Abandonad toda esperanza

miércoles, 11 de julio de 2012

Los ignorantes: Un buen año



Ha querido el azar que un servidor, que no es precisamente un especialista en vinos, haya visto por fin la película de Ridley Scott Un buen año -en el que el personaje encarnado por Russell Crowe hereda una pequeña finca francesa y sus viñedos- casi al mismo tiempo que leído este Los ignorantes, donde el guionista y dibujante de cómics Étienne Davodeau propone, como el subtítulo indica, un "Retrato de una iniciación cruzada", y que no es sino la suya en el mundo de la enología al mismo tiempo que la de un viticultor amigo suyo en el universo del noveno arte.



Por tanto, puedo asegurar que no es necesario ni mucho menos ser un experto en el mundo del vino para disfrutar de esta espléndida novela gráfica como no lo era, por supuesto, para ver el citado film del realizador de Blade Runner. Solo hace falta tener un mínimo de sensibilidad para dejarse llevar por las peripecias vitales, mínimas y reconocibles, de la pareja protagonista: el viticultor Richard Leroy, que hasta el momento lo desconocía prácticamente todo del mundo del cómic (háganse cargo: no sabía ni quién era Moebius, y eso que como este es francés), y el propio Davodeau, que alcanza aquí una madurez como narrador, y como persona, inaudita.



Decir esto no es poco teniendo en cuenta que hablamos del autor de La mala gente, Caída de bici, Ha muerto un hombre, El testimonio o Lulú, mujer desnuda, obra esta última editada como la presente por La Cúpula y a la que se hace referencia explícita en sus páginas. Y es que por Los ignorantes se pasean tantos títulos de cómics como botellas de vinos. Profano como es uno en el mundo de la viticultura, me resulta imposible recordar los vinos citados, pero sí me acuerdo con facilidad que aparecen las lecturas usualmente recomendadas a los profanos del tebeo, como Maus de Art Spiegelman o Watchmen de Alan Moore y Dave Gibbons, aunque esta última no acabe siendo muy del gusto de Leroy... que se pierde entre tantas referencias al género superheroico (que desconoce) y acaba quedándose durmiendo mientras lo lee en la cama (sic). También se menciona Parecer es mentir, de Dominique Goblet, obra descubierta y adquirida por el propio viticultor en un festival sobre cómic después de escuchar a su autora en persona durante la presentación de su cómic.


Richard Leroy y Étienne Davodeau: una iniciación cruzada

Y es que por las páginas de Los ignorantes se pasean algunos de los autores más aplaudidos de la bande dessinée actual: Jean-Pierre Gibrat, que es visitado por los protagonistas y habla entre otras de su obra El plazo (que debe ser la misma que La prórroga); Marc-Antoine Mathieu, que también acoge a Davodeau y Leroy en su jardín, y que es autor de Dios en persona y creador del personaje Julius Corentin Acquefacques; y Emmanuel Guibert, autor de La guerra de Alan y El fotógrafo. Incluso Lewis Trondheim, el autor de Mis circunstancias, no aparece como tal sino como su reconocible álter ego animalizado, regalándole una página ("La teoría del pico") a Davodeau, que la incluye tal cual en su relato. Al final, en el apéndice, descubriremos que durante la elaboración de este libro también se leyeron Mátteo del citado Gibrat, Fresa y chocolate de Aurélia Aurita, La guerra de las trincheras de Jacques Tardi, Diario de Fabrice Neaud, La espinaca de Yukiko de Frédéric Boilet, Ibicus de Pascal Rabaté, Killers de Mezzo y Pirus, Barrio lejano de Jiro Taniguchi, Muchacho de Emmanuel Lepage... por citar tan solo títulos de los que hemos hablado en este vuestro blog.



Además de conocer estos títulos, Los ignorantes nos ilustra acerca del proceso de realización del vino: el cultivo de las viñas, la recogida de la uva, la conservación y la fermentación del mosto, etcétera. Una tarea a la que Leroy se dedica con pasión y cariño, apostando por una elaboración lo más artesanal posible... algo que lo acerca bastante a la forma en la que Davodeau entiende la realización de una historieta como la presente.



Así, y pese a sus diferencias de carácter y aficiones, Étienne Davodeau y Richard Leroy aparecen aquí como dos personalidad muy similares. Y una vez finalizada la muy gozosa lectura de Los ignorantes, da la sensación de que tanto daría hablar de cómics y de vinos como de cualquier otra cosa... pero entonces no sería el relato real de una iniciación al mismo tiempo que el de una confesión: la de dos hombres que pertenecen a universos distintos pero que parecen movidos por una misma pasión, la de aquello que aman y a lo que han decidido dedicar casi toda su vida. Los ignorantes es, pues, un cómic excelente, maduro, reposado, y que deja tras su lectura un excelente poso. Como los mejores vinos.


Título: Los ignorantes
Autor: Étienne Davodeau (guion y dibujo)
Editorial: La Cúpula
Fecha de edición: mayo de 2012
280 pp. (b/n) - 27 €

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