Joe Ollmann y su Mid-Life (en España, Cuarentón)
Da igual que sus personajes se llamen de forma diferente: hay relatos que, por la sinceridad que parecen desprender sus páginas, así como por algunos rasgos que parecen servir de nexo de unión común entre el autor y sus creaciones, son entendidos por los lectores como relatos autobiográficos. Luego ya son los propios artistas los encargados de desmentir (o no) esta condición, matizando todas las diferencias que se quiera. Pero, de todas formas, sus lectores no acabarán de creerles, y les sonará a mera excusa con la única finalidad de distanciarse de los aspectos más patéticos y/o más moralmente dudosos de sus respectivas criaturas.
Este es el caso de dos recientes novedades de La Cúpula. En lo que atañe a Otra puta novela gráfica, que el protagonista de la obra de Jorge de Juan sea un autor de tebeos nos condiciona como lectores desde el principio: da igual que este no se llame Jorge sino Gus (además, con un apellido tan significativo, y tan de ficción, como Pena), y que tenga dos años más que su creador (De Juan nace en 1978, Gus en 1976): el lector enseguida entenderá las peripecias de este creador en crisis como surgidas de la propia experiencia vital del autor cacereño.
Por supuesto, que no sea una autobiografía en sentido estricto (una posibilidad de lectura desmontada desde el mismo momento en que ambos no se llaman igual ni tienen la misma edad) le concede al autor la licencia de llevar hasta las últimas consecuencias las vivencias que sufre en sus propias carnes Gus Pena cuando su jefe, un funcionario del Estado adicto a la cocaína para el que su labor de editor freelance es solo un capricho que en el mejor de los casos le puede suponer un pequeño sobresueldo, le prohíbe utilizar el término cómic y le pide que realice una novela gráfica, de largo recorrido y de temática social, tal y como manda la tendencia imperante.
Este nuevo encargo acrecenta en Gus el síndrome de la página en blanco, y entra en una crisis creativa de la que sospecha que solo podrá salir inspirándose en la realidad que le rodea. Pronto descubrirá que su propia familia parece el caldo de cultivo perfecto para el nuevo proyecto que está obligado a realizar, con una madre atrapada en la red de Internet, un padre algo atolondrado que se ve en la obligación de llevar él solo el hogar familiar como buenamente puede, y una hermana lesbiana que abandonó el nido y se marchó con su autoritaria novia a vivir en una zona deprimida de la ciudad.
Con estos mimbres, en Otra puta novela gráfica Jorge de Juan nos ofrece un bestiario humano hilarante, completado por un anciano senil que sufre de momentos de brillantez mental, una cubana que se casó con la pareja de la hermana del protagonista para conseguir legalizar su situación civil en España, o un antiguo compañero del colegio de este, ecuatoriano, de origen pobre que ha conseguido montarse en el dólar (o mejor, en el euro) y que reniega de sus raíces... Por no hablar de los antiguos vecinos del protagonista, con los que él y su hermana se reecontrarán en un descenso a los infiernos que no tiene nada que envidiar al de El corazón de las tinieblas de Joseph Conrad, aquí en su versión poligonera del extrarradio.
A partir de estos personajes, el autor nos propone un relato de naturaleza casi metanarrativa, pues se trata de una novela gráfica que se construye a partir de la propia búsqueda de su protagonista por encontrar la temática de la novela gráfica cuyo guion ha de entregar en breve al editor. Pero sin necesidad de que por ello se tenga que apostar por una lectura farragosa y de interpretaciones subjetivas, muy al contrario Jorge de Juan ofrece un retrato desternillante de un individuo y de su entorno social, muy verosímil en todo momento y rayano a veces en lo marginal, que lo sitúa como heredero directo del Makinavaja de Ivà, el Gustavo de Max o el Makoki de Gallardo y Mediavilla. Primera obra de largo alcance escrita y dibujada enteramente por Jorge de Juan, Otra puta novela gráfica es una obra a descubrir y su autor un nombre a seguir.
Al igual que el personaje de Jorge de Juan, el de Cuarentón también está en crisis; pero la suya no es una crisis creativa, sino vital: la del hombre de mediana edad (Mid-Life es el título original de la obra) que ve su infancia y su adolescencia como un tiempo muy lejano en el pasado, y la muerte como un final del camino cada vez más próximo. Vaya por delante que la de Joe Ollmann no es precisamente otra puta novela gráfica, y perdón por el chiste, sino una de las mejores publicadas en lo que va de año.
El protagonista de Cuarentón se llama John y trabaja en un magazine realizando entrevistas, pero no es difícil adivinar, por cierto parecido físico y las semejanzas entre sus respectivos núcleos familiares, que es un álter ego del autor que no dista mucho de su propia realidad. En él Ollmann vierte su obsesión por el paso del tiempo, su miedo a envejecer, el rechazo por sentirse invisible para las jóvenes del sexo opuesto, y la amargura que le provoca sentirse un anciano al ser padre, junto a su segunda esposa, de un bebé que dista en demasía de la edad de las hijas que tuvo en su anterior matrimonio, ya adultas las dos.
En mitad de esta crisis, John ve una válvula de escape en Sherri Smalls, una cantante que después de un álbum en solitario que no tuvo el éxito esperado, se ha visto en la obligación de aparcar el viejo sueño de ser una figura de la escena musical independiente y se ha redefinido como intérprete de música infantil para poder vivir de su talento artístico, una faceta cuyo futuro parece alentador al ofrecérsele un contrato que podría convertirla en la estrella absoluta de un programa de televisión para niños.
Ollmann, lejos de contentarse con retratar la crisis existencial de su personaje principal, se centra también en la de la propia Sherri, y narra de forma paralela las respectivas historias de los dos protagonistas hasta que, fruto de las manipulaciones de un John que empieza a plantearse la posibilidad de serle infiel a su mujer con Sherri si las circunstancias se lo permiten, los caminos de ambos acaban cruzándose.
En Cuarentón, Ollmann apuesta por la narración clásica y directa: cada una de las 170 páginas de las que se compone esta novela gráfica están construidas, sin excepción, atendiendo a la disposición estándar de 3 x 3, esto es, nueve viñetas de idéntico tamaño. A partir de ahí, y despreocupándose de otras cuestiones formales que podrían resultar vacuas, se centra en retratar a sus personajes de forma creíble, atendiendo a unas situaciones cotidianas, unos diálogos verosímiles y unas reflexiones que sin duda han sido muy meditadas pero que parecen el fruto natural de la inmediatez del momento. El resultado es una novela gráfica excepcional por lo que tiene de retrato no ya solo del propio autor (porque, diga lo que diga, John es en cierta medida Joe), sino también, al menos en cierta forma, de cualquiera de nosotros, sus afortunados lectores.
Título: Otra puta novela gráfica
Autor: Jorge de Juan (guion y dibujo)
Editorial: La Cúpula
Fecha de edición: enero de 2012
116 pp. (b/n) - 14 €
Título: Cuarentón
Autor: Joe Ollmann (guion y dibujo)
Editorial: La Cúpula
Fecha de edición: marzo de 2012
196 pp. (b/n) - 18 €
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