El pasado sábado fallecía un grande de la interpretación, quizá la primera gran estrella del cine que nos dejaba en este 2014: el gran intérprete austríaco Maximilian Schell, temprano ganador del Oscar y uno de los actores de carácter indispensables del cine de las últimas décadas.
Maximilian Schell (1930-2014)
Hermano de los también actores Carl, Immy y la igualmente célebre Maria Schell (con quien compartió film, aunque no escena, en Odessa), el que se convertiría con el paso de los años en el actor germáfono más popular del cine norteamericano debutó de la mano de Laslo Benedek en 1955, pero no sería hasta tres años más tarde que dio el salto a Hollywood con El baile de los malditos. Al parecer, su debut se debió a un feliz accidente: los productores del film quería contratar a su hermana Maria, pero una confusión les llevó a que fuese su hermano quien acabase firmando un contrato por su participación en la película, donde encarnó al mejor amigo del personaje interpretado por Marlon Brando.
Con Marlon Brando en El baile de los malditos, su primer film en inglés
Pese a lo accidentado de estos comienzos, la gloria no tardó en llegar: ya en 1961 participó en ¿Vencedores o vencidos?, aclamado film acerca de los célebres juicios de Nuremberg que pusieron en el asiento de los acusados a varios dirigentes del partido nazi. El film dirigido por Stanley Kramer obtuvo nada menos que once nominaciones al Oscar, entre ellas la de mejor película del año, pero se tuvo que conformar con dos: la de mejor guion adaptado... y la de mejor actor protagonista, para un Schell encarnando al abogado de la defensa que contra todo pronóstico le arrebataba la estatuilla a su compañero de reparto, el gran Spencer Tracy, igualmente nominado por su rol de juez.
¿Vencedores o vencidos?: abogado defensor frente al fiscal Richard Widmark
A partir de este triunfo, arrancó del todo una carrera repleta de éxitos de crítica y público, que llevó a Schell a trabajar con lo más granado del cine internacional, delante y detrás de las cámaras: así, durante aquella década fue dirigido por Jules Dassin en Topkapi y Sidney Lumet en Llamada para un muerto, y compartió plano con Charlton Heston en Una tumba al amanecer, además de protagonizar junto al volcán Krakatoa la exitosa Al este de Java o encarnar al descubridor Simón Bolívar en el biopic de igual nombre.
Junto a Diane Baker en la espectacular Al este de Java
Los años 70 no fueron menos satisfactorios para el actor: fue el villano de la citada Odessa y del film bélico de Sam Peckinpah La cruz de hierro, trabajó con el popular Charles Bronson (en El temerario Ives) y con Lee Marvin y Robert Shaw (en El tren de los espías), formó parte del espectacular e inacabable reparto de Un puente lejano, y participó en dos películas que le dieron sendas nominaciones más al Oscar: El hombre de la cabina de cristal y Julia, en esta última como mejor actor de reparto y a las órdenes del veterano Fred Zinnemann.
Con Jane Fonda en Julia: su última nominación al Oscar
Después de encarnar en 1979 al carismático y mesiánico doctor Hans Reinhardt en el film de ciencia ficción de Disney El abismo negro (donde coincidió con otros veteranos como Anthony Perkins o Ernest Borgnine), la filmografía de Schell disminuye en interés, aunque nunca dejó de trabajar ni de participar en proyectos de interés. Es el caso de Cuestión de sangre (Little Odessa), el aplaudido debut del realizador James Gray; Vampiros, de John Carpenter, donde encarnó de nuevo al villano de la historia; o la taquillera Deep Impact... Sin olvidar una de sus últimas y más interesantes películas: la española Flores negras, un thriller noir dirigido por David Carreras y protagonizado por Eduard Fernández; una cinta que culmina una obra, la de toda una vida, prácticamente incontestable.
Como sacerdote aliado de los chupasangres en Vampiros
Maximilian Schell nació en 8 de diciembre de 1930 en Viena (Austria), y falleció en 1 de febrero de 2014 en Innsbruck, Tirol (Austria). Tenía por tanto 83 años. Descanse en paz.
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