Abandonad toda esperanza

miércoles, 21 de febrero de 2007

Juegos secretos: las decisiones de los adultos

El actor Todd Field, al que se suele recordar como el pianista amigo de Tom Cruise que lo introduce en el universo de la orgía enmascarada de Eyes wide shut, cinta póstuma de Stanley Kubrick, debutó en la dirección en 2001 con la magnífica En la habitación. Era aquel un drama ejemplar, de precisión milimétrica, rebosante de verosimilitud dramática y violencia contenida, y que contaba con interpretaciones magistrales de todo el reparto, destacando a un grandioso Tom Wilkinson y a un estupendo Nick Stahl, aunque Sissy Spacek y Marisa Tomei no les iban demasiado a la zaga.



Cinco años ha tardado Field en volver a ponerse tras las cámaras, lo que hace pensar que se toma muy en serio su faceta como realizador, sopesando sus proyectos y decidiéndose por aquello que más le interesa. Para su segundo film ha elegido adaptar una novela de Tom Perrotta (ambos co-guionistas del film): el resultado es Little children, que en España ha recibido el penoso título de Juegos secretos.

El film gira alrededor de varios personajes, si bien los de más protagonismo son los encarnados por Kate Winslet y Patrick Wilson. A ellos se suman los respectivos esposos de ambos, interpretados por Gregg Edelman y Jennifer Connelly, un ex policía amigo del segundo al que da vida Noah Emmerich, y un inquietante personaje interpretado por un Jackie Earle Haley que dará que hablar.



Más acertado que el título español nos parece el original, Niños pequeños, que hace referencia tanto a los hijos de los protagonistas (que posibilitan el acercamiento entre ellos y el nacimiento de un romance y una doble infidelidad), como al principal objeto de deseo de McGorvey, el personaje que interpreta Haley. Igualmente funciona como contraposición del mundo de los adultos, donde estos tienen que evaluar continuamente sus vidas y tomar una serie de decisiones de gran relevancia, algo a lo que los niños permanecen, todavía, ajenos.

Frente a la austeridad narrativa y emocional de En la habitación, Field ha optado aquí por introducir una voz en off que puntúa la acción, muy al estilo de la de la serie televisiva de HBO Mujeres desesperadas, así como la introducción del humor, muy poco presente en su debut. No obstante, ni Field ni el narrador juzgan a sus personajes, dejando esa labor en manos del espectador que así quiera obrar.



Y es que Field consigue introducir al público en la vida privada de sus protagonistas, haciéndole partícipe de sus peripecias y confrontando de forma activa su parecer con el de estos. Y una vez el film alcanza su conclusión, en la que Field y Perrotta no toman precisamente el camino más fácil y manido, y como ocurre con los propios protagonistas, no sabremos a ciencia cierta si las decisiones que han tomado son acertadas o erróneas. Solo podrán saberlo ellos... cuando sus vidas continúen tras los títulos de crédito, y a lo mejor ni eso.

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