A la obra de Edgar Allan Poe, como le ocurriría a otros muchos de mi generación, llegué a través del cine; más concretamente, del ciclo de adaptaciones de sus obras dirigidas por Roger Corman en los años 60; una serie de versiones cinematográficas, usualmente escritas por Richard Matheson y protagonizadas por el incomparable Vincent Price, que La 2 de TVE tuvo a bien programar en un inolvidable ciclo los domingos por la tarde supongo yo que a finales de los años 80.
Pasar de ahí a los propios relatos del indiscutible maestro del terror literario por excelencia no fue difícil, y recomiendo vivamente los cuentos completos del maestro, en edición de bolsillo de Alianza Editorial, con la canónica traducción del excelente escritor argentino, y rendido admirador de Poe, Julio Cortázar.
Para aquellos a los que les dé pereza (ay, pobres de corazón) imbuirse en la prosa inquietante, sugerente y alucinada del autor del autor de "El gato negro", y prefieran la narración gráfica, Panini Comics acaba de publicar La guarida del horror, recopilación de los tres números del Haunt of Horror de la línea Max de Marvel que el genial Richard Corben le dedica a adaptaciones de su obra.
El volumen incluye las versiones en viñetas de ocho poemas y dos relatos (estos dos últimos, "Berenice" y el célebre "El corazón delator", aquí titulado "El corazón acusador"), y tiene el acierto de incluir también los textos originales de Poe, para que el lector los conozca de primera mano y pueda compararlos con el trabajo del creador de Den, aquí acompañado en los guiones por Rich Margopoulos.
De las adaptaciones, cabe destacar la preciosa versión del poema "El cuervo" con la que se abre el volumen, bastante libérrima pero tan sugerente como el original, así como el terrorífico "Berenice" que cierra el libro; tampoco hay que desestimar la soledad del protagonista de "Eulalia", en el que Margopoulos y Corben actualizan con osadía el poema original de Poe... o la magnífica adaptación de "El corazón acusador", formada por seis splash pages de terrorífica belleza.
Una lectura, pues, imprescindible para los fanáticos de Edgar Allan Poe... y de ese maestro del noveno arte llamado Richard Corben. Pero insisto: lean sus relatos; el gozo de sumergirse en las líneas cargadas de locura y horror de relatos como "William Wilson", "El pozo y el péndulo" o el brevísimo "El retrato oval" no tiene parangón.
Y si les sabe a poco, levántense del sillón, vayan a su librería más cercana, y compren algo de H. P. Lovecraft, el otro nombre imprescindible del terror literario: igual tienen suerte y todavía encuentran en alguna librería de lance o en una feria del libro los dos volúmenes, bastante completos y muy económicos, de sus obras escogidas editados por Acervo en 1966 y reeditados varias veces.
Y si siguen prefiriendo algún buen tebeo que les remita a su obra, ahí van dos recomendaciones para las frías noches del próximo invierno: por un lado, Lovecraft (Norma Editorial), biografía cargada de elementos fantásticos escrita por Keith Giffen, a partir de un argumento de Hans Rodionoff, y primorosamente ilustrada por Enrique Breccia.
Por otro, la curiosísima tira cómica El joven Lovecraft (Ediciones Diábolo), de José Oliver y Bartolo Torres, que convierte al genio de Providence en el adolescente Howie en una serie de breves narraciones, muchas veces apenas un gag o pequeña idea, que consiguen un admirable equilibrio entre la socarronería y una ingenuidad puramente naif. Pese a algunos altibajos, es una absoluta delicia.
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