Sería agradable que esta fuera una de las muchas inocentadas que salpican la red un día como hoy, 28 de diciembre, pero no es así: hace unos días sabíamos de la muerte del cineasta estadounidense Robert Mulligan, candidato al Óscar en 1962 por su película mas mítica: Matar a un ruiseñor.
Mulligan comenzó su carrera profesional en la televisión de principios de los 50, y en 1960 ganaría un premio Emmy por el telefilm The Moon and Sixpence. Solo dos años después le llegaría el prestigio y la fama gracias a Matar a un ruiseñor, su adaptación de la exitosa novela ganadora del Pulitzer escrita por Harper Lee, y que protagonizó un soberbio Gregory Peck.
El film en cuestión recibió ocho candidaturas a los Óscar, entre ellas las de mejor película y director, perdiendo ambas ante David Lean y su Lawrence de Arabia. Pero sí acabó recibiendo tres estatuillas: la de mejor actor para Peck por su interpretación del abogado Atticus Finch; la de mejor guión adaptado para Horton Foote; y la de mejor dirección artística para Alexander Golitzen, Henry Bumstead y Oliver Emert.
Mulligan dirigió otras diecinueve cintas, incluyendo su debut El precio del éxito con Anthony Perkins, la inolvidable Verano del 42, un film noir tan sobrio y memorable como El hombre clave, la terrorífica El otro -posiblemente, junto con Matar a un ruiseñor, su mejor película-... y la muy reivindicable Man on the Moon (Verano en Lousiana), su último trabajo, en el que recuperaba el estilo intimista de Verano del 42 y ofrecía a una niña llamada Reese Witherspoon su primer papel cinematográfico.
Lo que muchos no saben es que Mulligan fue el primer director elegido para llevar a la gran pantalla el guión de Paul Schrader Taxi driver, con un joven Jeff Bridges como Travis Bickle. El resultado final, seguro que satisfactorio, habría sido muy distinto de la obra maestra que finalmente acabaron realizando el director Martin Scorsese y el actor Robert De Niro. Pero si nunca podremos saber cómo habría sido Taxi Driver según Robert Mulligan, sí ha dejado como legado una veintena de obras que llevan su imborrable firma.
Robert Mulligan nació en el Bronx, New York, el 23 de agosto de 1925, y falleció en Old Lyme, Connecticut, el pasado 20 de diciembre de 2008. Tenía por tanto 83 años. Descanse en paz.
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