Abandonad toda esperanza

martes, 6 de noviembre de 2007

Bodrios que hay que ver: Aullidos

Ya oigo en el horizonte cómo los visitantes de este vuestro blog, de indudable gusto estético y férreo criterio crítico a prueba de bombas (a todo esto, ¿qué hacen leyendo esta sección?), ponen el grito en el cielo: ¿Aullidos, un bodrio? ¡Hereje¡ ¡Apóstata! ¡Anatema!



No se precipiten: este Aullidos no es el Aullidos de Joe Dante, ese clásico contemporáneo que en 1981 dio una nueva perspectiva al cine de hombres lobo, y que -si me permiten- me parece algo sobrevalorado. No; tras este Aullidos se esconde The Breed, una producción de Wes Craven dirigida por Nick Mastandrea y estrenada el año pasado, y que nada tiene que ver con la anterior (vamos, que no es el enésimo remake de la temporada).



La película, tras un prólogo en el que un playboy de saldo y su rubia tonta particular llegan a una isla y son atacados por una cámara de cine salvaje, presenta a los personajes protagonistas, un grupo de jóvenes formado por, a saber: un joven responsable y estudioso que va para médico y al que su hermano, novia y amigos convencen para pasar un fin de semana alejado de los libros; el hermano mayor del anterior, un tipo rebelde cuya experiencia vital le hace estar de vuelta de todo; la novia del primero (y ex novia del segundo, para darle algo de vidilla a la cosa); una amiga, de pelo rubio y corto para distinguirla a primera vista de la anterior (morena de pelo largo); y el amigo negro (sí, el negro de toda la vida de Dios, para distinguirlo a primera vista del resto, que son más bien blancos).



Bueno, blancos con la salvedad de Michelle Rodriguez, esa actriz latina que (Perdidos aparte) está conformando una de las filmografías más pobres de los últimos años: dejando a un lado su interesante debut, Girlfight, las películas que le dieron la fama son la primera Resident Evil y ese bodrio de sorprendente éxito titulado The Fast and The Furious (A todo gas), a las que siguieron cosas como Al filo de las olas o BloodRayne, junto a su novia Kristanna Loken.

Pues aquí, como en Perdidos, la pobre Michelle se pierde también en una isla... donde la amenaza no es otra que una manada de perros que podrían estar enfermos de rabia en el mejor de los casos y enfermos de otra cosa en el peor. Obviamente, tratándose de un film de terror, es el peor de los casos, y no tardaremos en descubrir que los cánidos son el resultado de misteriosos experimentos genéticos desarrollados en aquella isla en el pasado.



Así que sí, la anterior fotografía pertenece al film, no a Jara y sedal, como seguro que han pensado al verla. ¿Les parecen amenazadores los chuchos? No, ¿verdad? Pues es la misma sensación que dan viendo la película al completo, experiencia que se hace eterna y deberían experimentar aquellos que dicen que Jean-Luc Godard o Alain Resnais hacen películas aburridas. Comparándola con Aullidos, toda la filmografía de la Nouvelle Vague francesa parece producida por Jerry Bruckheimer.



¿Los responsables? El primero, claro, Nicholas Mastandrea, director de este subproducto, y que antes había ejercido de ayudante de dirección o técnico de cámara en varios films de dos veteranos del género como George A. Romero (Martin, Zombi, Los caballeros de la moto, Creepshow, La mitad oscura, etc.) y Wes Craven (El sótano del miedo, La nueva pesadilla, Un vampiro suelto en Brooklyn), así como de productor asociado de algunos recientes largometrajes de este último: las tres películas de Scream, La maldición y Música del corazón, su incursión fuera del género. Con The Breed cambian las tornas y Craven le devuelve el favor produciendo su debut como realizador.



Veamos: amigo Wes, ¿qué necesidad había de esto? Tú, que puedes vivir de las rentas (artísticas, y seguro que económicas también), ¿por qué le haces esto al género que te ha dado todo y al que se lo has dado todo? Podríamos decir que el hombre que con La última casa a la izquierda inauguró en 1974 el horror verité (junto con el Tobe Hooper de La matanza de Texas, aunque todo el mundo se acuerde solo de este), y que diez años más tarde creó al villano del cine de terror definitivo de los años 80 (el Freddy Krueger de Pesadilla en Elm Street), ya no tiene nada que demostrar y se ha ganado nuestro respeto por toda la Eternidad. Pero como siga produciendo engendros como este, se lo vamos a perder.



Y supongo se preguntarán: ¿hay algo que se salve del film? ¿Tiene algo de meritorio, por pequeño que sea? Pues solo se me ocurre algún momento aislado (impagable aquel en el que el héroe del film, armado con un arco, intenta defender a una de sus compañeras... y acaba atravesando la pierna de la chica con una flecha), así como que quizá sea esta la primera película de la Historia del Cine que consigue que Michelle Rodriguez parezca una chica normal y no un guerrero del Bronx a lo Enzo G. Castellari.



En fin... Como verán, un bodrio que conviene evitar de todas las maneras posibles. Y es que una vez sufrida la película al completo, cabe preguntarse: ¿podría haberse hecho peor? Solo se nos ocurre una forma: olvidándose de quitarle la tapadera al objetivo de la cámara. Aunque, pensándolo mejor, eso que nos habríamos ganado.

[Fotografía 6.ª- Wes Craven.]

2 comentarios:

El chamán dijo...

"Impagable aquel en el que el héroe del film, armado con un arco, intenta defender a una de sus compañeras... y acaba atravesando la pierna de la chica con una flecha"

¿Homenaje encubierto a Shaun of the dead?

Anónimo dijo...

Lo del imcomprensible exito de A todo gas es broma ¿verdad? si es una magnifica peli romantica, es que la gente comprendio al instante que se traba de la historia de amor del ruabiales por Vin Diesel. Tienes que revisarla.
La que es mala es la segunda, y la tercera me imagino que peor.


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