La semana pasada nos dejó Glenn Ford, uno de los últimos actores vivos de la era dorada de Hollywood. Para los mitómanos siempre será el protagonista de Gilda junto a Rita Hayworth, con la bofetada más famosa de la historia del cine; para los amantes del cine negro, será recordado por sus papeles en Deseos humanos y Los sobornados de Fritz Lang, junto a Gloria Grahame; y para los aficionados al mundo del cómic, Ford fue la versión en carne y hueso de 'Pa' Kent, el padre adoptivo de Kal-El en el fundacional Superman de Richard Donner.
Aprovechando el deceso, y dentro de su ciclo "Una del Oeste", La 2 emitió anoche Un paraíso a golpe de revólver, uno de sus westerns de serie B a finales de los 60. Sin ser nada del otro mundo, esta película de Lee H. Katzin sigue funcionando como muestra de un cine de género sin demasiadas pretensiones, ofreciendo entretenimiento a lo largo de los poco más de noventa minutos que dura.
En el film, Ford encarna a un ex pistolero reconvertido en predicador; por ello la cinta entra dentro del subgénero de hombres de paz obligados a coger las armas para enfrentarse a los abusos de sus enemigos (en esta ocasión, unos vaqueros que se oponen a compartir tierras con los ovejeros y sus rebaños).
En esta película ya se encuentran elementos, como cierto sadismo en algunas escenas de violencia (el esquilamiento de Scotty, la violación de una joven mestiza) que marcan el paso del western clásico al crepuscular, marcado por las cintas de Sam Peckinpah, los westerns europeos de Sergio Leone o los primeros trabajos en el género de Clint Eastwood, como Infierno de cobardes.
Esperemos que no sea el único homenaje tras su fallecimiento, y se sigan emitiendo películas de este gran actor de Hollywood.
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