Eso es lo que decíamos al hablar de los prejuicios, con motivo del estreno de Banderas de nuestros padres.
Ahora, después de ver el nuevo Eastwood, Cartas desde Iwo Jima, nos asalta la misma sensación. Pero no con la magnífica La vida de los otros, la película alemana que ganó en los últimos Oscars.
De todo ello hablamos en la nueva columna de Abandonad toda esperanza:
Maestros apocalípticos y discípulos integrados
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