Abandonad toda esperanza

martes, 30 de junio de 2009

Bodrios que hay que ver: Campamento sangriento 3

Como ya dije en su día al hablar de la inenarrable Troll y su todavía más inenarrable secuela, tenemos la sana costumbre de ver las sagas cinematográficas como Dios manda: esto es, en orden cronológico. Pero qué quieren que les diga... Aunque todavía no he visto la segunda parte, cuando me encontré el DVD de esta Campamento sangriento 3 por un euro no pude resistirme...



Recuerdo muy vagamente la experiencia de ver la primera Campamento sangriento, seguramente porque era un bodrio de tomo y lomo que se limitaba a copiar vilmente la de por sí tampoco genial Viernes 13 original de Sean S. Cunningham. Esto es: adolescentes en un campamento de verano que van cayendo como moscas en manos del psicópata de turno. Ahora bien, si hay algo que convierta en memorable a aquella Sleepaway Camp dirigida por Robert Hiltzik en 1983 era su brutal conclusión, que desvelaba la gran sorpresa del film -obviamente, a partir de ahora allá van spoilers a mansalva, ustedes verán si siguen leyendo-: la protagonista del film, Angela, una joven recatada a la que creo recordar su madre o su tía enviaban al campamento, era en realidad su hermano. Esto es: en la primera escena se producía un accidente con una embarcación que prácticamente arrollaba a dos pequeños hermanos, y la película estaba construida para que el espectador pensase que quien había muerto era el niño y no la niña, cuando en realidad era al revés. O sea, algo así como Psicosis mezclado con Jason Vorhees, y con sorpresa remate final que se adelantaba a la de Juego de lágrimas (sí, aquella que fastidiaron las nominaciones a los Oscars).



La película supuso un éxito descomunal en Estados Unidos... pero que no se repitió fuera. De ahí que estemos ante una saga bastante desconocida por estos lares. Pero el taquillazo en su país de origen desató la fiebre de las secuelas: durante la década de los 80 Michael A. Simpson filmaría las entregas segunda -Sleepaway Camp II: Unhappy Campers- y tercera -Sleepaway Camp III: Teenage Wasteland-, que ahora nos ocupa. Y luego ya en la década presente la saga resucitaría en el mercado direct to video con Sleepaway IV: The Survivor, Return to Sleepaway Camp y la inminente Sleepaway Camp Reunion (por lo visto en 3D, como la tercera parte de Viernes 13). Sí, amigos, así se construye poco a poco la historia del séptimo arte.



Pero centrémonos en esta Campamento sangriento 3, y veamos qué cuenta... ¿Acaso lo dudan? Pues cuenta lo mismo de siempre. El film arranca con Angela Baker viviendo en la gran ciudad después de haber sembrado la muerte y destrucción por todo campamento de verano que pasa -por lo visto, la segunda era otra copia más de Viernes 13 y slashers similares-; pero hete aquí que la joven (o sea, el joven) vuelve a sentir la llamada de la sangre, y en una de las escenas más absurdas jamás vistas en una película, asesina a una adolescente atropellándola con un camión de la basura, en cuya parte trasera acaba por lanzar el cadáver para triturarlo. Una vez hecho esto, la sustituye (¡ya llevaba una ropa muy parecida a la de ella!) como una de las invitadas a un proyecto de campamento de verano en el que jóvenes de clase alta (o sea, pijos) y otros de barrios más deprimidos (o sea, poligoneros) van a convivir en paz y armonía. O eso pretenden...



Una vez Angela llega al campamento New Horizons con la identidad de María Castro, conoceremos a sus compañeros y a los dueños del lugar, un matrimonio que cuenta con la interpretación absolutamente desganada y pasada de rosca de Michael J. Pollard, ese extraño actor que vivió su momento de gloria al ser nominado al Oscar por Bonnie & Clyde.



A partir de ahí, más de lo mismo: asesinatos realizados de mil maneras, y la mayoría de las veces apenas vistos -se nota que el presupuesto del film era absolutamente mínimo-, desnudos gratuitos a mansalva, sexo adolescente, diálogos irrisorios y un sentido del humor que ya se sugirió en la primera entrega pero que aquí campa (nunca mejor dicho) a sus anchas. Véase si no la manera de intimidar al prototípico negro aficionado al rap por parte de Angela: antes de matarlo clavándole los utensilios de fijar la tienda de campaña en la cabeza (sic), le canta un rap en mitad de la noche (sic otra vez).



En cuanto al reparto, Pollard aparte, nos encontramos con gente bastante desconocida... pero con pedigrí. Agárrense: Pamela Springsteen, que interpreta por segunda vez a Angela después de la segunda parte, es la hermanísima del boss Bruce, para el que diseñó las portadas de algunos de sus discos (lo que hay que oír). Por su parte la chica buena del film, Tracy Griffith, es la hermanastra de Melanie, señora de Antonio Banderas. Por cierto, y para que vean lo que cunde el tiempo cuando se es un genio del cine: ese mismo 1989, director -el Simpson- y actores -la Springsteen, la Griffith y el Pollard- realizaron otra película, titulada Fast Food ("Comida rápida"), un título que también le vendría de perlas a la película que comentamos, y que podría generar chistes guarretes para iniciados gracias a la presencia en el reparto de la musa Traci Lords.



En fin, aquí concluimos porque no hay más tela que cortar. Les dejo, eso sí, con las curiosas carátulas en formato digital de la mayor parte de la saga. Ojo con la segunda, una de mis favoritas por razones obvias... Y tengan en cuenta que en esta Campamento sangriento 3 también encontrarán un homenaje explícito al bueno de Jason Vorhees...









2 comentarios:

Francisco J. Ortiz dijo...

Muy agradecido, compañero. :-)

Vigilaré su página, téngalo por cierto.

Crowley dijo...

Madre mía! qué tiempos de niñez-adolescencia me he pasado viendo (y disfrutando) este tipo de cine. Ay, la nostalgia


Estadísticas