Ahora que, por fin, han concluido las Hogueras de San Juan y un servidor vuelve a rondar por el ciberespacio, no quiero dejar pasar la oportunidad de recomendaros a los visitantes de este vuestro blog, de forma encarecida, una novela que he leído estos días refugiándome de las explosiones de fuegos artificiales, petardos y mascletàs que invadían las calles de Alicante.
El Aniversario de la Independencia es una novela ambientada en un país donde las explosiones cuyo sonido llega desde la calle tienen una razón de ser poco festiva. La novela del vasco José Javier Abasolo es una ficción policiaca ambientada en un futuro cercano en el que Euskadi ha conseguido independizarse del estado español. En sus calles, una pareja de policías formada por un veterano agente de la ley al que su mujer ha abandonado y un antiguo etarra reinsertado e incorporado en las filas de la Ertzaintza tendrán que colaborar juntos en la investigación de un homicidio.
No me extenderé más, porque sobre esta estupenda novela negra, editada por Tropismos, versará la próxima columna de El Periódico de Villena. Pero aquí queda mi recomendación de un libro que, más allá de la polémica que pueda desatar su argumento o del debate que no estaría mal se produjese a partir de su lectura, satisfará sin duda a los amantes del thriller policial.
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1 comentario:
Copio aquí, demostrando que la novela de Abasolo comienza a interesar...
«EL ANIVERSARIO DE LA INDEPENDENCIA
»No sé si ustedes como yo habrán notado que de un tiempo a esta parte los telediarios nacionales han sustituido la figura ubicua, hasta hace nada, del comandante Spock-Ibarreche por la del jefe supremo del lado oscuro de la fuerza, Darth-Vader Otegui. Constituye el hecho una más de las perversiones de nuestro tiempo: eres en tanto en cuanto interesa que seas; después... nunca más se sabrá de ti, aunque la fuerza te acompañe. Y todo ello por mor de unas intenciones -¿espurias?- cuya comprensión al común de los españoles se nos escapa. Dizque se trata de configurar un nuevo país y unas nuevas lindes; o, lo que es lo mismo, de reducir la piel de toro a vitela de choto. Y en esa futurible idea se basa la última obra que he trasegado como pan de aceite. Se titula "El aniversario de la independencia" y está firmada por José Javier Abasolo, un aún poco conocido autor de novela negra que va camino de hacerse un hueco en el panorama literario nacional -empleado sea el adjetivo con toda la prudencia y la incertidumbre que viene al caso-.
»La novela está editada por Tropismos, el sello salmantino que ha venido dando sopas con honda desde su nacimiento. La acción se sitúa en una hipotética república vasca que finalmente ha roto amarras con su país natal. La novela de Abasolo está protagonizada por dos ertzainas, Jokin Etxaniz y Alex Pedrosa, condenados a compartirse mutuamente en sus horas de trabajo. El primero, Etxaniz, vive aún bajo la consternación y la rabia producidas por la muerte en atentado de su antiguo compañero, en los tiempos en que ETA asesinaba ertzainas, entre otros; el segundo, Pedrosa, es uno de los terroristas a los que la legalizada dirección de la banda coloca dentro de las fuerzas del orden tras la segregación territorial. Pedrosa y Etxaniz se convierten así en extraños compañeros de cama. A priori, una relación profesional y personal imposible que sólo podrá mantenerse por la necesidad de esclarecer las circunstancias de una muerte.
»Pero hete aquí que, en medio de la trama, irrumpe un grupo terrorista de nuevo cuño, el FUL (Frente de Unidad y Liberación), a cuyos misteriosos integrantes se les da el apelativo de fulgencios. Los fulgencios parecen tener muy claro cuáles son los objetivos contra los que dirigen sus acciones: los antiguos terroristas ahora integrados dentro de las estructuras de la policía vasca. Todo para obedecer al principio universal de no hagas a los demás lo que no te gustaría que te hicieran a ti, o, en su defecto, a la ecuanimosa ley del Talión: ojo por ojo y bala por bala. Pero, como es lógico, no voy a desvelarles aquí toda la trama y, mucho menos, el final de esta novela que, al margen de constituir un buen ejemplo del género policíaco, nos invita a reflexionar sobre el sentido de nuestro tiempo y sobre las manos que manejan los hilos de nuestra realidad; esa realidad que aparentemente todos creemos vivir y conocer con plena consciencia y que, sin embargo, como en el caso de los telediarios nacionales, es una realidad servida a la carta de unos intereses difícilmente permeables.
»Al margen de la novela, que les recomiendo, y abundando en el apunte a propósito de la editorial, me gustaría, para terminar, romper una lanza en favor del proyecto que encabeza Alberto Martín y que nos está regalando a los lectores un crisol de grandes plumas nacionales e internacionales, de quienes poco o nada sabríamos de no ser por su encomiable empeño. Aún si cabe, debemos felicitarnos más porque una iniciativa tan rigurosa y apreciable como la de Tropismos haya brotado a orillas del Tormes y tenga asiento en Salamanca, donde todas las ciencias tienen su primera universidad ("Omnium Scientiarum Princeps Salmantica Docet"). Y que me place, mi buen Sancho.»
(ABC de Castilla León).
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