Irène es una joven provinciana francesa, con treinta años recién cumplidos, que pese a que en otros aspectos (como el laboral) es una verdadera triunfadora, se siente frustrada desde un punto de vista sentimental: como le dice a sus padres al comienzo de la cinta, los hombres que le interesan la ignoran.
Irène, primera película del francés Ivan Calbérac, relata el devenir emocional de esta joven. Y aunque esté ambientada en el París contemporáneo, en ella subyace uno de los argumentos clásicos de la comedia romántica hollywoodiense, también presente en algunas screwball comedies o comedias locas, de los años 30 y 40: el triángulo amoroso, así como la chica que sintiéndose atraída por el hombre que menos le conviene acaba descubriendo que quien le gusta de verdad es aquel en quien no se había fijado anteriormente.
Eso sí: los tiempos que corren se imponen, y Calbérac deja entrever la soledad acompañada que caracteriza a muchos de los habitantes anónimos de una gran ciudad.
Cecile de France, vista en Una casa de locos y Alta tensión, se revela como una magnífica actriz de comedia en el papel protagonista. La acompañan Bruno Putzulu y Olivier Sitruk, precisamente los protagonistas masculinos de la memorable La carnaza de Bertrand Tavernier.
Irène es, pues, una comedia romántica agridulce, que no aporta ninguna novedad al género, pero que se deja ver con agrado gracias al buen trabajo de los actores (con mención especial para la protagonista) y a la facilidad con la que el espectador se identifica con las desventuras de sus personajes.
Más información, incluyendo entrevistas con el director y la protagonista, en:
CHC: Irène
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