martes, 13 de abril de 2010
Hawks & Wood
Empezaré esta nota con una confesión personal: aunque hoy en día lo que más leo es narrativa -sobre todo, novela, sea o no de género-, hubo un tiempo en el que un servidor dedicaba casi todo su tiempo libre, o al menos aquel que dedicaba a la lectura, al consumo de libros sobre cine. Por alguna extraña razón la ficción no me satisfacía, y dentro del ámbito del ensayo solo me interesaban aquellos libros que hablaran de la historia del cine, el proceso de hacer una película, las vidas (privadas y públicas) de directores y actores y las lecturas que de cualquier film se pudieran hacer.
Por esa razón, buena parte de mi biblioteca particular está dedicada a libros sobre el séptimo arte: biografías de actores y directores, estudios críticos de cineastas, ensayos históricos sobre cinematografías, géneros y estudios de producción, etc. Y todavía hoy me produce un gran placer, después de haber visto una película que me interese lo bastante como para hacer el esfuerzo intelectual, escarbar en dicha biblioteca (y no solo en internet) y descubrir qué han dicho sobre el film en cuestión tanto sus artífices principales como, sobre todo, la crítica especializada. Confrontar el propio criterio con el de otros sigue siendo la mejor manera de aprender sobre cualquier cosa, y el arte cinematográfico no es una excepción.
Lo anterior viene a cuento de que he tenido la oportunidad de ver Río Lobo, una de las pocas películas de Howard Hawks posteriores a 1938 que todavía no había visto. Algunas de mis películas favoritas llevan su firma: Scarface, Sólo los ángeles tienen alas, Tener y no tener, El sueño eterno, Me siento rejuvenecer, Río Bravo o El Dorado son buenos ejemplos. También de otras que no llevan su firma, pero como si la llevaran: los cinéfilos ya sabrán de qué hablo si cito El enigma... de otro mundo, "de" Christian Nyby. E incluso películas suyas que me gustan menos, por considerarlas sobrevaloradas (La fiera de mi niña) o simplemente más discretas (Los caballeros las prefieren rubias), son muy superiores a la media, la de su tiempo y la del nuestro.
Lo mismo sucede con Río Lobo: no creo que merezca contarse entre las mejores películas de su realizador, sobre todo por lo que tiene de mimética respecto de Río Bravo y El Dorado (esta, a su vez, un remake inconfeso de la anterior, sustituyendo a los actores-cantantes Dean Martin y Ricky Nelson por los actores -a secas- Robert Mitchum y James Caan). En esta ocasión tenemos al mexicano Jorge Rivero y al castigado Jack Elam acompañando a un John Wayne también crepuscular que recibe igualmente el apoyo de la bellísima Jennifer O'Neill, el joven Christopher Mitchum -hijo de Robert- y el dentista que encarna David Huddleston.
Si algo destaca de Río Lobo es su obstinación por nadar a contracorriente: de la misma manera que Río Bravo fue la respuesta de un Hawks que todavía creía en la amistad, la lealtad y la camaradería (sobre todo masculina) frente al escepticismo nihilista de Solo ante el peligro de Fred Zinnemann -donde el sheriff Gary Cooper pide ayuda pero todo el mundo le da la espalda dejándolo... pues eso, solo ante el peligro-, este último trabajo del autor de Luna nueva se nos antoja como uno de los últimos ejemplos obstinados por mantener la esencia del western, una anomalía casi anacrónica al estrenarse un año después de Grupo salvaje de Sam Peckinpah, un film que también creía -posiblemente, más que ninguno- en el concepto de amistad tal y como lo entiende Hawks, pero donde no había posibilidad de llegar a un happy end.
Se abría, pues, un terreno para una nueva manera de entender el western, y por ende el cine: el de los años 70, una etapa en la que el (mejor) cine norteamericano iba a apostar por retratar los fantasmas de toda una generación. Téngase en cuenta que en el mismo 1970 que Hawks estrena Río Lobo también llegan a los cines los westerns revisionistas Pequeño gran hombre y Un hombre llamado Caballo, el nuevo trabajo de Peckinpah -La balada de Cable Hogue- o dos filmes del Oeste con toques de comedia -cínica o de batalla de sexos- como El día de los tramposos de Mankiewicz y Dos mulas y una mujer de Siegel. Solo dos años después, con la brutalmente violenta La venganza de Ulzana, Robert Aldrich asestaría el golpe definitivo al western clásico, y un año después Clint Eastwood y su Infierno de cobardes lo enterrarían a dos metros bajo tierra.
Pero dejemos las películas y centrémonos en los libros de cine: una vez vista Río Lobo, claro está, me decido a leer algo sobre ella, y mi primer impulso es recuperar el Howard Hawks de Robin Wood, editado en España por JC a comienzos de los 80. Pero hete aquí que, precisamente, el estudio de Wood se detiene en el film anterior, El Dorado, y no alcanza a comentar la cinta postrera del realizador norteamericano... aunque John Wayne (en primer plano) y Jack Elam (detrás) saluden al lector desde el fotograma del film que ilustra la cubierta.
De todas formas, el recuerdo es productivo, pues me lleva a reflexionar en la grandeza de este crítico que, según me enteré en Cahiers du Cinéma, nos dejó en diciembre del año pasado. Un crítico que no hay que confundir con el guionista de historieta paraguayo de idéntico nombre, y del que debería editarse en España a la voz de ya su antología crítica Personal Views. Explorations in Film, que data nada más y nada menos que de 1976. También ardo en deseos, por pura curiosidad, de leer su más reciente ensayo "Responsibilities of a Gay Film Critic", publicado en Film Comment, acerca de cómo su condición sexual -Wood salió del armario un año de estos- debía condicionar su tarea como observador cuidadoso del séptimo arte.
En definitiva, espero sirvan estas líneas como recuerdo de uno de los directores que más nos han enseñado a amar el cine, así como de uno de los críticos que más nos han enseñado a entenderlo y, por tanto, a amarlo más todavía.
Nota bene.- Dado la naturaleza del texto, me permito el lujo de reproducirlo tal cual en nuestro blog hermano sobre libros de cine: La Biblioteca Langlois.
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5 comentarios:
He tenido un rato.
Estupendo post.
Varias cosas al respecto.
1ºEnvidio ya tu biblioteca y encima sin conocerla.
2º Que un libro tenga por portada (por cierto, me encanta el cartel de Give'em hell, John) una película que ni siquiera aparece comentada es curioso.
3º Rio Lobo es bastante floja. La fiera de mi niña no está sobrevalorada (y menos si la sitúas en su contexto). Supongo que conocerás la anécdota de "¿Me toca hacer de borracho?" cuando Hawks le estaba contando a Wayne el argumento de Rio Lobo.
4º La Venganza de Ulzana es tal vez el western que más me gusta de los que has citado que viniero un par de años después.
5º No conozco mucho de Robin Wood y no sé qué problemas tendría que tener con las críticas de cinepor el hecho de que su elección sexual. ¿Qué tenía que escribir qué guapa está Liz Taylor en La gata en lugar de qué guapo está Paul? Es broma.
No he leído el libro. Puede ser curioso...Pero mira, sigo una interesantísima página de cine bastante gay (yo creo que no lo soy.. que son 38 años fijándome mayoritariamente en el sexo opuesto), "Brigthlightfilms" y exceptuando algunas entradas referidas al tema o ciertas coñas que hay de vez en cuando en algunas críticas... son tan válidas (o más) que muchas otras que hablan sobre las mismas películas.
Un saludo.
Veo que no solo ha tenido un rato para leerlo, sino también para escribir. Se lo agradezco. :-)
Por partes:
1.º- No me extraña que la envidie, los que amamos los libros envidiamos las bibliotecas de los demás, sean mejores o peores que la nuestra. Son distintas, y con eso sobra para envidiarlas. A mí me pasa constantemente.
2.º- No es tan raro ni curioso, sino una manera de llamar la atención y dar una sensación de "obra cerrada" a algo que en realidad no lo es.
3.º- Efectivamente, "Río Lobo" es mucho más floja que el resto de westerns de Hawks. Y "La fiera de mi niña" me parece una comedia estupenda, pero la he visto ya dos o tres veces y no la pondría entre mis 25 comedias favoritas, mucho menos entre las 3 o 4 mejores de la historia del cine como suele aparecer en muchos listados. Me quedo antes con "La novia era él" o "Me siento rejuvenecer", del mismo Hawks, antes que con esta. No sé si son mejores, pero me divierten mucho más, que imagino es de lo que se trata.
4.º- "La venganza de Ulzana" SÍ es uno de mis diez westerns favoritos, y el mejor que cito en estas líneas aparte de los dos grandes de Hawks y el de Peckinpah. Y su último plano, el de Burt Lancaster preparándose para morir liando un cigarrillo, uno de mis tres o cuatro finales favoritos de la historia del cine.
5.º- Tampoco conozco demasiado la crítica de Wood más allá de este libro sobre Hawks y algún otro, pero siempre me pareció una pluma interesante, y no es un chiste homófobo. Y yo tampoco soy gay, al menos que yo sepa, pero apunto la web y le echo un vistazo cuando tenga otro rato como este dedicado a contestarle.
Un abrazo y, de nuevo, gracias por su visita.
Tutéame para próximos comentarios... no me hagas sentir más viejo de lo que soy (ja,ja).
Yo me divierto más con Su juego favorito que con las otras dos que has citado de él, una revisitación de las que hacía sobre su propia obra, con gags similares incluídos.
Y sí. La venganza de Ulzana es un peliculón.
Un saludo.
PD: Curioso era la manera educada de decir engaño.
Muy buena entrada.
Esto me recuerda que de vez en cuando tengo que re-visionar a los clásicos.
Riesgo: No se preocupe, a mí me pasa lo mismo. Pecamos en prestar demasiada atención al hoy y demasiada poca al ayer.
David: No se tome en serio lo del trato de cortesía, es una fea costumbre que tengo al dirigirme por escrito hasta con amigos que conozco en persona -el compañero Riesgo es un buen ejemplo. Vamos, que lo hago sin pensar, y hasta con amigos de toda la vida, y algunos de ellos hacen lo mismo conmigo.
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