Abandonad toda esperanza

martes, 12 de diciembre de 2006

Buffy a la francesa

Está visto que cuando los franceses se ponen a hacer fantasmadas, no consiguen engañar a (casi) nadie. Los italianos son los reyes del cine de serie B (y Z), los norteamericanos no les van demasiado a la zaga, pero los franceses... eso es otro cantar.



Bloody Mallory es un buen ejemplo de ello, como lo fueron en su día, por poner algunos casos, Dobermann o El Quinto Elemento; esta última, la peor película de Luc Besson, con un Gary Oldman ridículo y un Bruce Willis que no se creía el desaguisado en el que se había metido.

En esta ocasión, el director Julien Magnat ha concebido una heroína cuyo carácter y estética se mueve entre iconos del noveno arte, como Tank Girl o Painkiller Jane, y la ha metido en una trama (por llamarla de alguna forma) a medio camino entre Buffy la Cazavampiros y las chicas de Enjabonadas... perdón, Embrujadas.



¿Qué cuenta Bloody Mallory? Pues bastante poco: el enfrentamiento entre la protagonista, interpretada por la atractiva Olivia Bonamy (vista recientemente en la interesante Ils), una joven atormentada porque su prometido se reveló como un demonio en su noche de bodas y tuvo que matarlo, y los sicarios del Mal, en un advenimiento apocalíptico que pasa por el secuestro del Santo Papa. En esta lucha, la primera se ve apoyada por su peculiar escuadrón, formado por Vena Cana, una drag queen experta en explosivos, y Talking Tina, una niña muda y telépata que se apodera de cuerpos ajenos.

Y poco más. Eso sí, que nadie se llame a engaño: aunque sin llegar al caso de la citada cinta de Luc Besson, esta Bloody Mallory cuenta con un presupuesto holgado, siendo un producto de serie Z sólo en sus pretensiones autoparódicas y en su desvergonzada mezcla de géneros, en este caso el fantástico y la comedia.



Téngase en cuenta que para financiar semejante despropósito se reunió en la producción capital francés y español, de ahí la presencia en el reparto de Adrià Collado en la piel del Padre Carras (sic), un sacerdote catalán armado al más puro estilo Policía del Vaticano como ni los Monty Python se habrían atrevido; así como la aparición hacia el final de la cinta de la actriz y modelo María Jurado.

Pues eso: un Buffy a la francesa, pero sin la gracia ni la implicación con el público que consigue la popular teleserie de Joss Whedon. Para esto, qué quieren que les diga, prefiero el descaro italiano: un Dario Argento en sus mejores momentos, o unos zombies de Lucio Fulci, o la Dellamorte Dellamore de Michele Soavi, heredero de los anteriores. Definitivamente, dejando aparte las pelucas de sus protagonistas, no hay color.

2 comentarios:

Pep dijo...

Fran, entre lo que cuentas de la película, la foto del drag queen con un Papa que parece la versión casposa de Picard, Adrià Collado de Exorcitator y la foto de grupo final, me has ACOJONADO.

Por no hablar que me he quedado 10 minutos ciego y he tenido que dormir una siesta para poder escribir esto...

Francisco J. Ortiz dijo...

Es que la frase promocional de LA MOSCA ("Tenle miedo, mucho miedo") le pega bastante más a esta cinta. Y a otras muchas, porque, por citar otra frase cinematográfica famosa, "he visto cosas que vosotros no creeríais..." :-)


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