El cómic original ya fue adaptado en los años 70, con más o menos fidelidad, en dos producciones dirigidas por Fujita Toshiya. Ahora, en esta nueva versión de Shinsuke Sato, sus responsables trasladan la acción quinientos años en el futuro, y se toman bastantes libertades con el original literario.
Y es que, en The Princess Blade, el motivo de la venganza pierde enteros en importancia ante otros factores, como la lucha entre los guerreros al servicio de los dirigentes (de los que forma parte Yuki, la protagonista, hasta que descubre que su líder fue responsable de la muerte de su madre) y grupos de terroristas rebeldes (donde milita un joven que mantendrá con Yuki una relación de afecto una vez ésta huya de sus antiguos compañeros).
El film, aunque entretenido, queda lejos de las excelencias de Lady Snowblood, pues pierde el peso épico del mismo, y no digamos ya la reconstrucción histórica de la que el manga hace gala, al más puro estilo de Osamu Tezuka. La película, simplemente, se deja ver... siempre que no se le pidan peras al olmo.
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