Una de las películas más merecidamente controvertidas del último Sitges fue Princess, del danés Anders Morgenthaler, que con una osadía digna de todos los aplausos mezcla sexo explícito, violencia y religión en un cóctel explosivo. Con la misma encomiable osadía, el jurado decidió concederle el Méliès de Plata a la mejor película fantástica europea del certamen.
Por si fuera poco, su atrevimiento se prolonga al plano formal, pues estamos ante un film de animación (medio considerado todavía por muchos como exponente de productos destinados a un público infantil) que presenta insertos en imagen real de vídeos caseros.
La película está protagonizada por August, un sacerdote que al morir su hermana Christina se ve obligado a cuidar de la hija de ésta, la pequeña Mia. En compañía de su sobrina, emprende una cruenta venganza contra los antiguos amigos y socios de Christina, pertenecientes, como ella, a la industria del cine X.
La cinta ha sido acusada de ser un alegato a favor de la violencia, a la vez que un conservador ataque contra el cine pornográfico. No obstante, creemos que no toma una postura dogmática, y deja al espectador la posibilidad de sacar sus propias conclusiones. A poco que éste reflexione sobre ello, la conducta de August le parecerá tan lamentable como la de los amigos de Christina: al mismo tiempo que intenta mantener a la niña alejada del sexo explícito, no tiene inconveniente alguno a la hora de hacerla partícipe de su furia vengadora.
Un apunte final: la película surge de un cortometraje previo del realizador, Araki (The death of a Japanese photographer), donde se encuentra tanto el germen de la historia como los recursos formales del largometraje. En Sitges se proyectó dicho trabajo como complemento del film que comentamos, algo que satisfizo a los estudiosos y completistas, pero que hace flaco favor a la recepción de la película, pues se pierde buena parte de la sorpresa inicial.
No obstante, y desde unos deslumbrantes títulos de crédito sobre montajes de portadas de revistas especializadas en porno, un servidor se rindió incondicionalmente al talento de Morgenthaler. Esperamos con ansiedad ver más trabajos suyos.
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