lunes, 15 de septiembre de 2014
Los lunes... Batman: Gritos en la noche
Batman siempre ha sido uno de los superhéroes más populares de todos los tiempos, quizá el que más con la salvedad de su compañero de fatigas en el Universo DC: Superman, el Hombre de Acero. Pero qué duda cabe que en los últimos años su popularidad se ha visto acrecentada todavía más gracias al cine (desde las películas de Tim Burton y Joel Schumacher hasta la más reciente trilogía, merecidamente aplaudida, de Christopher Nolan) y, por qué no decirlo, a algunos autores que han dado lo mejor de sí dentro del medio que vio nacer al personaje a finales de la década de los 30: el cómic. Esto explica el gran número de títulos protagonizados por el personaje que llegan cada mes a las librerías especializadas, en estos tiempos y en nuestro país de la mano de ECC Ediciones. Por eso vamos a dedicarle una sección semanal en exclusiva que durará mientras haya nuevos títulos que comentar; y por lo que se ve, parece que va para rato... para alegría de la legión de seguidores del Hombre Murciélago.
1992 ha pasado a la historia del cómic como un año de recuerdo infausto por suponer el momento de la fundación de Image Comics, una compañía que al margen de sus aspectos positivos (como el permitir a los autores mantener los derechos de los personajes de su creación), siempre será recordada como la empresa cuya funesta influencia trajo consigo cientos de miles de páginas repletas de dibujos espectaculares pero que hacían gala de una nula capacidad narrativa. No obstante, en aquel año también vieron la luz títulos que más de dos décadas después pueden y deben seguir leyéndose con interés: ese es el caso de Batman: Gritos en la noche, una novela gráfica protagonizada por el Hombre Murciélago escrita por el veterano Archie Goodwin y dibujada por el siempre personal Scott Hampton.
El malogrado Archie Goodwin, maestro de editores y guionistas y escritor fundamental de las revistas de la factoría Warren como las añoradas Creepy, Eerie y Vampirella, había vuelto a DC en 1989 tras una larga etapa trabajando para la competencia (esto es, Marvel Comics). Entre sus nuevos y múltiples proyectos que marcaron su regreso a DC destacó precisamente esta historia del cruzado de Gotham, editada en formato de novela gráfica de lujo, en cartoné y con papel de mayor gramaje (que, de hecho, obtuvo un par de premios Harvey relativos a la excelencia de la edición). Sin duda, se trataba de un nuevo intento de acercar el cómic de superhéroes a un público adulto que demandaba historias más complejas y, desde luego, mucho más oscuras que las características del legado que había dejado la Edad de Oro del género.
De este modo, siendo fieles a la corriente que habían iniciado Alan Moore y Frank Miller y siguiendo la estela de títulos como Watchmen, Daredevil: Born Again o, ya refiriéndonos al propio personaje de Bob Kane, El regreso del Caballero Oscuro y La broma asesina, Goodwin concibió una historia cruda y verosímil ambientada en los primeros años de Bruce Wayne como Batman; un relato policíaco donde James Gordon jugaba un papel fundamental y que estaba construido como un whodunit -intriga a propósito de la identidad de un criminal, que ha de pertenecer al plantel de personajes de la misma, y cuyo verdadero rostro no se conocerá hasta el final del relato-, y que en el fondo le servía a los autores para tratar un tema tan espinoso como el del maltrato infantil.
Leída hoy, podemos señalar que la intriga de Gritos en la noche, aunque funcional, es lo de menos. Lo más interesante de la propuesta es comprobar cómo un escritor tan curtido como Goodwin, que ya contaba con cincuenta y cinco años de edad y una probada valía como artesano del terror en las cabeceras mencionadas, por no hablar de su aportación al propio género superheroico, fue más que capaz de adaptarse a los nuevos tiempos y al tipo de historias, menos inocentes y más sujetas a la realidad, que demandaba la sensibilidad de los nuevos lectores.
En cuanto al apartado gráfico, a nuestro parecer lo más interesante de la obra que nos ocupa, cabe señalar que a algunos lectores podrá extrañarles el atrevimiento de la editorial al confiar dicha labor en alguien como Scott Hampton, de estilo pictórico personalísimo y a la vez emparentado con el de otros autores a contracorriente como Bill Sienkiewicz, Jon J. Muth o Kent Williams. En efecto, la mirada de Hampton se nos antoja totalmente alejada de la imagen canónica tanto del Caballero Oscuro como del cómic superheroico en general, y por tanto no parece precisamente la más indicada para llegar al mayor número de lectores posible. Pero no olvidemos que apenas tres años antes Grant Morrison y Dave McKean habían conseguido con su particular acercamiento al universo de Batman, Arkham Asylum, la novela gráfica de género superheroico más vendida de todos los tiempos. No es difícil deducir por tanto que el hecho de que el trabajo gráfico de McKean, igualmente muy personal, conquistara a un público tan amplio allanó bastante el camino para que esta Gritos en la noche viera finalmente la luz... tal y como podemos disfrutarla ahora, reeditada por ECC después de que la edición de la extinguida Zinco fuera prácticamente inencontrable durante años.
En resumidas cuentas: Batman: Gritos en la noche está lejos de ser una obra maestra como algunos de los títulos protagonizados por el Caballero Oscuro que hemos citado en esta misma nota, pero sin duda merece recuperarse como muestra de la excelencia artística de un dibujante hoy un tanto olvidado (aunque haya participado en títulos como Los libros de la magia o Lucifer) como Scott Hampton, así como prueba palpable del talento de un guionista, Archie Goodwin, desaparecido en 1998 pero cuyo oficio sigue haciéndonos pasar estupendos ratos de lectura a estas alturas del siglo XXI. Y, de paso, si nos recuerda que en la década de los 90 no todo fue como las poses imposibles de Rob Liefeld y compañía, pues mejor que mejor.
Título: Batman: Gritos en la noche
Autores: Archie Goodwin (guion) / Scott Hampton (dibujo)
Editorial: ECC
Fecha de edición: julio de 2014
96 pp. (color) - 12,95 €
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