En cierta ocasión, y haciendo gala de su inteligencia simpar, Woody Allen dijo que si tras su muerte pudiera reencarnarse, elegiría hacerlo en los dedos de Warren Beatty. Esto, inalcanzable para el genio de Manhattan, es algo que casi logró Craig T. Baxley, y sin tener que morirse. ¿Quién es Craig T. Baxley, se preguntarán ustedes? Pues nada más y nada menos que alguien que puede presumir de tener en su currículo el haber sido el doble en las escenas de riesgo de Warren Beatty en cintas como Único testigo o Shampoo (lo de esta última no lo entendemos: el único riesgo era el inminente y descomunal fracaso en taquilla, y nos preguntamos cómo se dobla eso).
Pero si sacamos a colación el nombre de Baxley no es por ser la otra cara del galán del cine norteamericano en los años 60 y 70, sino porque en 1988, después de haber dirigido algunos episodios de El Equipo A y haber ejercido de coordinador de dobles de acción en películas como ¿Qué me pasa, doctor?, Rollerball, La fuga de Logan o Encuentros en la 3.ª fase, debutó en la dirección de largometrajes con Acción Jackson, a mayor gloria de la estrella de color Carl Weathers.
¿Quién dijo que el cine blaxploitation era cosa de los 70? Si Shaft fue el Harry el Sucio de la población afroamericana, si en los 90 Takeshi Kitano se anunció en Occidente como la respuesta japonesa a Clint Eastwood, el teniente (degradado a sargento) Jerico 'Acción' Jackson es la contrapartida negra a las películas de acción del momento protagonizadas por Arnold Schwarzenegger o Sylvester Stallone.
Pero si algunas de las de estas estrellas eran mediocres, el proyecto de Baxley y Weathers (al que el realizador se trajo de Depredador, su último trabajo como coordinador de dobles) es un engendro infumable que representa lo peor de las action movies de los años 80: esto es, argumentos a base de andanadas de tópicos, interpretaciones que en el mejor de los casos dan risa, y gracias sin gracia que, precisamente, no consiguen hacernos reír, sino bostezar.
El argumento es bastante sencillo, tan sencillo que no pienso ni esforzarme en redactarlo y opto por copiar y pegar el disponible en cientos de webs: El ex jugador de fútbol americano Carl Weathers es aquí Jericho 'Action' Jackson, un detective de rudos métodos de la policía de Detroit que se las tiene que ver con el importante narcotraficante Peter Dellaplane, interpretado por Craig T. Nelson (Pactar con el diablo, Poltergeist). Acompaña a Acción Jackson la cantante pop Vanity, la novia drogadicta de Dellaplane que ayudará a Jackson a atrapar a su amante.
Y ya está: Acción Jackson es un film al servicio de una estrella de baja estofa, el citado Weathers, que vivía su mejor momento tras interpretar a Apollo Creed en las cuatro primeras entregas de la saga Rocky, y al que acompañan dos mujeres: la citada Vanity, cantante y ocasional actriz absolutamente olvidada hoy en día, y Sharon Stone, esta nada olvidada, y que aquí interpreta a la esposa del villano.
Y ya está. Si no les interesa rescatar los infames primeros trabajos de la protagonista de Instinto básico (que menudo carrerón llevaba esta chica en sus comienzos, acompañando por la exótica África al penoso Richard Chamberlain en dos films de derribo protagonizados por el explorador Allan Quatermain), o son de esos fans fatales de Vanity que esconden sus discos de vinilo junto a las cintas de Pimpinela y las copias piratas del Boom 4 o el Super Disco Mix 6, no encontrarán ningún interés en esta infumable película de acción.
Por cierto, circula por ahí una Acción Jackson 2 que, en realidad, no es tal. Sospechamos que se trata de Huracán Smith (1992): por lo visto, a Weathers le iba lo de interpretar a tipos duros con apodo rimbombante, si bien para este film decidió cambiar de registro interpretativo y matizar su trabajo hasta niveles insospechados. Esto es, se afeitó el bigote; pero ni así pudo evitar que le saliera otro engendro tan inconcebible como Acción Jackson. No desesperen de verlo cualquier día de estos en esta sección de Bodrios que hay que ver.
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