Abandonad toda esperanza

domingo, 25 de mayo de 2008

Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal: El miedo al crepúsculo



Nada más y nada menos que diecinueve años son los que ha tardado el personaje de Indiana Jones en volver a la gran pantalla: en 1989 se estrenó Indiana Jones y la última cruzada, que con el relato de su origen secreto (con Indy encarnado por el malogrado River Phoenix) y la presentación del padre del protagonista (nada más y nada menos que Sean Connery) parecía poner punto y final a lo que iba a ser una trilogía cerrada; y ha sido en este 2008 que Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal ha devuelto a la actualidad al más popular arqueólogo del séptimo arte.



Y ha ocurrido lo que nos esperábamos: por un lado, el éxito inmediato en la taquilla durante el primer fin de semana ha sido arrollador; por otro, la sensación general entre el público que ya la ha disfrutado es el de una decepción absoluta. Y ante esto cabe preguntarse: ¿la culpa de esto último es de los responsables del film o de los propios espectadores y sus desorbitadas expectativas?



En nuestra opinión está claro que es de estos últimos, y aunque un gran número de los que la han visto argumenten que esta cuarta película "no es como las anteriores" o "no conserva el espíritu" o "no tiene la magia" de los filmes previos, en realidad es bastante similar a estos. Así que, o bien En busca del arca perdida, El templo maldito y La última cruzada no eran tan buenas, o esta no es tan mala...



Pero el público ha envejecido, y por más que conserve buena parte de la capacidad de fascinación por el espectáculo que suponen las peripecias del personaje creado por George Lucas y materializado con maestría por un portentoso Steven Spielberg, la mitificación que han aplicado a sus aventuras fílmicas ha jugado en contra de la nueva entrega.



La acción del film acontece, con lógica, unos veinte años después de la trilogía original; así pues, estamos en los Estados Unidos de los años 50, una época que tanto Lucas como Spielberg conocen muy bien: el primero, como director de la generacional American Graffiti; el segundo, como productor de la primera entrega de Regreso al futuro. Es en esta época que el profesor Henry Jones todavía ejerce de arqueólogo en activo, de aventurero en continua busca de valiosas reliquias del pasado, aunque el paso del tiempo no perdona y ya no es lo que era...



Al film puede criticársele que no sabido (o no ha querido) explorar todas las posibilidades que proporcionaba a priori: el paso del tiempo de la ficción, así como el avance indisimulable de la edad de Harrison Ford, hubieran permitido construir una mirada crepuscular del personaje que habría enriquecido considerablemente la saga: una suerte de Sin perdón del cine de aventuras, oscura, pesimista y adulta, y que podría haberse convertido en una obra maestra de Spielberg a la altura de Tiburón, La lista de Schlinder o Munich. Pero el guión de David Koepp opta por olvidarse de los primeros apuntes al respecto para acabar por ofrecer al público lo que quiere: acción sin fin, persecuciones trepidantes e inverosímiles; es decir, aventura y espectáculo en estado puro.



Y precisamente el darle lo que quiere al público ha hecho que este le dé la espalda a este nuevo relato de Indiana Jones, y muchos espectadores han argumentado con una pasmosa falta de lógica lo increíble de El Reino de la Calavera de Cristal, criticando particularmente su (previsible) giro final hacia la ciencia ficción, cuando al parecer se creen a pies juntillas la maldición del arca que conservaba los mandamientos de Moisés, que el líder de una secta religiosa sea capaz de arrancar el corazón de los sacrificados con su mano y que estos sigan viviendo después, o que el fantasma del caballero que custodia el Santo Grial siga haciéndolo 700 años después de su muerte...



Así pues, Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal es una digna entrega de la saga, mejor o peor que las anteriores según el gusto de cada uno, la calidad de la sala o la televisión donde las vea, o el humor que tenga durante la jornada en cuestión; porque la estructura narrativa es la misma que las de las entregas anteriores, así como el género, y Harrison Ford está tan bien (o tan mal, allá cada cual) en esta como en cada una de las cintas previas.



Por supuesto, el cuarto film trata de aportar algunas novedades: en esta ocasión, el retorno de Marion Ravenwood (Karen Allen), la protagonista de En busca del arca perdida, así como el descubrimiento de que Indy y ella tuvieron un hijo en común, encarnado por Shia LaBeouf. Por lo demás, el film parece conservar la estructura de la saga: los títulos impares son aquellos que buscan una reliquia del cristianismo, y los enemigos son los nazis; en cambio, las cintas pares presentan objetos codiciados pertenecientes a otras culturas exóticas (en el caso de la calavera de cristal, muy exótica), y los enemigos son otros: en El templo maldito, el culto thugee, aquí, la división del ejército ruso de Stalin que investiga fenómenos parapsicológicos, liderados aquí por una villana encarnada por una divertida Cate Blanchett.



Por supuesto, no faltan nuevos y solventes actores de carácter (Ray Winstone, John Hurt, Jim Broadbent) en papeles secundarios, así como algunos homenajes dedicados a los fans de la saga: varias referencias a Marcus (Denholm Elliot), una fotografía de Henry Jones Senior en el despacho del protagonista... o hasta un vistazo fugaz al arca perdida en una caja de un almacén secreto del gobierno de los Estados Unidos, tal y como se ocultó al final de la primera entrega.



Todos estos elementos configuran un digno colofón -si es que termina aquí, por supuesto- a la saga, de la que muchos auguran una nueva continuación con el personaje de Henry Jones III como nuevo protagonista... aunque el requiebro final de Indiana / Ford (esto es, de Spielberg y Lucas) parece hacerles un guiño a los seguidores irredentos del Indiana Jones original, esos que se han sentido tan defraudados porque la película les ha dado precisamente lo que le pedían: más de lo mismo.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

A los espectadores que no nos ha gustado agradeceriamos no nos trasen como si no supieramos darnos cuenta de las cosas (de las que usted claramente si se da cuenta) y nos permita que aunque las pelis de Indiana sean siempre una "flipada" nos de por saco una trama tan de ciencia ficcion (un fantasma del siglo XII es ciencia ficcion?) y algunas salidas de tono realmente excesivas para la saga.

Y cuidado que al final le muerdo un ojo, eh?

:-P

Francisco J. Ortiz dijo...

No, si para empezar yo le permito lo que ud guste... pero sospechaba que el problema de la trama de ciencia ficción es que les resultase increíble (como increíble es el fantasma del siglo XII), y no que fuese "de ciencia ficción". ¿Qué problema tiene la ciencia ficción de por sí?

(Aparte de que aquí aparece relacionada con las creencias mitológicas históricas, algo muy de Indiana Jones...).

En cuanto a las salidas de tono "excesivas", como entiendo que no hay un excesómetro que mida cuándo algo es realmente excesivo y cuándo no, supongo que lo mejor es dejarlo al juicio de cada uno, y ud es muy libre de sentir que aquí se pasan tres pueblos (bueno, tres se pasaban en las anteriores, aquí sospecho que ud diría nueve o doce), igual que yo soy muy libre de decir que se pasan todas los mismos pueblos a mi parecer...

¡Fascista! ;-)

Anónimo dijo...

No hay pueblos suficientes para mi ira!!!!

¡Rojo!

Anónimo dijo...

Dos palabras:

Nevera antinuclear.

Y no digo más.


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