O no tan inconfesables, porque allá voy: cada vez que empiezo a leer una novela (no me suele ocurrir con la lectura de ensayos, sea de la temática que sean), acabo leyendo la primera página, o al menos los dos o tres primeros párrafos, muchísimas veces. Me cuesta mucho pasar de esa primera página, y tengo la molesta sensación de que es una oportunidad única para agarrarme bien a la novela desde su arranque, llegando a pensar que si sigo adelante sin dar mucha importancia a esas primeras frases, acabaré no entendiendo nada.
Esto viene a cuento de que ayer volvió a pasarme cuando comencé a leer El atlas de las nubes, de David Mitchell, novela que promete bastante. Es más, cuanto más promete un libro, más veces leo su arranque, y esa sensación de que algo se me podría escapar se incrementa.
En fin... manías...
Por cierto, ya se deja ver en las primeras treinta páginas que el libro de Mitchell, titulado Cloud Atlas en su lengua original, va a estar repleto de grandes hallazgos, así que de vez en cuando les regalaré una "mitchelliana" desde este vuestro blog.
La primera, maravillosa, estará disponible en unos minutos...
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