Gracias por fumar es una ácida comedia sobre la industria tabacalera en Estados Unidos y los grupos de presión a favor y en contra de la misma. Nick Naylor, su protagonista, encarnado por un espléndido Aaron Eckhart, trabaja como portavoz de la industria, defendiendo los derechos de los ciudadanos del país a fumar libremente. Esto le lleva a ser considerado por sus oponentes como el responsable de un sinfín de muertes al año...
El guión de la cinta está jalonado de perlas, muchas de ellas puestas en boca del protagonista y expresadas a través de la voz en off. También habría que destacar los diálogos de sus reuniones a la hora del almuerzo con dos portavoces de la industria del alcohol y de las armas, así como la encendida sátira que tiene como objetivo el mundo de las productoras cinematográficas, representadas aquí por un irrisorio personaje interpretado a la perfección por Rob Lowe. La política y el periodismo tampoco salen demasiado bien parados.
Hay que agradecerle al guionista y director Jason Reitman el cinismo de la primera parte del film, que lo acerca a una de las mejores películas vistas este año: El señor de la guerra, de Andrew Niccol. Pero lamentablemente el resultado final queda muy lejos de la cinta protagonizada por Nicolas Cage; aquí las ideas se agotan pronto y hacia el final hay un marcado conservadurismo, cercano a la moraleja, en la actitud, casi redentora, del protagonista.
Así pues, esta película protagonizada por "el Sultán de la Manipulación", como afirma su hijo que lo llaman en Newskeek, se deja ver... Pero la mejor película contemporánea sobre la industria del tabaco sigue siendo The Insider (El dilema), de Michael Mann.
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