Una de las más agradables sorpresas de las sesiones golfas del último Sitges fue Behind the mask (The rise of Leslie Vernon), film norteamericano que desde una perspectiva metalingüística analiza el fenómeno de las slasher movies de los años 70 y 80.
Su protagonista, Leslie Vernon, es un adolescente que aspira a formar parte de la galería del horror del cine de terror contemporáneo, siguiendo los pasos de famosos psychokillers del cine como Michael Myers (Halloween), Jason Vorhees (Viernes 13) o Freddy Krueger (Pesadilla en Elm Street). Para ello se entrena con disciplina y estudia pormenorizadamente las andanzas de sus ídolos. Mientras tanto, un grupo de estudiantes realizan un documental sobre su proyecto...
De esta forma, la cinta de Scott Glosserman recoge el testigo de Wes Craven y su trilogía de Scream, pero haciendo uso de la estética documental. No obstante, en el último acto de la película, ésta se convierte -como era de esperar, por otra parte- en una slasher movie con todas las de la ley, sin olvidar, eso sí, cierto componente autoparódico.
La película cuenta con lógicas presencias cult, aquí las de Robert Englund, el alter ego de Freddy Krueger, interpretando a la némesis del protagonista, así como una episódica Zelda Rubinstein (Poltergeist); eso sí, quien está magnífico en su cometido es el veterano Scott Wilson (uno de los asesinos de A sangre fría de Richard Brooks) como veterano psicópata y mentor de Leslie.
Behind the mask es, de esta forma, una inteligente propuesta que satisfará sin duda a los que, como su personaje principal, amen este subgénero, siempre que puedan tomárselo a broma de vez en cuando.
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