
Poco más de interés encontraremos en Ejecutivo agresivo, que pudo haber sido una fantástica comedia de haber explotado de forma más seria el tema del que parte: los presuntos trastornos y ataques de ira de su protagonista, como representante del norteamericano medio, así como el aprovechamiento del mismo por parte de la psiquiatría.

También habría resultado de más interés si hubiera tomado el camino totalmente opuesto, el de la comedia gruesa, como parece dar a entender que hará en algún momento del metraje: el prólogo que muestra la infancia del protagonista, víctima de la crueldad infantil, o los escarceos lésbicos entre las actrices porno que interpretan Krista Allen y January Jones, son un buen ejemplo.

Pero Ejecutivo agresivo toma el camino más fácil: el de los diálogos de escasa gracia y el de una resolución amable bastante edulcorada e increíble, además de no conseguir sorprender a nadie en su pretendido giro final.

De esta forma, el deficiente guión y la realización plana de su máximo responsable, que firmará pronto la nueva versión de El Superagente 86 para la gran pantalla, deja todo el trabajo a su pareja protagonista: un Adam Sandler comedido y un Jack Nicholson, sobra decirlo, más histriónico, que aquí parece querer emular a Robert De Niro, otro actor serio que se pasó en varias ocasiones al género de la comedia más asequible. Tan asequible y decepcionante como esta producción de 2003.
1 comentario:
Y lo que se te pega la jodida canción terapeutica...
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