Abandonad toda esperanza

viernes, 6 de junio de 2008

Homunculus: Un pez llamado guppy



En su Equivocado sobre Japón, una obra a medio camino entre la novela y el ensayo, y donde relata el viaje que hizo al País del Sol Naciente en compañía de su hijo de doce años, Peter Carey destaca el consumo generalizado de mangas y animes entre la población nipona (infantil, juvenil y adulta), y subraya lo fascinante que resulta para un lector (de cómics o no) occidental la velocidad con la que los consumidores autóctonos hojean los voluminosos tomos de series manga a bordo del metro.



Esto se explica a partir de la particular narrativa generalizada de los tebeos japoneses, heredera más de la cinética del arte cinematográfico que no de la pintura o de la novela, y en la que la acción se extiende y el tiempo se dilata a lo largo de páginas y páginas. Y un buen ejemplo de ello es Homunculus, la espléndida serie de Hideo Yamamoto que en España edita Ponent Mon y que acaba de llegar a su octavo volumen.



En esta entrega Nakoshi e Ito van a protagonizar una suerte de enfrentamiento cara a cara que ocupará toda la extensión del volumen. Por tanto, este número octavo no presenta más personajes que ellos dos, y el marco espacial se reduce a la sala de operaciones de Ito: la mesa está preparada para que Nakoshi se someta a una intervención quirúrgica cuyo objetivo es cerrar el orificio abierto en su cráneo cuando se le practicó la trepanación. Pero los titubeos del doctor provocarán que ambos opten por postergar la operación, y Nakoshi tomará una decisión muy particular: que Ito le cosa el párpado del ojo derecho.



De esta forma, Nakoshi concentra toda su atención en las alucinaciones que experimenta desde que su nuevo amigo le practicara la trepanación: "Bienvenido al mundo de los homúnculos", le dirá este, y será a partir de ese momento que Yamamoto articula un cara a cara entre ambos, revelados con su apariencia oculta de homúnculo para Sakoshi -su interlocutor es una urna con la forma de su padre repleta de agua, que se comunica a través de un pez guppy; él mismo, una mezcla de ser humano, robot y criatura formada por signos con apariencia de arena-... y cuyo propósito final es descubrir la verdad que esconde el universo de los homúnculos.



En esta octava entrega, el autor se permite plantear una serie de dudas y cuestiones acerca de sus personajes principales, principalmente del investigador médico, y especula con la posibilidad de que pueda ser virgen, o incluso con la existencia de una atracción homosexual entre ambos. Todo ello, como decíamos, a partir de una acción que, en términos físicos, es mínima, pero cuya materialización se dilata hasta alcanzar las más de 200 páginas del volumen, ampliando las posibles lecturas de una obra que se enriquece poco a poco hasta convertirse es uno de los mangas más adultos y de más calado de entre todo lo que puede leerse en nuestro país.



Volviendo al libro de Carey, cabe señalar que en sus páginas, y a partir de la dialéctica que se establece entre el propio autor de Oscar y Lucinda y su hijo Charley, se subraya el conflicto entre el Japón Verdadero -el de los samuráis, la ceremonia del té, el kabuki y el teatro no- que quiere comprender el padre, y ese otro Japón Verdadero -el de Tezuka y Astroboy, los visualistas, Mobile Suit Gundam y el cine de Hayao Miyazaki- que ansía encontrar el hijo. Si el lector se identifica con Carey, podríamos recomendarle la lectura de Bokko o el cine de Kurosawa, Mizoguchi y Ozu; en cambio, si se siente más partícipe de los intereses de su hijo, será mejor que dedique su tiempo al cine de Shinya Tsukamoto, al más radical Takashi Miike... o a este moderno, inquietante, sugerente, arriesgadísimo Homunculus.


Título: Homunculus n.º 8
Autor: Hideo Yamamoto (guión y dibujo)
Editorial: Ponent Mon
Fecha de edición: mayo de 2008
224 páginas - 10 €


(+) Críticas de volúmenes anteriores:
- Volumen 4
- Volumen 5
- Volumen 6
- Volumen 7

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