Abandonad toda esperanza

lunes, 22 de enero de 2007

El manglar: un lugar donde vale la pena perderse

En este vuestro blog ya nos hemos hecho eco en alguna ocasión de la triste situación de las revistas de cómic (que no sobre cómic, aunque también) en España. Tras la progresiva desaparición de El Víbora y Mr. K, el panorama empezaba a ser desolador. Pero desde que se anunció la salida de El manglar, revista bimestral de historieta e ilustración editada por Dibbuks, esta publicación fue saludada ya a priori como un oasis en medio del desierto.



Una vez saboreado el primer número, podemos decir que las expectativas se han visto, al menos por el momento, razonablemente cumplidas. Como es lógico, la calidad de las historietas es irregular, dado el gran número de colaboradores que publican en sus páginas, pero el balance final es claramente positivo.

Podríamos destacar, por ejemplo, "Rebajas", la primera entrega del prometedor Sento de Sergio Córdoba, que con simpatía y desparpajo muestra el lado oculto de nuestro devenir cotidiano; o "Doble sesión" de Carlos Vermut, una idea conseguida ejecutada con un trabajo gráfico impecable; o la breve pero demoledora contribución de Mauro Entrialgo.



Mención aparte merece "Ben Qutuz Brothers" de Émile Bravo, una de las historias más extensas en páginas (diez) pero breves en diálogo (estrictamente hablando, ninguno), y que demuestra el alcance universal del código de los símbolos, en esta historia conmovedora y sin concesiones que esconde tras su aparente humor una amarga reflexión sobre el conflicto ideológico entre Israel y Palestina.



Pero si este primer Manglar tiene un protagonista, ese es sin duda Manel Fontdevila. No sólo porque suya sea la portada y porque protagonice la (interesantísima) entrevista central, sino porque su historieta "La carta" es posiblemente lo mejor de toda la revista. En apenas dos páginas, y con lo que en el lenguaje cinematográfico sería un único plano secuencia que muestra una conversación entre los dos protagonistas en la mesa de un café, un Fontdevila en estado de gracia, a medio camino entre Raymond Carver y su discípulo en el noveno arte Adrian Tomine, demuestra que en apenas unos esbozos y con unos diálogos que sugieren más que muestran (ojo al oficio que desempeña uno de los interlocutores, el cual le permite ir armado) se puede mostrar muy mucho de la condición humana y de las relaciones de dependencia, muchas veces forzadas, que se pueden establecer entre dos personas; al mismo tiempo que confirma que su obra es mucho más que La parejita (aunque si se hubiese quedado en eso tampoco se lo íbamos a reprochar).



Por si esto fuera poco, y aparte de otras historietas, secciones críticas a cargo de, entre otros, Borja Crespo y Óscar Palmer, un texto sobre Juanjo Sáez y una galería de ilustraciones del alicantino Pablo Auladell completan este estupendo debut. Ahora sólo queda esperar la confirmación de una apuesta en firme por parte de Dibbuks en los próximos números de El manglar. Acudiremos al kiosco a comprobarlo.


Título: El manglar n.º 1
Autores: varios autores
Editorial: Dibbuks
Fecha de edición: enero de 2007
66 páginas (color y b/n) - 3,90 €


[Ilustraciones: C. Vermut, E. Bravo.]
[Fotografía: Manel Fontdevila © Dibbuks.]

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