Después de un considerable retraso, plagado de fechas anunciadas y aplazadas en repetidas ocasiones, se estrenó por fin Llamando a las puertas del cielo, el último trabajo del otrora prestigiosísimo Wim Wenders.
Esta última cinta, donde el cineasta alemán vuelve a trabajar con el actor y dramaturgo Sam Shepard (aquí protagonista y guionista del film), muestra claros síntomas de cansancio, y no sólo los del personaje de la estrella de western venida a menos. Aunque no es una cinta deleznable, se inscribe dentro de la línea de trabajos más recientes de Wenders, como Hasta el fin del mundo, Tan lejos, tan cerca o Tierra de abundancia, dignos pero a años luz de obras maestras como El amigo americano o París, Texas.
Al menos, no resulta tan lamentable como aquel sonrojante The Million Dollar Hotel, a partir de una idea de Bono de U2, y que, más allá de la estupenda banda sonora (algo habitual en la filmografía de Wenders, que cuida mucho las canciones de sus trabajos), no tenía ni pies ni cabeza.
Así pues, Llamando a las puertas del cielo, donde también aparecen Jessica Lange, Sarah Polley y Tim Roth, viene a demostrar que entre el cowboy Howard Spence y el cineasta Wim Wenders hay al menos un rasgo en común: la decadencia que conlleva el paso del tiempo y el peligro de repetirse a sí mismo.
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5 comentarios:
¿Tampoco te volvió loco el último Wenders?
Yo, de su última (y más floja) etapa, destacaría EL FINAL DE LA VIOLENCIA, bastante más interesante de lo que se dijo en su día...
Estoy bastante de acuerdo contigo. Siempre que presenta una película en Venecia, Berlín o Cannes, lo que se lee en prensa acerca de sus declaraciones hace que esperemos la película con los dientes largos, y esa espera pocas veces se ve recompensada como debiera.
Lo contrario que me pasa con Woody Allen: sus argumentos, sus actores, sus palabras, no despiertan en mí más interés del que ya tengo porque sea simplemente un trabajo suyo. Y luego la película, por lo general, es como poco estupenda.
Se me ocurre, en el primer grupo (aunque de forma menos radical, pues sus películas sí suelen satisfacerme bastante) a David Cronenberg.
Y otro David, Lynch, para el segundo grupo.
A que te meto...
Lynch es grande incluso en sus promesas incumplidas, bello incluso en sus mentiras, galimatías pseudolírico para decir que incluso con la menos "lynchiana" de sus obras o "A straight story" construye algo hermoso, profundo,...
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