Así, pude avanzar en las tramas de la tercera temporada de Alias (la más trepidante de todas, junto con 24) y la segunda de Mujeres desesperadas (los mejores guiones, con diferencia, de la ficción televisiva de hoy); y, por fin, terminé la primera temporada de Arrested development, serie de culto donde las haya.
Creada por Mitchell Hurwitz con el apoyo de, entre otros, Ron Howard (el director de cine que acaba de estrenar su versión de El código Da Vinci) y protagonizada por Jason Bateman (que pudo haberse convertido en una estrella en los 80 pero nunca llegó a serlo), Arrested development es uno de los ataques más virulentos contra la sacrosanta institución familiar que un servidor se haya podido echar a la cara.
La familia Bluth, cuyo patriarca está en prisión, podría considerarse como una versión en carne y hueso de Los Simpson, serie con la que ésta mantiene más de un punto en común: aun no pudiendo saltarse las reglas de la física, dado que estamos ante ficción de imagen real y no de animación, los directores y guionistas de Arrested development se permiten el uso de demoledores insertos que puntúan la narración, muy al estilo de la serie de Matt Groening.
Esta producción, que cuenta con el propio Ron Howard como narrador en off, cuenta con una segunda temporada todavía no editada en DVD, y cuya emisión original en la cadena Fox, al parecer debido por la escasa audiencia conseguida, fue cancelada tiempo ha. Lamentablemente, es ley de vida en la pequeña pantalla.
Por cierto, "Arrested development" podría traducirse como "Atrofia". Pueden hacerse una idea de la opinión de sus artífices sobre el concepto de familia disfuncional... Y si no, atiendan al siguiente diálogo entre Michael Bluth (Jason Bateman) y su hijo George Michael (Michael Cera):
George Michael: Me gusta esta familia. Si nos vamos, ¿quién cuidará de ellos?
Michael: No sé... El Estado, o la Policía...
1 comentario:
Ciertamente genial, me la vi entera en 4 dias, me descojone.
Publicar un comentario