La llamada "Generación de la televisión", que sentó las bases para la revolución que supuso después la "Generación del nuevo Hollywood" de Spielberg, Lucas, Scorsese, Coppola y compañía, pierde a otra de sus figuras más representativas tras las desapariciones de Robert Mulligan y Arthur Penn: ahora es el realizador Sidney Lumet quien nos dejó ayer sábado, víctima de un linfoma, a la edad de 86 años.
Precisamente hace unos días, con motivo de la presentación de una proyección de Serpico, hacíamos un repaso a la filmografía de este realizador proveniente, como sus compañeros, del mundo de la pequeña pantalla: así, Lumet se formó como director en los estudios televisivos a lo largo de la década de los 50. Fue concretamente en 1951, seis años antes de su debut en el cine, cuando se puso por vez primera tras una cámara; y fue precisamente Doce hombres sin piedad, una historia que ya había realizado para televisión, la que le sirvió para dar el salto a la gran pantalla. El film, protagonizado por un elenco espectacular encabezado por Henry Fonda, es todavía hoy uno de los mayores clásicos del llamado cine judicial, un género sobre el que Lumet volvería en más de una ocasión.
Fonda fue precisamente el protagonista de su siguiente trabajo para el cine, Stage Struck, según una obra teatral de Zoe Akins, sobre una joven aspirante a actriz que intenta triunfar en el mundo de la interpretación. El film, quizá más convencional que el anterior pero injustamente olvidado hoy, fue realizado -junto con los posteriores Esa clase de mujer (con Sophia Loren) y Piel de serpiente (con Marlon Brando)- en una etapa donde Lumet alternó el cine con su permanencia en el mundo de la televisión.
A partir de 1962 y hasta los últimos años de su filmografía, Lumet se dedicó por entero al cine, construyendo una filmografía coherente en la que, durante la década de los 60, destacan películas como Larga jornada hacia la noche -según el drama de Eugene O'Neill-, el thriller político Punto límite -donde volvió a colaborar con Henry Fonda, aquí en la piel del Presidente de los Estados Unidos-, la bélica La colina -su primera colaboración de muchas con Sean Connery- o Llamada para el muerto, según una novela de John LeCarré.
Pero es a partir de la década de los 70 que Lumet realiza, dejando aparte su deslumbrante debut, las películas por las que es más recordado hoy. La década empieza afianzando su colaboración con Connery, con el que rueda Supergolpe en Manhattan y La ofensa, esta última una de sus obras maestras más incomprendidas, y en donde el primer James Bond cinematográfico ofrece uno de sus mejores y más complejos trabajos dándole la réplica a su superior (Trevor Howard) y al supuesto criminal (Ian Bannen) del que quiere conseguir una confesión.
En 1973 llega la mencionada Serpico, adaptación del best seller de Peter Maas impulsada por los productores Dino de Laurentiis y Martin Bregman, y en donde Al Pacino -que luego repetiría con Lumet en el policíaco Tarde de perros- encarnó a Frank Serpico, el "último policía honrado" de Estados Unidos. El film fue todo un éxito de crítica y público, y se convirtió en una de las películas más emblemáticas del cine norteamericano de los 70.
Otros títulos destacados de esta época firmados por Lumet son Asesinato en el Orient Express -según la popular novela de Agatha Christie, maestra del whodunit-, Equus -con Richard Burton, y según la obra teatral de Peter Shaffer-, y El mago, versión musical en clave afroamericana de El mago de Oz, y en donde Diana Ross y Michael Jackson encarnaron a unos particulares Dorothy y el Espantapájaros. Pero la película que acabó consolidando a Lumet en la industria durante estos años fue Network: Un mundo implacable, drama sobre el mundo de la televisión, que su realizador tan bien conocía, y que recibió diez nominaciones a los Oscars. Aunque los dos principales acabaron cayendo en manos de la pugilística Rocky y su realizador, el film de Lumet obtuvo cuatro estatuillas, tres de ellas para algunos intérpretes del film, y entre ellas un galardón póstumo, el primero de la historia de los Oscars, para un inolvidable Peter Finch como Actor Principal.
Ya en los años 80 Lumet realiza filmes tan interesantes como El príncipe de la ciudad -otro policíaco sobre la corrupción, y uno de sus trabajos más redondos-, La trampa de la muerte -casi un remake de La huella de Mankiewicz, según el drama de intriga de Ira Levin-, Veredicto final -de nuevo un drama judicial, con un enfrentamiento antológico entre Paul Newman y James Mason-, Poder, A la mañana siguiente, Un lugar en ninguna parte o Negocios de familia... esta última su enésima colaboración con un ya otoñal Sean Connery en la piel de patriarca de un clan donde también figuraban Dustin Hoffman y Matthew Broderick.
Demostrando su vigencia y su capacidad de adaptación a las nuevas corrientes y modos que imperaban en Hollywood, y lejos de aislarse y vivir de las rentas, Lumet sigue trabajando de forma continuada durante la década de los 90, que inaugura con otro de sus más grandes logros: el film noir -y de nuevo sobre el lado más oscuro del cuerpo de agentes de la ley- Distrito 34: Corrupción total, en donde brilló un reparto compacto encabezado por Timothy Hutton, Armand Assante y un magnífico Nick Nolte.
Posteriormente, Lumet insiste en sus dos géneros favoritos -el cine policíaco y el de juicios- con títulos como Una extraña entre nosotros -un giro a la estructura de Único testigo con Melanie Griffith haciendo las veces de Harrison Ford y a la comunidad judía ortodoxa sustituyendo a la amish-, El abogado del diablo -con Don Johnson y Rebecca de Mornay frente a frente-, la muy recomendable La noche cae sobre Manhattan o Gloria, puesta al día del film homónimo de John Cassavetes con Sharon Stone sustituyendo a la insustituible Gena Rowlands.
En la pasada década, y después de un breve retorno al mundo de la pequeña pantalla que le vio nacer como profesional de la narración audiovisual, Lumet todavía dirigiría dos películas de nuevo pertenecientes a sus géneros favoritos: el drama judicial basado en hechos reales Declaradme culpable, donde dio al adrenalítico Vin Diesel una oportunidad de oro para demostrar que podía ser un actor de verdad (y que el intérprete aprovechó con creces), y la película que ha quedado como dignísimo broche de oro para una filmografía casi intachable: Antes que el Diablo sepa que has muerto, espléndido (y negrísimo) film donde Philip Seymour Hoffman, Ethan Hawke y Albert Finney -que ya trabajó con Lumet dando vida a Hercule Poirot a bordo del Orient Express- encarnan a una familia abocada a un fatídico destino marcado por la tragedia. Una tragedia como la que supone la desaparición de esta figura capital del cine norteamericano de los últimos sesenta años.
Sidney Lumet nació en 25 de junio de 1924 en Philadelphia, Pennsylvania, y falleció en 9 de abril de 2011 en Manhattan, New York. Tenía por tanto 86 años. Descanse en paz.
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6 comentarios:
Primeramente he de decirle que no sabía que ayer nos dejó este gran director; que en paz descanse. Y segundo, le felicito por su homenaje.
La verdad es que he repasado varias veces la filmografía de este director y tiene muchas películas interesantes en su haber, hasta obras maestras indiscutibles como Doce hombres sin piedad, seguramente de las mejores óperas primas que se hayan realizado nunca para el cine. Y Sérpico la tengo para ver aún, y es una vergüenza que Tarde de perros la tenga en mi ordenador desde hace tiempo y aún no la haya visto (craso error, lo sé). Y no solo eso, también tengo Network, y tampoco la he visto. Tendré que hacerle también yo un homenaje a Lumet y verme todas estas pelis.
¡Ah! Y yo también había leído que La ofensa es una muy buena película, aunque no haya recibido todo el merecimiento que se merece. También la conseguiré.
Un saludo!
Perdone que insista, es que me he olvidado comentarle que "Antes que el Diablo sepa que has muerto" me parece un thriller interesante pero no me llegó a convencer. La dirección era buena, como no, pero por mi parte creo que se desvelan muchos detalles que te llevan al previsible final.
Otro saludo!
Todos tenemos cuentas pendientes, y le confesaré que hablando de Lumet y de un servidor, yo mismo tengo pendientes dos películas tan importantes como “12 hombres sin piedad” y “Tarde de perros”. Quizá no lo sean en sentido estricto: son de esas cintas que uno ha visto siendo mucho más joven, por televisión, cuando no sabías quién era Lumet -y, si me apuras, tampoco Fonda o incluso Pacino-, y de las que no recuerdas ni siquiera si llegaste a verlas terminar, o si entendiste algo. Así que, en realidad, es como si no se hubieran visto nunca aunque ahora ya te sepas la historia al dedillo. O sea, que pendientes las considero. No es mal momento ahora para solventar la deuda.
En cambio, “Serpico” la he visto varias veces, y es uno de mis filmes policíacos favoritos, y mi preferido de Lumet junto con “La ofensa” (que solo vi una vez, pero que fue suficiente de tan intensa). Del resto de su obra, destacaría particularmente “Network”, “El príncipe de la ciudad”, la reivindicable “Distrito 34” y la última “Antes que el diablo sepa que has muerto”. Respecto de esta última, le doy la razón en lo de que puede ser previsible… pero creo que eso va en beneficio del film, dándole un aura de fatalismo que le viene al pelo a la historia. Y los actores, qué decir: Hoffman y Hawke están espectaculares, y Finney… eso ya no es espectacular, es directamente sobrenatural.
En fin… aquí queda nuestro sentido homenaje a Lumet, un director particularmente dotado para retratar dramas humanos y para contar historias sobre la justicia, la ley y la moral, con todas sus aristas. Descanse en paz… que nosotros mientras tanto seguiremos disfrutando de sus películas.
Un abrazo, y gracias por la visita.
Caballero, me he quedado de piedra con la noticia. La verdad es que después de haber disfrutado con esa última maravilla, Antes de que el diablo sepa que has muerto, albergaba esperanzas de que Lumet nos sorprendiera con algún nuevo trabajo en algún momento. Desconocía por completo lo precario de su estado de salud.
Comparto tu opinión sobre La Ofensa, también la he visto una única vez, pero es de esas películas que no se olvidan(lamentablemente la vi doblada, a ver si la consigo pronto en vos). Serpico y Tarde perros son impresionantes, sobre todo la primera, que personalmente me llega más que la segunda, aunque ambas sean grandes películas.
En cuanto a cuentas pendientes con este hombre, sigo teniendo La Colina, Distrito 34: corrupción total, y en general toda la década de los 80 de este autor con excepciones como Veredicto final o A la mañana siguiente.
Una gran pérdida, sin duda, seguiremos poniéndonos al día con su filmografía, un abrazo.
Pues esta noche en la Sexta 3 ponen Tarde de perros y Network, se lo digo por si quiere recordar la primera, ya que hace tiempo que no la ve.
Un saludo!
Que alguien a los 80 años sea capaz de dirigir obras maestras como Antes que el Diablo sepa que has muerto, lo dice todo. No se nos ha ido un grande, se nos ha ido un ENORME.
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