Como dijo una vez el bueno de Albert Solé, ese crítico al que un servidor le debe tanto aun cuando no siempre comparte sus opiniones, una de las mayores satisfacciones que puede tener el escribir en algún medio público, ya sea este vuestro blog, ya sea en prensa especializada o no, es llamar la atención a aquellos que te leen sobre algo que podría pasarles desapercibido y a lo que acaban prestando atención gracias a tu encendida recomendación.
Un buen ejemplo de esto que les comento es el Gregory de Marc Hempel, cuya publicación en España ha sido bastante accidentada: tuvieron que pasar varios años hasta que una editorial española, Planeta de Agostini, lo publicase aquí; y no sólo eso, sino que su edición se ha espaciado a lo largo de muchos meses, apareciendo el primer volumen en verano del 2005 y el segundo hace apenas unas semanas, en diciembre del año pasado.
Pero la espera ha valido la pena, y todos los premios y menciones que ha recogido Hempel por su célebre obra desde que Piranha Press (división de cómic independiente de la propia DC, anterior en el tiempo y más experimental que la línea Vertigo) lo publicase a finales de los 80 se confirman como más que merecidos.
Gregory cuenta la historia (si es que puede decirse que tenga una historia que contar, que esa es otra) del niño que da título a la obra, un pequeño demente hospitalizado en un centro psiquiátrico. En su soledad, sólo paliada por la presencia de un par de ratas (Herman Vernin y Wendell) a las que su locura otorga voz y una marcada personalidad, exclama, entre balbuceos incomprensibles, "¡Yo Gregory!"; y es a través de sus extraños ojos que Hempel nos da su particular visión de la condición humana y de la delgada y difusa línea que separan la cordura de la locura.
Hempel consigue con Gregory, por un lado, que nos emocionemos y nos entristezcamos, nos divirtamos y nos inquietemos, en apenas unas viñetas, y muchas ocasiones con escasos o nulos diálogos. Gregory, en muchas ocasiones, parece una broma cruel que se vende como un cómic de pura diversión (ya saben, el consabido "¡Te desternillarás con las ocurrencias de Gregory!" y similares que salpican las contracubiertas y la publicidad de la serie) y que acaba congelando la risa en tu rostro. Sí, es cruel. Pero de broma no tiene nada.
Y, por otro lado, como artista del medio, Hempel exprime hasta el límite las posibilidades narrativas del mismo, con unas composiciones de página riquísimas, que alternan desde viñetas muy pequeñas a dobles splash pages, pasando por la clásica composición de seis o nueve cuadros por plancha.
¿Es Marc Hempel un demente? Si atendemos a la fotografía que lo muestra disfrazado del Dr. Extraño creado por Stan Lee y Steve Ditko, podría pensarse que sí. Pero en las páginas de su Gregory encontrarán una lucidez más allá de toda encantadora locura. Y pese a lo extenso de esta nota, créanme, estamos hablando de un cómic inclasificable... e inexplicable. Hay que leerlo; porque estamos ante una obra maestra incontestable del noveno arte, y no diré que está a la altura del Peanuts de Charles Schultz solamente para no ser lapidado en una plaza pública.
Título: Gregory (2 vols.)
Autor: Marc Hempel (guión y dibujo)
Editorial: Planeta de Agostini Comics
Fecha de edición: junio de 2005 – diciembre de 2006
176 + 144 páginas (b/n) – 7,95 € c/u
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