Las relaciones familiares suelen estar muy presentes en los argumentos de buena parte del cine de terror oriental. Buen ejemplo de ello son dos películas que hemos visto recientemente.
En Kakashi (literalmente, "Espantapájaros"), una joven es capaz de abandonarlo todo tras recibir una misteriosa carta de la novia de su hermano y va en busca de ambos al pequeño pueblo donde vive esta última. Allí descubrirá que hay un extraño culto alrededor de los espantapájaros, figura central de las tradiciones de la villa...
La película, basada en un manga de Junji Ito, recuerda a otras obras de este último, como Tomie o sobre todo Uzumaki, por mostrar un particular microcosmos inquietante y amenazador. No obstante, la película tarda en arrancar, su ritmo es demasiado cadencioso, y al final ni sorprende ni asusta tanto como sería de desear.
Más interesante, aunque también más occidentalizada, es The heirloom, estrenada en el último Festival de Cine de Sitges: en ella, un joven arquitecto y su novia se van a vivir a una casa que ha heredado el primero (la "reliquia" del título); pronto empezarán a experimentar sucesos extraños, que afectarán a sus amigos y que están relacionados con los familiares fallecidos del protagonista.
Aunque la cinta peca de incluir muchos tópicos del género, hace gala de un apunte interesante al hablar de la familia del joven, y de la discriminación que en su seno se hacía entre los miembros sanos (destinados a triunfar en la vida) y los enfermos (cuyo sino era sacrificarse en beneficio de los anteriores). Sólo por ello ya vale la pena ver la cinta, siempre que no se espere un trabajo que se salga de la media dentro del cine de terror reciente. Sea asiático o no.
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