Como a tantas otras cosas llegué a la obra de Chester Brown un tanto tarde, hace apenas unos meses, con el feliz descubrimiento que supuso la lectura de Ed, el payaso feliz: la obra en cuestión resultó ser un cóctel de referencias de la cultura popular (particularmente del cine de serie B y Z, pero de forma muy distinta al discurso construido por Charles Burns en Agujero negro, Big Baby o El Borbah) convertido por obra y gracia de su autor en un delirio surrealista deliciosamente absurdo y tan fascinante como provocador.
Fue precisamente La Cúpula, editora de este cómic y de su aplaudido Louis Riel, quien publicó por vez primera El Playboy en España, en dos números de la serie Brut Comix. Y después de que Astiberri editara Nunca me has gustado, ha sido la editorial Ponent Mon quien se ha llevado el gato al agua añadiendo a Brown a su catálogo gracias a esta encomiable recuperación de El Playboy en un solo tomo.
La obra en cuestión, al igual que la mencionada Nunca me has gustado, es un cómic descaradamente autobiográfico (un género que en el noveno arte está ganando adeptos a marchas forzadas y del que gracias a la Semana Negra hablaremos bastante en breve; apunten nombres: Gloeckner, Neaud, Deville...) en el que Brown se convierte en protagonista y narrador, rememorando sus años de adolescencia en los que todo parecía girar alrededor del sexo.
Brown construye la obra a partir de su propia voz como narrador, un testigo invisible de su propio pasado que viaja en el tiempo años atrás para descubrir lo complicado que podía ser algo en apariencia tan inane como comprar el último número de Playboy, el célebre magazine erótico... Un ritual cuya finalidad última era evocar el deseo erótico y provocar la masturbación, y que terminaba con un gran complejo de culpa.
Brown, hoy convertido en un lector especializado que recuerda buena parte de la historia de la revista fundada por Hugh Heffner -atención al apunte de Marilyn Cole, una playmate del pasado-, no justifica sus actos, sino que se limita a exponerlos tal y como él los recuerda, dejando el juicio (si lo hubiere) a la conciencia del lector.
Así, los recuerdos del pasado brotan como viñetas aparentemente aisladas en la página de fondo negro, pero perfectamente hiladas por los procesos de la memoria, que rememoran actos naturales o vergonzantes según quién lo cuente y quién lo oiga, y que desembocan en el epílogo que cierra el álbum, ambientado ya en el presente, y donde Chester Brown relata cómo su afición por la pornografía ha acabado afectando a su capacidad para relacionarse con las mujeres (un aspecto este que tiene en común con Pobre cabrón de Joe Matt, canadiense como Brown y con el que mantiene una amistad personal).
Así pues, El Playboy se nos muestra como una confesión sin tapujos de un autor al que sin duda merecerá la pena seguir, y del que recuperaremos en breve el citado Nunca me has gustado. Como siempre, permanezcan atentos a sus pantallas...
Título: El Playboy
Autor: Chester Brown (guión y dibujo)
Editorial: Ponent Mon
Fecha de edición: junio de 2008
176 páginas (b/n) - 15 €
(+) Chester Brown en El Comicsario (por Hernán Migoya)
[Fotografía: Chester Brown.]
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