Del lunes 4 al jueves 7 de mayo recuperamos, al ritmo de una entrada por día, lo que escribimos en su momento a propósito de las cuatro obras mayores del autor Frank Miller protagonizadas por Batman, e incluidas por ECC Ediciones en su Batman - Frank Miller Box Set. El motivo es doble: por un lado, el anuncio por parte de DC Comics de la futura publicación de una tercera entrega de su celebrado Dark Knight realizada por él en colaboración con el guionista Brian Azzarello; por otro, la preparación de la conferencia "Nada es sagrado. Batman según Frank Miller", que se pronunciará dentro de las actividades de la XVII edición de Unicómic (Jornadas del Cómic de la Universidad de Alicante) en la jornada del próximo viernes 8 de mayo, e integrada a su vez en el bloque monográfico "A propósito de Frank Miller". Ni que decir tiene que esperamos verles allí.
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Vaya por delante, y es algo que ya he manifestado en alguna ocasión y que volví a confesar ayer cuando reseñé la otra gran obra fundamental de Frank Miller dedicada al Hombre Murciélago, Batman: Año Uno, que este Batman: El regreso del Caballero Oscuro que comentamos hoy me parece el mejor cómic del personaje de todos los tiempos. Nada más y nada menos. Por tanto, las líneas que siguen no pueden sino ser una rendida recomendación de lectura para todos aquellos, en cierta medida, privilegiados que todavía pueden acercarse a esta obra maestra del género superheroico por vez primera. Para aquellos que ya la conocen, sobra decir que merece más de una relectura, y que en ellas no pierde ni un ápice de su poderosa fuerza.
1986 fue un momento clave para la evolución del cómic de superhéroes: para empezar, fue el año en el que empezó a publicarse Watchmen. Pero aunque hoy todo el mundo recuerda la obra de Alan Moore y Dave Gibbons como la principal responsable de la llegada de la madurez al género, es un Frank Miller que vive su mejor momento creativo quien podría considerarse como la figura clave de este cambio de ciento ochenta grados que experimenta el género: y es que, por un lado, en ese año se prolonga su colaboración con el dibujante David Mazzucchelli en la colección Daredevil de Marvel Comics, que alcanzará su culmen en la saga Born Again (al año siguiente ambos autores volverían a colaborar en un proyecto similar protagonizado por Batman: el ya mencionado Año Uno). Por otro, y ya como autor completo a cargo del guion y los dibujos a lápiz, con la inestimable colaboración eso sí de Klaus Janson a las tintas y Lynn Varley -a la sazón su esposa- al color, el autor de Give Me Liberty nos ofrece también en 1986 este Batman: The Dark Knight Returns, miniserie de cuatro entregas que primero fue publicada por la desaparecida Ediciones Zinco como Batman: El regreso del Señor de la Noche, para después ser reeditada por Planeta de Agostini como Batman: El Regreso del Caballero Oscuro (por seguir la traducción del segundo film de Christopher Nolan dedicado al personaje). Este segundo título es el que ha mantenido ECC para la presente edición.
Si en Batman: Año Uno acabaría contando el origen del personaje, en El regreso del Caballero Oscuro Miller da a priori (pues es del año anterior) un atrevido paso más relatándonos los últimos años de su actividad como justiciero contra el crimen, en lo que podría ser su punto final definitivo o, como sugiere su conclusión abierta y como confirmaría su posterior secuela), solo un punto y aparte y el inicio de una nueva etapa para Batman. Y es que El regreso del Caballero Oscuro está ambientado en la Gotham City de un futuro impreciso: apenas sabemos que han pasado diez años de la última aparición pública del Hombre Murciélago, que cerraba además con ella la era dorada de los superhéroes, figuras incomprendidas pese a sus buenas acciones y que finalmente fueron obligadas a desaparecer. De hecho, solo Clark Kent / Superman sigue actuando como tal, si bien de forma discreta de cara a la sociedad y respondiendo únicamente a las solicitudes del gobierno norteamericano, representado por su presidente (un sosias de Ronald Reagan, máximo mandatario de la nación en el momento en que se publica el cómic por vez primera) y su equipo de asesores de la Casa Blanca. Como tantas otras veces en la dilatada historia de los World's Finest, son las de Superman y Batman dos posiciones totalmente contrapuestas, y que darán pie a uno de los más míticos enfrentamientos entre ambos.
De esta forma, Miller apuesta por un relato crepuscular acerca de unos personajes que vivieron mejores momentos. Los máximos adalides de la justicia y la lucha contra el crimen en Gotham ya no son lo que eran: el comisario James Gordon, ese Frank Serpico cuyos primeros días en el Departamento de Policía de Gotham veremos también en Año Uno, está a dos semanas de cumplir los setenta años y jubilarse del Cuerpo. Por su parte, de Batman nada se sabe en la última década... y los lectores, que como Gordon sabemos de la doble identidad del multimillonario Bruce Wayne, descubrimos que este es ahora un maduro sexagenario que se resiste a envejecer y que disfruta de su estatus social participando en carreras de Fórmula 1. No serán estos los únicos personajes del universo de Batman de los que veremos su versión otoñal: también aparecen en el relato, además de un Oliver Queen que dejó de ser Green Arrow tiempo atrás, tres significativos villanos: una episódica Selina Kyle, anteriormente conocida también como Catwoman y hoy en día propietaria de una empresa de chicas de compañía de auténtico lujo; Harvey Dent, alias Dos Caras, que reaparece aparentemente recuperado de su trastorno de identidad y por tanto con posibilidades de reinsertarse en la sociedad; y el Joker, que continúa recluido en el sanatorio mental de Arkham hasta que consigue un permiso para aparecer en un programa televisivo... en donde volverá a desencadenar el terror y el caos.
Pero pese a su condición de eterno enemigo de Batman, no es el Payaso del Crimen el principal villano del relato: por un lado, Miller otorga este papel a una banda de criminales de identidad anónima que se hacen llamar los Mutantes, suerte de culto de escasa personalidad que cambian de mesías como de camisa, ya que pronto dejarán de seguir a su líder espiritual para profesar culto al propio Batman, e incluso durante un breve episodio tras su recién recuperada fama, también al Joker. Por otro, y es algo que Miller ha explotado en varias de sus obras, retrata a otros dos estamentos como las principales amenazas para la moral y la justicia: por un lado, y al igual que ocurre en Sin City o la misma Año Uno, la corrupción que impera en el estamento político y por extensión en el cuerpo policial; por otro, y es algo sobre lo que volvería de forma más explícita en El contraataque del Caballero Oscuro, secuela tardía de la presente obra, los medios de comunicación, que frivolizan sobre el estado de la cuestión y manipulan a sus audiencias en busca del máximo beneficio económico.
Ante esta situación, por supuesto, Batman no puede sino regresar, y no es la intención de Miller que esto sea una sorpresa; muy al contrario, y ya desde el título, el autor anuncia bombo y platillo el regreso del Caballero Oscuro, que no puede permitir que el crimen campe a sus anchas, volviendo así a la circulación a pesar de lo que digan las mencionadas autoridades y los mass media, que con la salvedad del comisario Gordon y de Lana Lang (en la actualidad directora del Daily Planet sustituyendo a Perry White), se posicionan claramente en su contra. Pero pese a ello Batman no estará solo en su contienda: contará con un nuevo Robin, su eterno sidequick tras cuya identidad heroica se esconderá por vez primera, después de Dick Grayson, Tim Drake y el fallecido Jason Todd, una mujer: la joven Carrie Kelley. Junto a la pequeña Carrie, Bruce Wayne / Batman todavía parece de mayor tamaño: es una gigantesca mole que parece tallada en piedra, representación gráfica hoy muy popular por parte de Miller en estrecha colaboración con Klaus Janson (con el que volvería a trabajar en la recomendable Elektra Lives Again), un entintador grandioso... y muy personal, dado lo reconocible de su labor a simple vista.
Esta forma de mostrar a Batman no es gratuita: lejos de la humanización del personaje que llevaría a cabo en Año Uno, en El regreso del Caballero Oscuro Miller hace de Bruce Wayne / Batman un símbolo, una figura casi mítica repleta de connotaciones... que no tienen por qué ser las mismas para todos los personajes (y todos los lectores) por igual. De hecho la presente obra es, todavía hoy, un enigma. Como ocurre con obras maestras del cine, caso de Centauros del desierto o Taxi Driver, no es difícil adivinar un discurso político que subyace en el relato, si bien resulta en ocasiones difícil de discernir cuál es su verdadera naturaleza. Se plantea así una duda similar respecto de las que despiertan filmes como los de Ford o Scorsese: ¿es este Batman: The Dark Knight Returns un cómic de izquierdas o de derechas? ¿Es un relato que defiende el anarquismo o por el contrario aboga por un estado fascista? Sea como sea, y aún en la actualidad, su lectura agita conciencias y defiende el estatus actual de Frank Miller como uno de los autores indispensables de la historieta estadounidense del siglo XX y lo que va del XXI, por más que sus últimos trabajos (también en el cine: véase su mediocre The Spirit) no hayan sido precisamente de lo más inspirado.
Un último apunte, ya que hablamos del séptimo arte: si como dijimos ayer Año Uno es una obra muy influyente en los filmes de Nolan Batman Begins y El caballero oscuro, de El regreso del Caballero Oscuro se rumoreó varios lustros atrás que existía un proyecto de adaptación oficial al cine, e incluso se fantaseó con la (maravillosa) posibilidad de que Clint Eastwood -el Eastwood de comienzos de los 90, claro, el de Sin perdón y Un mundo perfecto- lo dirigiera y protagonizara. Años más tarde se habló de que Darren Aronofsky, el director de títulos como Réquiem por un sueño, La fuente de la vida o Cisne negro, estaba interesado en llevar al cine alguno de los cómics de Miller sobre Batman, tanto Año Uno como este Regreso del Caballero Oscuro, e incluso se sugirió que Eastwood podría interpretar al maduro Bruce Wayne a las órdenes de aquel. Pero al final, lamentablemente, todo estos proyectos se quedaron en agua de borrajas. No obstante, no importa demasiado: disponemos para nuestro gozo del cómic original, una obra maestra incontestable del género y del medio, y que acabaría generando como dijimos antes una segunda (y muy controvertida) parte, de la que hablaremos largo y tendido mañana.
Nota bene.- Completan el volumen, a modo de material adicional, la reproducción de las ocho páginas que conforman la propuesta original de Frank Miller sobre Batman, titulada en principio "Terror sagrado" (Holy Terror, lema recuperado recientemente por el autor en una de sus obras más polémicas y atacadas), convenientemente traducidas al castellano; varias ilustraciones para cubiertas, reproducciones de textos y páginas de guion así como bocetos de prueba; y, finalmente, las biografías del equipo creativo al completo: el propio Miller, Klaus Janson y Lynn Varley.
Título: Batman: El regreso del Caballero Oscuro
Autor: Frank Miller (guion y dibujo)
Editorial: ECC
Fecha de edición: marzo de 2012
240 pp. (color) - 22,50 €
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