A Zeki, il padrino
Al hilo de la publicación de todo Torpedo de Abulí y Bernet en edición Integral por parte de Panini, recuperamos el siguiente texto que escribimos en su día a propósito de la colección completa editada por Glénat y que fue publicado en la revista digital La Gangsterera, en un enlace hoy ya caído. Sirvan estas líneas como recomendación de su lectura y prueba indiscutible de su vigencia como el clásico contemporáneo que es.
A Susana Alcaide, agradecido
Torpedo es ya un mito dentro del género negro autóctono. Su denominación es el "nombre artístico" de Luca Torelli, un matón italoamericano que se mueve como pez en el agua en los callejones más oscuros de la Norteamérica de los años 30. Cuando, tras el crack bursátil de 1929, muchos accionistas que se habían arruinado se tiraban al vacío, Torpedo se tiraba a todas las que podía, mientras sobrevivía en el día a día a punta de pistola.
El pasado año, por fin, se llevó a cabo un acto de justicia poética: Glénat reeditaba en cinco lujosos tomos, como la obra se merece, el Torpedo integral de Enrique Sánchez Abulí y Jordi Bernet, un auténtico imprescindible para los fans del género negro. Si todavía no lo saben todo del personaje, en esta Obra completa encontrarán las respuestas a sus dudas. Destáquese, por ejemplo, la historia "Mirando hacia atrás con ira", donde la máquina de escribir de Enrique Sánchez Abulí y los lápices de Jordi Bernet nos relatan los orígenes secretos de Luca Torelli en su Italia natal y, como dijo aquel, por qué es como es.
En un primer momento, el encargado gráfico de la serie iba a ser el recientemente fallecido Alex Toth. Pero tras dibujar una historia, con la que se abre el primero de estos cinco volúmenes, el veterano ilustrador consideró que era demasiada su crudeza, su carga explícita de sexo y violencia, y abandonó la serie. Así pues, Jordi Bernet entró como sustituto de última hora... y llegó para quedarse. Su Luca Torelli es el Torpedo definitivo, espigado, fuerte, malencarado, siempre con la sonrisa cínica a punto de estallar tras su rictus de tipo duro.
Si Bernet ha hecho de Torpedo una verdadera joya de la narración gráfica, gracias a su estilo inconfundible marcado por la claridad expositiva, los hombres violentos y las mujeres de carnalidad jugosa, es sin duda Sánchez Abulí quien la ha convertido en una obra maestra imprescindible del género negro. La de ambos artistas es una creación multinacional, protagonizada por un italiano que vive en Estados Unidos, pero cuyas frases concibe un español nacido en Francia. Esto da al cómic una riqueza espectacular, y tras los iconos más reconocibles del noir (esos speakeasys de la Prohibición, esos sombreros y trajes a rayas, esas metralletas...), nos encontramos con un retrato de la picaresca y unos juegos de palabras de una riqueza tal que resulta más propia de la tradición cultural española de sus responsables.
De esta forma, los títulos de las distintas historias de Torpedo suelen incluir variantes de frases hechas y títulos de películas míticas; y los diálogos de sus personajes juegan igualmente con el doble o triple sentido de muchas de las palabras y expresiones de la lengua castellana, convirtiéndolo, nadie es perfecto, en una obra de imposible traducción a otras lenguas o traslación a otras culturas, incluyendo la anglosajona.
Acérquense pues sin miedo a la creación de Abulí y Bernet, una obra que ya forma parte, paradójicamente con todas las de la ley, de la Historia del Cómic en España. Lean, relean Torpedo, y descubran o confirmen el porqué.
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