François Truffaut dijo en más de una ocasión que él prefería el cine a la vida. Quizá por eso, y como han conseguido otros cineastas franceses de la talla de Eric Rohmer o Jacques Rivette, imprimía en muchas de sus películas un marcado carácter costumbrista.
Aunque la afirmación de el autor de Los cuatrocientos golpes pueda parecer exagerada, al menos comparto con él la emoción que me embarga cuando un creador consigue transmitirme a través de su obra una poderosísima sensación de realidad. Eso es lo que consigue Étienne Davodeau con Caída de bici.
La obra, segunda de su autor publicada en España tras La mala gente (también de la mano de Ponent Mon), está protagonizada por una familia en apariencia nada disfuncional pero, también como todas las familias, repleta de disfunciones. El núcleo lo componen en un principio una pareja, sus hijos y un sobrino, a los que se suman pronto el hermano de ella, la madre de ambos (aquejada de Alzheimer) y el mejor amigo del grupo.
A lo largo de las páginas que conforman la obra, Davodeau muestra con una sensibilidad pasmosa y una (aparente) facilidad el devenir cotidiano de sus protagonistas durante unos días de vacaciones, mostrando la diferencia entre el mundo de los adultos (marcado por la presencia de la madre enferma) y el de los niños (fascinados por el trabajo cotidiano de unos albañiles y por un falso misterio acerca de una mujer muerta y enterrada), a la vez que los paralelismos existentes entre ambos (el niño pequeño que quiere aprender a montar en bici se proyecta en el accidente de su tío con su bicicleta).
Este paralelismo, poéticamente, se prolonga tanto en el futuro (el mencionado accidente) como hacia el pasado, con la muerte del patriarca de la familia. Es entonces cuando descubrimos que las apariencias engañan, que no todo es tan sencillo como parecía en un principio, y que todos habitamos en un mundo que no es en blanco y negro, sino gris. Un universo en el que, aunque siendo pequeño aprendas a montar en bicicleta, puedes caerte luego de nuevo en cualquier momento. Puedes caerte, o pueden tirarte.
Debería haber llegado el momento de que grandes directores de cine clásicos se fijasen también en el noveno arte a la hora de adaptar material literario a la gran pantalla. Cuando pienso en lo que podría hacer Claude Chabrol, el gran analista de la pequeña burguesía francesa, con esta portentosa obra de Étienne Davodeau, no puedo menos que sentir un placentero estremecimiento.
Caída de bici es, pues, una joya del cómic reciente. No la dejen pasar.
Título: Caída de bici
Autor: Étienne Davodeau (guión y dibujo)
Editorial: Ponent Mon
Fecha de edición: noviembre de 2006
80 páginas (color) – 19,95 €
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