Abandonad toda esperanza

viernes, 3 de agosto de 2007

El Manglar: Un cofre lleno de tesoros

Las altas expectativas que crea en el lector cada nueva entrega de El Manglar, sobre todo desde el anterior (y muy memorable) número 3, se debe a una sencilla razón: el desbordante talento de los autores implicados.



Después de dos primeros números más que competentes pero irregulares, el tercer número puso el listón muy alto. Sorprendentemente, la cuarta entrega de este magazine de historieta e ilustración publicado por Dibbuks mantiene el nivel y en algunos momentos incluso lo supera.

Si no, presten atención a la nueva serie de Dupuy y Berberian, Bobolandia, de estructura fragmentaria pero encomiablemente compacta, y que revela con sana ironía la superficialidad de la sociedad contemporánea, consiguiendo que el lector esboce una amarga sonrisa en su rostro. Con ella se abre, de forma impecable, este cuarto Manglar.



Por si esto fuera poco, Carlos Vermut, autor revelación del último Salón del Cómic de Barcelona gracias a El Banyán Rojo, protagoniza la revista gracias a su atractiva portada, una interesante entrevista y el arranque de R.O.M., lo que podría ser su nueva serie tras la divertida Doble sesión, y donde consigue un inicio propio de thriller de suspense cargado de ambigüedad.

Pero aún hay más: Young Americans es un interesantísimo y revelador experimento de Émile Bravo, que en ocho páginas (en realidad, cuatro que vuelven a repetirse pero con diálogos distintos) explora las posibilidades de la narración gráfica, a la vez que homenajea y parodia la inocencia camp de épocas pretéritas. Hay que leerlo para creerlo.



Y la última joya a destacar es Llerk Valley, de Jorge Parras: el autor, al que algunos han llamado muy adecuadamente "el Johnny Ryan español", relata la historia de amor entre una niña y una rata muerta (sic) en el marco de una plácida zona residencial, en una historia que complementa y enriquece la anterior visión de Bravo.

Hasta aquí, las joyas indiscutibles que esconde este número de El Manglar. Pero no pierdan de vista al Frederik Peeters de ¡Vaya mierda!, o la nueva entrega de El vecino de García y Pérez, que sigue parodiando las constantes del cómic superheroico, aunque en esta ocasión con un trabajo gráfico menos cuidado que en otras ocasiones.



Por su parte, Paco Alcázar, por lo general un autor inspirado, consigue una de las mejores entregas de su Antes del desastre, y el Cosmik Roger de Julien y MO/CDM, que no es precisamente santo de mi devoción, está particularmente inspirado en esta ocasión.

Si a todo esto sumas que la sección "La última hoja" presenta al imprescindible Miguel Brieva, y que la galería tiene como protagonista a Shag (padre espiritual de Jordi Labanda, pero poseedor de un mundo más inquietante y provocador que este: no dejen de buscar al suicida, la granada explosiva o el muñeco de ventrílocuo en sus, aparentemente, inocentes ilustraciones), el resultado no es otro que una imprescindible panorámica de lo que puede ofrecer la mejor historieta actual. Avisados quedan.


Título: El Manglar n.º 4
Autores: Varios autores (guión y dibujo)
Editorial: Dibbuks
Fecha de edición: julio de 2007
68 páginas (color) – 3,90 €


Para leer las críticas de las entregas anteriores, pinchen en:
El Manglar n.º 1
El Manglar n.º 2
El Manglar n.º 3

[Imágenes: Bobolandia, Young Americans, Llerk Valley.]

1 comentario:

Kalashnikov dijo...

Sólo discrepo contigo en cuanto a la entrega de Paco Alcázar. Empiezo a pensar que se repite...


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