De ellos afirma Mitchell, por boca de uno de sus personajes:
"La guerra era un concepto tan ajeno a los moriori como el telescopio a los pigmeos. La paz, no un hiato entre dos guerras, sino milenios de paz imperecedera, ha gobernado estas islas remotas. ¿Quién puede negar que la antigua Rïhoku fue más similar a la Utopía de Tomás Moro que muchos Estados de Progreso gobernados por reyezuelos sedientos de guerra en Versalles y Viena, en Washington y Westminster?"
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