Anteayer nos dejaba un buen pedazo de la historia del cine europeo: fallecía por causas naturales en París, la ciudad donde nació 89 años antes, Jeanne Moreau, la gran dama del cine francés que trabajó con algunos de los más grandes realizadores del siglo XX.
Jeanne Moreau (1928-2017)
Amiga cercana de escritores tan relevantes como Jean Cocteau, Jean Genet, Henry Miller y Anaïs Nin, Jeanne Moreau debutó en la gran pantalla en 1949, y colaboró poco después con Marc Allégret (en Una chica en el desván), Henri Decoin (Les intrigantes) o el gran Jacques Becker (No tocar la pasta). Pero no fue hasta el año 1958, cuando interviene en nada menos que cuatro filmes, que se convierte en la gran estrella del cine galo que sería durante toda su vida. De estos títulos cabe destacar Ascensor para el cadalso y Los amantes, ambos dirigidos por Louis Malle, con quien mantendría una relación (también estaría ligada sentimentalmente, entre otros, al actor Lee Marvin o el diseñador Pierre Cardin).
Su paseo nocturno de Ascensor para el cadalso es una de las escenas míticas del cine francés
Estas dos películas de Malle, sobre todo la primera (con una inolvidable banda sonora jazz compuesta por Miles Davis), serían aplaudidas por la crítica y supondrían una avanzadilla de lo que, a partir del año siguiente, sería la mítica Nouvelle Vague encabezada por Al final de la escapada de Jean-Luc Godard y Los 400 golpes de François Truffaut (film este donde Moreau interviene brevemente).
Los amantes fue su otra colaboración con Louis Malle en 1958
Precisamente con Truffaut volvería a colaborar, ya con papeles protagonistas, en la mítica Jules y Jim y en La novia vestía de negro. Pero el director de La noche americana no fue el único gran cineasta con quien trabajó la actriz durante la década de los sesenta, ya que después de trabajar con Roger Vadim en Las relaciones peligrosas se puso a las órdenes de Jacques Demy en La bahía de los ángeles; de Michelangelo Antonioni en la emblemática La noche, junto a Marcello Mastroianni; de Joseph Losey, en Eva (donde coincidió con la también fallecida Virna Lisi); o del gran Luis Buñuel, en una de sus películas más destacadas de su etapa francesa: Diario de una camarera. También colaboró con su amiga la escritora Marguerite Duras (que adaptó un relato de otro conocido de la actriz, Jean Genet) en Mademoiselle, dirigida por quien sería otro de los amantes de la actriz: Tony Richardson, que acabaría divorciándose de Vanessa Redgrave. Este triángulo amoroso (y Duras) coincidirían también en El marinero de Gibraltar, estrenada en 1967.
La noche de Antonioni es una de las películas más destacadas de su carrera
Además de con estos realizadores, la considerada como "la Bette Davis del cine francés" volvió a trabajar con Louis Malle en El fuego fatuo y ¡Viva María!; y Orson Welles, que la consideraba "la mejor actriz del mundo" según sus propias palabras, requirió sus servicios hasta en tres ocasiones: en El proceso, según la novela homónima de Franz Kafka; la shakespeariana y de rodaje complejo Campanadas a medianoche; y Una historia inmortal, rodada para televisión pero luego estrenada en cines en algunos países.
En el rodaje de Campanadas a medianoche junto a Falstaff, alias Orson Welles
Durante todos esos años, la intérprete compaginó su carrera en Francia con trabajos en el mercado internacional: así, pudimos verla mano a mano con Lee Marvin en el western Monte Walsh; junto a Burt Lancaster y Paul Scofield en la espléndida cinta bélica El tren de John Frankenheimer; o formando parte del lujoso reparto de El último magnate, adaptación de la novela inacabada de Francis Scott Fitzgerald a cargo del veterano Elia Kazan.
Junto a Robert De Niro y a las órdenes de Elia Kazan en el set de El último magnate
Fue a finales de estos años setenta cuando Moreau se puso al otro lado de la cámara para dirigir Lumière y L'adolescente, sus únicos filmes de ficción como directora (también filmaría un documental sobre la actriz del cine silente Lillian Gish). Esta breve carrera como directora coincidió en el tiempo con su tercer matrimonio (y tercer divorcio), que apenas duró un par de años, con el realizador de French Connection y El exorcista William Friedkin.
En L'adolescente, Moreau dirigió a otra gran dama del cine galo: Simone Signoret
A partir de los primeros años ochenta, sus filmes empiezan a distanciarse y su filmografía adquiere una relevancia menor que en las dos décadas anteriores. No obstante, colabora con Rainer Werner Fassbinder en la polémica Querelle y, ya en los años noventa y convertida en una de las grandes presencias del cine europeo, es reclutada por Luc Besson (en Nikita, dura de matar), Wim Wenders (en la futurista Hasta el fin del mundo) o Theo Antelopoulos (en El paso suspendido de la cigüeña). Fue precisamente Wenders quien hizo posible, con su asesoramiento en el rodaje y la dirección conjunta, el regreso de un anciano Michelangelo Antonioni en Más allá de las nubes; film de episodios donde la actriz -al igual que ocurriera en la cinta del malogrado realizador griego- se reencuentra con un otoñal Mastroianni más de treinta años después de La noche.
En Más allá de las nubes coincidió por tercera vez con Marcello Mastroianni
De los últimos títulos de su filmografía cabe destacar el biopic Ese amor, donde interpretó a su amiga Marguerite Duras; El tiempo que queda, su colaboración con el siempre interesante François Ozon; Visage, el título francófono de Tsai Ming-Liang y en el que coincidió con otras dos grandes damas del cine francés: Fanny Ardant y Nathalie Baye; o Una dama en París, su última película estrenada entre nosotros, y ambientada en la ciudad que le vio nacer y morir.
En nuestro país pudimos verla por última vez en Una dama en París
Jeanne Moreau nació en 23 de enero de 1928 en París (Francia), y falleció en 31 de julio de 2017 en su ciudad natal; tenía por tanto 89 años. Descanse en paz.
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