Alias llegó por fin a su conclusión. Han sido cinco años, cinco temporadas, 105 episodios de cuarenta y dos minutos aproximadamente cada uno, que nos han enseñado, entre otras cosas, que no podemos fiarnos de nadie.
La serie, creada por J. J. Abrams (que después volvería a saborear un éxito todavía más masivo con Perdidos), ofrece, a lo largo de tres primeras temporadas magníficas y dos últimas más decepcionantes, aunque con momentos estupendos, una trama conspiratoria de espionaje, plagada de misiones y contramisiones, dobles identidades, profecías apocalípticas, alta tecnología y misterios del pasado, sin olvidar las consabidas gotas de humor y la subtrama romántica.
Si el personaje principal es Sydney Bristow, agente que descubre al comienzo de la serie que no trabaja para la CIA sino para el enemigo que cree combatir, en el plantel de secundarios nos encontramos algunas creaciones memorables, como Arvin Sloane, el villano de la función, un personaje cargado de aristas, o Jack Bristow e Irina Derevko, los progenitores de la protagonista, situados en bandos opuestos.
El reparto principal de la serie, en principio, lo conformaban Jennifer Garner, Ron Rifkin, Victor Garber, Michael Vartan, Bradley Cooper, Merrin Dungey, Carl Lumbly y Kevin Weisman. A estos (de los que alguno desaparecería) se unirían en temporadas sucesivas Lena Olin, Melissa George, David Anders, Mia Maestro, Rachel Nichols, Élodie Bouchez, Amy Acker y Balthazar Getty. Igualmente, han contado con papeles relevantes para Greg Grunberg (amigo desde siempre de J. J. Abrams, que aquí interpreta a Eric Weiss, agente de la CIA y amigo de Michael Vaughn), Terry O’Quinn, Patricia Wettig, Amy Irving, Gina Torres, Angus Scrimm, Isabella Rossellini, Sonia Braga, Angela Bassett, Angus Macfayden, Djimon Hounsou, Clifton Collins Jr., Joel Grey, Faye Dunaway, John Hannah, Peter Berg, Griffin Dunne, Vivica A. Fox, Patrick Bauchau, Richard Roundtree, Justin Theroux, David Carradine, Michael McKean, Christian Slater, Ethan Hawke, Rutger Hauer y los realizadores Quentin Tarantino y David Cronenberg, por citar solo algunos.
La serie, ni que decir tiene al tratarse de un thriller televisivo de espías, necesita en muchas ocasiones de la suspensión de la incredulidad por parte del telespectador: a cambio, le ofrece muchas horas de espléndido entretenimiento, con un sentido del cliffhanger (el final de cada entrega en el momento de máxima tensión) como no se veía en mucho tiempo... y que lanza, sobre todo en sus primeras temporadas, una visión sobre las incertezas de nuestro tiempo en clave de puro espectáculo. Lo cual no es poco en los tiempos que corren.
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1 comentario:
En mi casa la buena de Sidney nunca ha sido muy apreciada (mi madre desde que le arrancaron las muelas al principio decia que tenia cara de que le dolieran).
Yo no tragaba la parte "Felicity" de la serie, la vida personal de los personajes era demasiado cursi y me descolgue del todo cuando ella y sus papis se fueron de mision en plan "Cuidado con la familia Blue". Aun asi de vez en cuando he visto alguno por ver que que ideas descacharrantes se les ocurrian cosas como la bomba de neutrones a cuerda de Rambaldi que detonaban en Mejico o la mision familiar "Resident Evil" en Rusia.
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