Abandonad toda esperanza

jueves, 24 de mayo de 2007

Comida basura, vidas basura

En su libro Fast Food, Eric Shlosser denuncia el entramado económico sobre el que se sustenta la industria de la comida rápida en Estados Unidos, una red de influencias que muchas veces roza lo ilegal y lo insalubre.



Dada la relevancia del libro no es de extrañar que pronto saltara a la gran pantalla, de la mano del director Richard Linklater y de un gran reparto donde destacan Greg Kinnear, Patricia Arquette, Ethan Hawke o unos episódicos Luis Guzmán, Kris Kristofferson y Bruce Willis. El resultado es Fast Food Nation, una cinta todavía inédita aquí pero que no debería tardar en llegar a nuestra cartelera.



Richard Linklater es un cineasta que se mueve con soltura entre el cine intimista (Antes del amanecer y Antes del atardecer) y el comercial (Escuela de rock), entre la tradición (este Fast Food Nation) y lo experimental (Waking life y A scanner darkly). Esto le ha llevado a ocupar un lugar muy sui generis en el Hollywood de nuestros días.



Este film que aquí comentamos, su último trabajo estrenado hasta el momento, tiene una estructura coral, alternando las vidas de diversos personajes alrededor del universo de la fast food: por un lado, el ejecutivo de marketing (Kinnear) que investiga una situación delicada de su empresa de comida rápida, Mickeys; por otro, la joven trabajadora (Ashley Johnson) en relación con sus compañeros de trabajo, su madre soltera (Arquette) y su tío militante (Hawke); y, finalmente, el de un grupo de mexicanos que trabajan en el matadero y que viven ilegalmente en los Estados Unidos.



Del reparto, llama la atención nuevos fichajes que complementan a los nombres citados: Paul Dano revalida los méritos de Pequeña Miss Sunshine, descubrimos a Ashley Johnson, Catalina Sandino Moreno (la revelación de María llena eres de gracia) demuestra su indiscutible talento... y hasta la cantante Avril Lavigne tiene una intervención como adolescente contestataria.



El problema de Fast Food Nation, si es que tiene alguno, es que a estas alturas no nos va a descubrir nada nuevo, al menos a los que intentamos estar un poco al tanto del mundo en el que vivimos: como el personaje de Kristofferson afirma, si alguien te mata por cinco centavos, no es nada personal. Solo lo hace por esos cinco centavos extra. Pero eso es algo que ya sabíamos.



Ahora bien, la realización de Linklater y el buen trabajo del reparto justifican con creces su visionado. Especial mención de este último merece al sector latinoamericano, sin olvidar a un ajustado Greg Kinnear y a Bruce Willis, que en solo una escena de la que dispone, vuelve a demostrar que es el mejor actor-estrella del cine norteamericano actual.



El final amargo de la cinta, algo inhabitual para ser una producción hollywoodiense, deja un poso de tristeza en el espectador, que comprueba que para que la comida basura llegue a los establecimientos, muchas vidas anónimas caen en una basura vital tan nociva como aquella. Fast Food Nation es el complemento (de ficción) ideal para un programa doble junto con el documental Super Size Me. Nunca volverás a mirar una hamburguesa del mismo modo.

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