Engendro mecánico, de Donald Cammell, no pudo llamarse aquí La semilla del diablo (traducción del Demon seed original) porque ese título ya estaba inapropiadamente adjudicado a la magnífica Rosemary’s baby de Roman Polanski. Pero el horrible título español que le dieron al film protagonizado por Julie Christie y Fritz Weaver no evitó que con el paso de los años se haya convertido en un film de culto.
Vista ahora, la película ha envejecido en su reflejo de la tecnología más avanzada del momento, pero su drama humano sigue funcionando, y el film comienza a interesar más cuando abandona las instalaciones de los laboratorios donde trabaja el científico que interpreta Weaver y se centra en su hogar inteligente, donde vive con su mujer Susan, a la que da vida la estrella de Dr. Zhivago.
Unos años antes de que Blade Runner o Terminator popularizaran en los 80 la figura del robot malvado, Cammell realizó este film en 1977, a partir de una novela de Dean Koontz, uno de los nombres más populares de la literatura popular de terror norteamericana, aunque sin alcanzar las cotas de popularidad de Stephen King.
Al final de la cinta, esta casi abandona su aura de verosimilitud y se convierte en un film fantastique con todas las de la ley, mostrando el advenimiento de un nuevo mesías (o un nuevo anticristo) que supondrá, como el final del 2001 de Kubrick (película que sin duda influyó mucho en esta), el inicio de una nueva era.
Donald Cammell, realizador de este film y de Performance (esta co-dirigida con Nicolas Roeg), se suicidó, pegándose un tiro, el 24 de abril de 1996.
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4 comentarios:
Una obra maestra sin duda. Precisamente el otro día la pusieron nuevamente en un canal del cable y volví a disfrutar enormemente de ella.
Muy buena. Otras pelis recomendable sobre los peligros de la inteligencia artificial y la biónica -tema que parecía obsesionar a muchos finales de los 70- serían Saturno 3 (Kirk Douglas, Farrah Fawcett y Harvey Keitel) o Almas de metal (ese Yul Brinner pistolero...).
Que chulas. Yo tambien estaba pensando en Saturno 3 como acompañamiento de Engendro Mecanico en una sesion doble de entrañables inteligencias artificiales salidas y malignas.
Efectivamente, siempre he pensado en ambas películas casi como un díptico. Lo curioso es que después de muchísimos años sin verlas, ENGENDRO MECÁNICO la recordaba a la perfección, como vista ayer, mientras que SATURNO 3 se diluye en mi memoria... Me gustaría mucho recuperarla.
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