores de parte del villano o villanos de turno, pues el mal y el odio corrompen la realidad del grupo de héroes desde su mismo interior: el complejo de superioridad de Robert, el líder; la inestabilidad de Vicky, el inevitable apoyo femenino; y la envidia y los celos de Dick -ojo al nombre de pila, el mismo de Dick Grayson, más conocido como Robin-, un miembro titular que no soporta que lo traten como un sidequick cualquiera...
Relatar más de El experimento sería escamotearle a cualquier lector la posibilidad de descubrir sus distintos giros argumentales, que los tiene, y algunos son de órdago. Baste señalar que Vizuete se permite usar y parodiar múltiples recursos del género superheroico -particularmente brillante me parece el uso de la suplantación de personalidad que justifica hechos acontecidos durante un largo período de tiempo, meses y meses de comic books que puntualmente relajan las ansias de sus fieles lectores. ¿Les suena de algo?-... Para, al final, dar un giro de volante y ofrecer la posibilidad de otro mundo, acaso más real (¿en verdad lo es?), que reinterpreta todo lo leído hasta el momento.
En definitiva: El experimento es un paso más en una de las carreras más prometedoras de nuestro país, que abre un nuevo camino a explorar por su autor, y que da pie a la sensación -agradable, al menos para el que esto suscribe- que de su mano, a partir de ahora, se puede esperar a priori cualquier cosa. Y esto es algo que por lo visto sucede también con Peeters, aunque un servidor no haya entrado en su juego. O sí, y lo que pasa es que todavía no se ha dado cuenta, porque Carice y el paquidermo rondan por su mente desde hace ya un par de semanas.
Título: Paquidermo
Autor: Frederik Peeters (guión y dibujo)
Editorial: Astiberri
Fecha de edición: diciembre de 2009
88 páginas (color) - 19 €
Título: El experimento
Autor: Juaco Vizuete (guión y dibujo)
Editorial: Glénat
Fecha de edición: diciembre de 2009
96 páginas (color) - 19,95 €
[Imagen 11.ª- The Three Titans, según Sergio Córdoba.]
1 comentario:
Es la historia de siempre...20 euros por la edición de El Experimento,es hacerle un flaco favor al autor,..mas que nada porque hay mucha gente,al igual que yo,que lo ha vuelto a dejar en la estantería de la tienda al ver su abusivo precio,..Y mira que le tenía ganas!
A ver si me lo encuentro de saldo algun día de éstos.
El de Paquidermo para servidor,de lo mejorcito del año.
Siento que no te haya entusiasmado tanto como a mí.
Un abrazo navideño!!
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