"He visto el futuro del terror, y su nombre es Clive Barker."
- Stephen King
Los niños de Babel es, y esto es decir mucho, uno de los relatos más originales de Clive Barker, y uno de los momentos cumbre de sus Libros de Sangre. Por vez primera, el creador de Pinhead y los cenobitas se aparta del género de terror propiamente dicho y se acerca a la literatura fantástica en un sentido más amplio. Porque "Los niños de Babel" es casi un ejemplo de ciencia ficción especulativa.
La protagonista del relato, Vanessa, es una joven norteamericana, recientemente separada de su marido, que ejerce de turista en la isla griega de Kythnos. Ya en el primer párrafo del relato Barker nos la presenta como una persona que siente una inclinación natural hacia el riesgo y la aventura, una mujer que entre un camino señalizado y otro sin señalizar opta por tomar este último sin ningún género de dudas.
Esta condición lleva a Vanessa a internarse por territorios ignotos, por caminos sin asfaltar que bordean las montañas. En este terreno será testigo de una implacable persecución: tres personas que parecen vestir hábitos de monja persiguen a un fugitivo con rifles en mano. La protagonista no puede menos que penetrar todavía más en la montaña, hasta que acaba por dar con una iglesia en la que se plantea preguntar qué camino debe seguir para salir de la zona. Pero Vanessa no podía imaginar lo que va a encontrar entre los cuatro muros del edificio...
Y es que Vanessa descubrirá que en el monasterio de Kythnos viven en condición de prisioneros cinco ancianos, en compañía de sus guardianes, aquellos que visten hábitos de religiosa para no despertar sospechas entre la población de las localidades cercanas. Pero si esto ya es extraño de por sí, más lo será descubrir la razón por la que aquellos hombres permanecen encerrados: son un comité de prohombres encargados en su día de mantener la estabilidad mundial, de vigilar que las pequeñas guerras no se convirtieran en grandes o que a los dictadores sus propios regímenes se les fuesen de las manos. Pero como afirma Gomm, uno de los prisioneros, los sistemas se corrompen, y todo se ha convertido en un simple juego.
Pero Vanessa no acaba de creérselo, y logrará huir con cuatro de los cinco prisioneros. Pero el intento se saldará en catástrofe, y el resultado de la peripecia será que el planeta se verá abocado a lo que podría ser el armaggedon: ¿qué resulta más absurdo, dejar el mundo en manos de media decena de ancianos que nos gobiernan desde las sombras jugando con ranas que representan las distintas naciones del mundo, o dejar las decisiones importantes a la voluntad de los dirigentes políticos que aparentemente nos lideran?
Como podrá ver el lector, "Los niños de Babel" es una excepción dentro de los Libros de Sangre, si no en su calidad -excepcional, como otros muchos de los relatos de la obra-, sí al menos en su argumento y alcance... porque Clive Barker jamás ha estado tan cerca de autores como Philip K. Dick o J. G. Ballard como con este relato tan visionario como estremecedor, y que justifica por sí solo la permeabilidad de las fronteras del terror como género.
"En persona", en Libros de Sangre (vol. 4)
Clive Barker
Madrid, La Factoría de Ideas, 2006, pp. 75-112.
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