Hay que agradecerle a la editorial Ponent Mon que, intercalando la edición de las nuevas entregas de La época de Botchan, Seton y esta La cumbre de los dioses, no nos deje casi ningún mes sin nuestra dosis de Jiro Taniguchi, un mangaka que desde obras como Barrio lejano, El olmo del Cáucaso, El rastreador, El viajero de la tundra o El almanaque de mi padre (esta editada por Planeta; el resto, por la propia Ponent Mon) nos ha fascinado con su minuciosa descripción de personajes y su certero retrato tanto de las urbes actuales como muy especialmente de la naturaleza salvaje, convirtiéndose en una suerte de clásico contemporáneo de la historieta japonesa.
En esta tercera entrega de La cumbre de los dioses, y con la complicidad del guionista Baku Yumemakura, Taniguchi sigue profundizando en su retrato del universo del alpinismo, un mundo que refleja como la comunión perfecta del hombre con el entorno natural. Pero en esta ocasión, y a diferencia del volumen anterior que reflejaba los inicios en el arte del alpinismo del mítico Joji Habu, el último montañero, ahora el protagonismo vuelve a recaer en Fukamachi y la acción se desarrolla casi toda ella en tiempo presente.
Así, los autores nos relatan cómo Fukamachi vuelve a Nepal en busca de Joji Habu y de la cámara fotográfica que pudo pertenecer al célebre escalador Mallory. En Katmandú, y en compañía de Ryoko (un personaje al que conocimos en el volumen anterior), todo se complicará cuando algunos individuos de moral dudosa se percaten de que la cámara que Fukamachi busca podría tener más valor del que él quiere confesar...
De esta forma, el tercer volumen de La cumbre de los dioses se convierte en algunos momentos en un trepidante thriller, secuestro incluido, cercano al género negro... Un recurso este que, también entonces vinculado al mundo del alpinismo, ya practicó Taniguchi con excelentes resultados en la soberbia El rastreador.
No obstante, Yumemakura y Taniguchi no prescinden de reflejar con minuciosidad la historia de las ascensiones a las cumbres: las primeras páginas de esta entrega relatan, con autoridad y rigor, las distintas expediciones inglesas que intentaron coronar la cumbre del Everest entre 1921 y 1938; en total, siete incursiones que acabaron todas ellas en fracaso. Tuvieron que pasar quince años para que el inglés Edmond Hillary y el sherpa Tenzing Norgai coronaran la cumbre de la montaña más alta del mundo el día 24 de mayo de 1953.
Con todo, los autores no se limitan a reflejar las peripecias de los alpinistas que han marcado la historia de este deporte de riesgo, y dan una auténtica lección de historia que dota de una gran verosimilitud a personajes de ficción como Fukamachi o Habu, este llamado Bikar San por los habitantes del Nepal. Así, durante la búsqueda que el primero efectúa tras los pasos del segundo, Yumemakura y Taniguchi nos informan del conflicto étnico entre Nepal y Butan, que estalló en la década de los 90, o de las características del ejército ghurka, la legión extranjera del ejército británico compuesta por soldados nepalíes, al parecer expertos letales en la lucha cuerpo a cuerpo.
"¿Por qué los hombres suben las montañas?", se pregunta un anciano, uno de los personajes secundarios de este volumen. Mientras Baku Yumemakura y Jiro Taniguchi no den con la respuesta, o la encuentren pero dilaten el momento de hacernos partícipes de ella, tendremos La cumbre de los dioses, una historia de superación y redención tan del gusto del autor de El caminante, para rato. Así sea.
Post scriptum.- La segunda viñeta de la página 324 presenta un bocadillo donde falta fexto. Para corregirlo, la web de la editorial informa de lo que debería haber aparecido publicado, que no es otra cosa que el parlamento que sigue: "Sí. Cuando muere un lama importante, muchos vienen a rezar por él".
Título: La cumbre de los dioses (vol. 3)
Autores: Baku Yumemakura (guión) / Jiro Taniguchi (dibujo)
Editorial: Ponent Mon
Fecha de edición: marzo de 2008
336 páginas (b/n) - 18 €
(+) Los volúmenes anteriores de La cumbre de los dioses:
- Volumen 1
- Volumen 2
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