La publicación de cualquier obra de Jiro Taniguchi es siempre motivo de alegría: incluso cuando, como en este caso, el autor de Barrio lejano se limita a dibujarla, corriendo el guión a cargo de Yoshiharu Imaizumi. Y lo es porque el trabajo de este último se acerca a la propia concepción ética y artística de Taniguchi, a su amor por la naturaleza y a su defensa de los valores éticos y morales más férreos; y también porque, sencillamente, lo firme quien lo firme, este Seton es un maravilloso cómic.
El protagonista de la obra, cuyo nombre le da título, es Ernest Thompson Seton, naturalista inglés nacido en 1860 y fallecido en 1946. Interesado en primera instancia por el arte, utilizó la pintura para expresar su respeto por la naturaleza en cuadros como Lobo durmiendo o La victoria de los lobos. Después descubrió que el arte no era suficiente, y tras pasar épocas en Nueva York, Ontario, Londres y París, y solo después de aprender a vivir en la naturaleza a partir de las enseñanzas de los indios pieles rojas, emprendió una carrera como naturalista y viajero que lo llevó a Nuevo México.
Allí se desarrolla casi toda la acción de este primer volumen, y allí descubrimos a la otra gran protagonista de Seton: nos referimos, claro está, a la naturaleza. Elemento muy presente en la obra de Taniguchi, incluso en obras tan urbanas como la portentosa El rastreador (publicada como esta y otras muchas obras del japonés por Ponent Mon), en esta serie escala posiciones y se pone al mismo nivel que el personaje principal, o incluso más: su presencia es la que da sentido a la obra, y que la acerca a la producción literaria de autores como Rudyard Kipling (este, amigo personal de Seton) o, sobre todo, el Jack London de Colmillo Blanco y La llamada de la selva.
Este primer número narra el enfrentamiento entre Seton y 'Lobo', llamado 'el Rey' por los mexicanos, un espécimen de lobo muy especial: de fuerza considerable e inteligencia pavorosa, es el depredador más temido por los cuidadores de ganado y rebaños. Su astucia lo lleva a evitar la carne que no caza su manada personalmente (así se libra de los cebos envenenados) y a descubrir bajo la tierra, enterrados, los cepos colocados por los cazadores.
A partir del encuentro entre ambos, Seton y 'Lobo', surge una rivalidad caracterizada tanto por el odio como por la admiración mutua; un enfrentamiento marcado por la evolución obsesiva del primero, que convertirá la caza del animal en la razón primordial de su vida, y que solo se saldará con el fracaso y la muerte de uno de los dos.
Ejemplar, por tanto, el guión de Imaizumi, que nos regala un western ecológico y naturalista que puede recordar tanto a Las aventuras de Jeremiah Johnson de Sydney Pollack como a Dersu Uzala de Akira Kurosawa. En cuanto a Taniguchi, si hablamos de su trabajo a los lápices, hay que destacar su magistral captación de la grandeza de la naturaleza, ya desde las vistas panorámicas de las primeras páginas: deja con la boca abierta su capacidad para hacernos creer que las nubes se desplazan, el agua de los arroyos cae estrepitosamente, las vacas caminan despacio en el prado, y el río fluye hacia su desembocadura.
Ahora solo nos queda esperar con avidez el segundo volumen de la serie (que verá la luz en agosto), y que seguro la confirmará como uno de los mejores mangas que se están publicando en la actualidad.
Seton (Vol. 1: "Lobo", el Rey)
Autores: Yoshiharu Imaizumi (guión) / Jiro Taniguchi (dibujo)
Editorial: Ponent Mon
Fecha de edición: junio de 2007
288 páginas (283 b/n + 5 color) - 18 €
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2 comentarios:
Otra obra de Taniguchi actual que nos demuestra el amor por la naturaleza salvaje y el enfrentamiento continuo del hombre con la susodicha es la tbn actualmente en publicación, La Cima de los Dioses. Impresionante obra de superación y tesón, como no magistralmente narrada, no por Taniguchi, y magistralmentre concedibda en cuanto a grafismo se refiere.
Que decir de esta obra.. IMPRESIONANTE presionante, Los demas mortales al lado del maestro jiro, somos meros aprendices, no suelo prestar mucha atencion a los guiones, pero no dejo un milimetro de las biñetas, salvo en lo que firma el maestro jiro
gracias por el blog-Fran
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